Ayer recibí de una amigo desde hace 56 años el siguiente texto.: En estos momentos sólo me supera la situación general, simplemente me da miedo. Sí, y el futuro de nuestros hijos también. Si solo fuéramos nosotros me daría igual.Es una condensación de lo que hablamos, de lo que yo ya llevo meses detectando entre la sociedad a través de mis participaciones en diversos Foros de Sanidad y Salud.
Hay miedo, hay depresión social, primero con una pandemia de dos años que nos ha tocado los pilares de lo establecido, y ahora con una guerra que se nos ha venido encima casi sin preverlo.
En las consultas médicas ha crecido poco a poco la llegada de problemas de seguridad personal y familiar, de miedo, de ansiedad, de hundimiento moral que no se expresa como algo que nos sucede por los "de fuera" sino como algo que sucede "por lo que nos pasa dentro".
Nadie nos ha preparado nunca para entender lo que sucede. Ni la pandemia, ni las debilidades sociales, ni tampoco el funcionamiento de la sociedad. Nos hemos ido llenando de insultos, de violencias verbales mentirosas y nos hemos creído que todo es así.
Yo —que como ya se sabe pertenezco a un partido de izquierdas— me reuní hace mes y medio con una representación de todos los partidos políticos en las Cotes de Aragón. Estaban desde VOX a Podemos, desde el PSOE y el PP a Ciudadanos y CHA, y estuvimos tres horas debatiendo sobre un problema, el sanitario, pero de una manera muy amplia. Solo entre nosotros y una representación minoritaria de laboratorios, farmacias y profesionales de sanidad. NO DISCUTIMOS, NO NOS INSULTAMOS aunque difiriéramos con educación de nuestros puntos de vista.
La semana pasada asistí a una Jornada sobre Enfermedades Raras también como representante de mi partido, por Zoom, con representantes de todos los partidos políticos del Congreso de los Diputados. NO DISCUTIMOS, NO NOS INSULTAMOS aunque difiriéramos con educación de nuestros puntos de vista.
La percepción que tiene la sociedad es MUY DIFERENTE, cree que nos odiamos a muerte, que nos insultamos en cuanto nos vemos, que no somos capaces de hablar con la educación que aprendimos en nuestros diferentes colegios. Y todo se mueve a través de que no somos iguales cuando hablamos entre nosotros, que cuando hablamos para vosotros.
Y eso crea tensión, y odios, y multiplica las reacciones adversas de la sociedad, que cae en los miedos, en las violencias de todo tipo, en las tonterías torpes e inútiles. Tenemos que empezar nosotros, por explicar, que a veces quedamos para tomar unos vinos aunque seamos de partidos muy diferentes. Y eso no quita que sigamos diciéndonos cosas fuertes.
Y tenemos que explicar más veces, que nos debemos a vosotros, que gestionar lo que sea, solo es posible desde el consenso, la educación, la tranquilidad, la reflexión. Y que creerse todo lo que nos cuentan, no siempre es bueno, pues se vende la espectacularidad.
La próxima semana tengo una jornada en donde debo explicar de qué manera se han logrado ciertos consensos que parecen complicados de lograr. En una reunión deberé comentar los caminos emprendidos hasta conseguir que unas personas dispares se pongan de acuerda para trabajar por un objetivo común.
Parece "buenismo", pero la diferencia entre el "buenismo" y la capacidad de lograr avances, radica en los objetivos conseguidos.
Solo una última apreciación. Apuntarse los tantos, los éxitos, es uno de los primeros errores para conseguir los logros. Las cosas que se consiguen no depende de una persona, sino de varias y de diversos elementos que están esperándonos para ponerse a funcionar. Nadie es importante, pero la suma de varios logran los objetivos. Así que el único truco consiste en saber y poder unir a varias personas en el mismo trabajo.
Julio Puente