4.3.20

Del coronavirus saldremos, pero debemos hacer más caso

El coronavirus es el tema del mes, puede que incluso del año, de esas posibilidades contundentes e internas de que no aprendemos a comprender del todo, que la globalización tiene sus problemas, que la movilidad es muy buena pero tiene sus peligros y que somos simplemente animales débiles ante una naturaleza que nunca dominaremos. 

Pero todo tiene que ver con el miedo, con el temor a morir cuando en realidad ya sabemos desde hace mucho que nos vamos a morir, que la muerte es mucho más contagiosa que el coronavirus pues es infalible. 

Tranquilos, si no nos morimos del coronavirus nos moriremos de otra cosa. No existen nubes de algodón donde refugiarnos ni vacunas mágicas para salvarnos de lo que tenemos fijado desde nada más nacer. 

Así que mientras tanto dejemos los miedos en el cajón del trastero y salgamos a respirar y a tomarnos un vino con los amigos. No nos pongamos tristes. Y no miréis al techo de la vida, que siempre hay sombras que contienen fantasmas.

¿Qué capricho te quieres dar hoy? ¿A qué esperas?

¿Qué capricho te quieres o te podrías dar hoy? No eres nada egoísta por desear para ti un capricho que tu mismo te buscas y te das. 

Nadie te amará tanto como tú mismo. 

No es egoísmo, es simplemente autoestima. Para ayudar a los demás tienen que estar contento contigo mismo, y darse un capricho es algo básico.

Ya sabes que los caprichos no tienen que ser brutalmente grandes, costosos, imposibles de lograr en el momento en que lo deseas. 

Un capricho puede ser salir a la ventana y respirar profundamente. Puede ser una palmera de chocolate o una masturbación a escondidas. 

Un capricho puede ser un libro o una copa de vino blanco.