Hoy se han publicado los datos correspondientes a la evolución económica del segundo trimestre español (Abril, Mayo y Junio), además de matizar los datos correspondientes a 2008 y 2009 con pequeñas variaciones.
Vamos a echar un vistazo rápido a esta evolución a través de sus correspondientes gráficos, recuerden que pinchando en ellos se ven mucho mejor. Los datos provienen del INE, y los gráficos son de elaboración propia.
- PIB a precios de mercado.
Antes de dirigirnos a ver las tasas de variación interanual de cada variable, debemos ver la portada, lo que fundamenta el tratar de explicar el porqué estamos aquí o allá, la producción realizada en cada trimestre.
Podemos ver el ritmo de crecimiento mermado nada más entrar en 2008, el bajón pronunciado, la crisis, tocando fondo a finales de 2009 y una pequeña recuperación en los dos trimestres siguientes, ya entrados en 2010 (en terminos absolutos).
La recuperación sigue un ritmo lento, comparativamente mucho más lento que el del descenso. Estamos abocados al semiestancamiento, con crecimientos en torno al 0-1% que no impulsarán el ciclo virtuoso del sistema (más producción, más renta, más demanda, más producción), hasta que este se reestructure por completo, encuentre las áreas por las que quiere desarrollarse y el empleo no sea una variable que lastre, y no ayude, a la generación de crecimiento.
En particular, este último trimestre ha aumentado un 0,2% con respecto al 1º trimestre de 2010, y ha disminuido un 0,1% con respecto al mismo dato de 2009.
- Demanda interna y externa.
Una vez que desagregamos la producción en las diferentes demandas, podemos clasificarlas en una primera visión más global, entre la demanda interna y la demanda externa, fundamentada por las exportaciones e importaciones realizadas.
Una vez entrada la crisis el sector exterior apoyaba positivamente el crecimiento español, y el factor clave son las importaciones. El hecho de depender mucho del exterior hace que gran parte de nuestra demanda tenga que ser satisfecha por el exterior. Una vez en recesión, la demanda pegó un bajón tal que las importaciones tendieron a bajar más que nuestras exportaciones. Una vez iniciada la senda de la recuperación (y por tanto una mejora en la situación de la demanda), de nuevo tendemos a incrementar nuestras importaciones, y a minorizar el efecto externo. Podemos esperar por tanto, que para los siguientes trimestres, las importaciones vuelvan a su estado natural, en donde su crecimiento supera al de las exportaciones, lastrando de nuevo nuestro crecimiento. La explicación: Nuestra competitividad, mucho más baja que en otros países, como la siempre nombrada Alemania.
El consumo y la inversión son los dos grandes motores de nuestra economía, su evolución determinará, por tanto, la del conjunto.
El consumo es un síntoma de recuperación económica en tanto en cuanto la gente comienza a ser menos ahorradora por el “qué vendrá” y retoma un consumo previo a la crisis. Es muy discutible qué sería lo necesario en estos momentos, si un aumento del ahorro para ir minorizando la deuda privada que tenemos, o un aumento del consumo para ir potenciando la economía. Sea como sea, este último cuatrimestre hemos tenido el primer dato positivo de crecimiento, lo cual indica que la gran victoria que estaba teniendo el ahorro se está viendo mermada poco a poco, posiblemente por unas perspectivas futuras más positivas que las que hasta ahora estábamos teniendo.
La tendencia no es nueva, claro, ya desde mediados de 2009 el consumo comenzó a tener una mejoría continua. La señal más positiva sería el hecho de que esta tendencia alcista no se ha visto reducida, o estancada, sino que ha entrado en terreno positivo con fuerza (un 2% en el consumo privado).
En cuanto al consumo de la administración pública, vemos un gran descenso en el crecimiento desde comienzos de 2009 que ha acabado por mantenerse estático. Las nuevas perspectivas de bajar el déficit para contrarrestar las fuerzas que estaban impulsando la prima de riesgo (y por tanto los intereses de la deuda) hacia máximos históricos deben hacerse notar cada vez más. La fuerza que el gobierno utiliza para impulsar la economía se ha visto apagada. ¿Llega en buena hora o es demasiado pronto? El problema es básicamente que la economía sigue estando medianamente estancada, y el empleo no repunta de forma destacada, sin embargo el problema no es tanto del consumo privado, sino de la inversión. Si el efecto que tiene el gasto público es escaso, es mejor acabarlo cuanto antes, y en este caso, mal que nos pese, el gobierno ha fallado, pues varios de sus planes no han tenido mucho impacto más allá del directo, no ha fundamentado el crecimiento a medio plazo, y por tanto lo más destacable es el endeudamiento, que se ha hecho insoportable.
La fuerza inversora por parte de las empresas parte de dos factores clave, las perspectivas de crecimiento (nadie quiere invertir si no va a poder vender su producción), y la financiación necesaria (ya que la gran mayoría de las empresas no pueden financiarse a si mismas).
En épocas de estancamiento las inversiones se van a valores seguros, no se pide dinero prestado y lo poco que tenemos lo mandamos hacia refugios económicos como son el oro o la deuda pública. Esto ha hecho criticar los planes del gobierno que, lejos de potenciar la economía sólo ha ido atrayendo flujos financieros que no han podido acabar en las manos privadas. El argumento se queda muy corto, pues eran muy pocas manos privadas las que podrían querer invertir en tiempos difíciles (sólo el estado busca objetivos contraciclicos y no la rentabilidad), y no podemos olvidar que gran parte de la crisis sigue fundamentada por el problema bancario, tan temeroso de la situación como las propias empresas.
Llegamos al segundo trimestre de 2010, el crecimiento en los bienes de equipo vemos que es el más singular, con caídos en torno al 30% y alcanzando el 8,7%. Esta inversión es la que está asociada más directamente con la capacidad productiva. El gasto realizado para producir mañana. Muy parejo al consumo, de nuevo las perspectivas siguen mejorando y con ello el sector privado comienza a desarrollar las nuevas fuentes de producción.
El problema viene cuando nos topamos con otro gran grueso de la inversión, segundo detonante de la crisis, el sector de la construcción. Como vemos se mantiene desde finales de 2008 en un decrecimiento continuo en torno al 11%. Las perspectivas de demanda futuras son nulas, el stock de viviendas sigue siendo muy amplio y no se ve ni un solo atisbo de mejora.
Como decíamos al principio, la economía está estancada porque, a pesar de que se nota la mejoría básica de la economía, nos falta definir el camino por el cual España va a seguir creciendo. El sector de la construcción está caput, la burbuja sigue desinflándose poco a poco, y es el momento de encontrar otro sector al que dar la mano, y si son varios mejor, para que no nos siga pasando lo que todos sabíamos que debía ocurrir. En este aspecto, poco puede hacer el gobierno, el BCE o nosotros mismos. Es lo que hemos hecho ya lo que define una línea horizontal que lastra toda evolución positiva.
Atendiendo a la desagregación de la producción en una pequeña subdivisión de sectores económicos, podemos ver la evolución de forma diferenciada.
En general vemos la tendencia positiva tanto en la energía, la industria y los servicios. Aumentos tímidos, pero alejados de los descensos tan marcados que protagonizaron 2009.
Sólo dos sectores se quedan atrás, la agricultura, con un escaso papel en el conjunto, y la construcción, que como decíamos sigue estancado y sin perspectivas de mejora.
El futuro de la industria y los servicios definirán la senda que recojamos en la segunda mitad de año, y si bien es plausible una ligera desaceleración por varios motivos en el tercer trimestre, es muy difícil que cambie la tendencia autoinducida del sector privado.
- Entonces... ¿Cómo está el país?
Cada uno podrá sacar unas conclusiones diferentes, según el lado por el que queramos ver los datos. En general podemos ver una recuperación muy lenta pero estable, de manual, donde todos los sectores (menos uno) parecen intuir la mejora tanto en las perspectivas futuras como en la capacidad más cortoplacista.
El sector exterior no va a ser tan favorable más tarde, cuando de nuevo necesitemos comprar más bienes extranjeros de los vendidos, y parte de nuestra fuerza en la demanda se vea derramada fuera de los límites interiores. El sector público ha decidido no seguir potenciando la economía y tenemos sectores importantes estancados.
Nuestro papel ahora no debe estar únicamente centrado en retomar una recuperación tardía, sino saber encauzarla, mientras dejamos atrás los desequilibrios que hemos ido recogiendo en el camino, una deuda que vamos a tener que ir descargando poco a poco.
Con todo ello podemos decir que sí, vamos a alejarnos un poco de la Europa más fuerte, no solo porque no tengamos la fuerza necesaria sino porque debemos hacerlo. Antes de seguir al grupo hay que atarse los zapatos para no volverse a caer. Ya habrá tiempo de correr más tarde.