29.10.23

El mundo debe saber que estamos en peligro todos


Persistir en destruir Gaza es un error histórico. Yo no digo que no tenga derecho Israel a defenderse, a evitar que se produzca otra vez una matanza como la de hace unas semanas por parte de Hamas. Pero no solo hay que tener mesura humana en las reacciones, sino que deben ser inteligentes, pensando en el futuro de todos.

Arrasar Gaza no ayuda a resolver el problema ancestral que nació lleno de trampas hace ya casi un siglo. Crear un exterminio en tierra palestina es seguir sembrando odios eternos, alimentar respuestas desaforadas de países llenos de religiosos violentos. 

No hay religiones violentas. Hay religiosos violentos. Y hay torpes que no saben leer la Historia para encontrar soluciones que sirvan.

Los errores del siglo XX hay que resolverlos ahora, para que no se conviertan en errores del siglo XXI. Hay que crear y reconocer el Estado Palestino y unido en una sola zona geográfica, en donde se acuerde por parte de todo el mundo. Hay que respetar a Israel y reconocerlo por los que todavía no lo han hecho. 

Y hay que alimentar a ese Estado Palestino no solo de agua potable y alimentos o medicinas, sino sobre todo de mecanismos de justicia social, de respeto, de construcción de un Estado moderno en el Mediterráneo. 

La política de la ONU debe ser respetada por todos para crear una política social y de gestión en paz en una nueva Palestina, también respetada por todos.

Y cuando digo todos… me refiero a todos. Y los que no quieran… que se retraten y lo asuman ante la historia de sus pueblos. No es posible en estos tiempos de globalización tan asumida, que no existan mecanismos de acción política globalizada para remediar barbaridades.

Sean en Palestina, Afganistán, Irán, Ucrania o Senegal. O el mundo es capaz de encontrar la fórmulas para evitar estas masacres de todos contra todos, o seguiremos jugando a movernos en el filo de la navaja.

¿A qué distancia estamos de que se produzca un estallido mundial en este 2023?

Nota: La imagen de Gaza es de Ashraf Amra

Ajovín


28.10.23

Desafíos Humanitarios y Sociales: Reflexiones en un mundo cambiante


En el mismo día en que el Defensor del Pueblo de España presentaba un informe tras ocho meses de análisis, revelando 440.000 casos de abusos y pederastia cometidos por curas y frailes contra niños, también nos llegaba la noticia de que Israel había provocado casi 8.000 muertes en Gaza en tan solo tres semanas, de las cuales el 40% eran niños.

En ese mismo día, una parte de España, encabezada por el PP y sus aliados ideológicos, expresaba preocupación mal explicada sobre la distribución de personas inmigrantes en ciudades de España, como si dejarlos en Canarias fuera la única opción correcta. Esto sucedía mientras parecía que algunos, incluso aquellos que asisten a misa todos los domingos, habían olvidado los principios fundamentales de Cristo. 

¿Cuál es el motivo de que la propia Iglesia Católica española no sea capaz de hablar y explicar que es necesario ser generosos con otros seres humanos que sufren y necesitan nuestra ayuda, olvidándonos de ese egoísta que es según sus normas, pecado?

La responsabilidad de acoger a ciudadanos que huyen del hambre y la injusticia recae en todos nosotros, como acto de humanidad y debido a la responsabilidad compartida por siglos de abuso en sus propias sociedades y territorios. Debemos recordar que todos los seres humanos tienen derechos básicos a la justicia social desde el principio.

Si bien es cierto que no existen soluciones fáciles para los desafíos a los que nos enfrentamos en estas décadas, negar la realidad o no reconocer que todos los seres humanos tienen derechos iguales a la justicia social no es la respuesta, a pesar de lo que algunos puedan creer lo contrario.

No se trata de ocultar la realidad ni de pensar que cerrando puertas evitaremos los problemas. En todo el mundo, la historia se repite: guerras justificadas por religión, creencias en dioses menores, la pobreza y el miedo como instrumentos de intimidación y violencia. Somos seres humanos, y serlo no garantiza supervivencia ni paz de forma constante. Los problemas deben abordarse en su origen y a tiempo.

No podemos provocar miles de niños muertos y heridos en Gaza, sin que eso nos represente un precio que en algún momento tendremos que pagar cuando crezcan. No podemos observar como los heridos graves yacen tirados en los suelos de los hospitales mientras pasan por encima los médicos y enfermeros sin poderles dar cobijo y ayuda. No es posible curar con vinagre por falta de alcohol y de anestesia, sin que eso nos vaya a representar como poco una violencia soterrada que vendrá sin duda.

Es una cuestión de humanismo y, al mismo tiempo, de inteligencia egoísta, pensando en nuestra propia defensa social. Ser egoístas, inhumanos e insensibles nos conducirá al declive, no a la supervivencia. Entender esto es vital para nuestra propia sociedad y su futuro.

Ajovín

25.10.23

Todos somos Clasistas… ¿pero en silencio?


Y sí, como se dice en Argentina. Todos somos Clasistas

A finales de los 80 visité París por primera vez. La Défense, La Coupole, la Sorbona y los bulevares de Hausmann y Sartre ya eran parte de mi imaginario, pasiones inoculadas por mis profesores de secundaria. No sé si falsas dependencias pero entonces pensaba que no.

Llegué en coche como los emigrados comunistas, atravesando lleno de envidia desde mi Pau toda la sweet France, comiendo sopas y potajes con vinos de frasca.

Una vez en la luz (ciudad de) y en el albergue cerca de la Porte de la Villette conocí por tocarme como compañero de litera a un mexicano ingeniero, de clase media baja como un inseguro servidor, y que fue mi caballo de batalla. Recorrimos la línea de metro del “Último Tango en Paris” insieme, fuimos a ver los primeros rascacielos de Mitterrand cagándonos en los intereses de la deuda externa mexicana. Qué suerte cuando en los bancos te atendían y los ricos viajaban con travel checks.

Una tarde nos llegamos a oír pasar el metro como Brando debajo del bellísimo puente de Bir Hakeim, mi favorito del mundo fue hasta ver el de Oporto, tras bajarnos en la estación de Passy.

Miguel ahora estaría en mi vida, seríamos amigos de chat para siempre. No sé si estará vivo o no, pero los dos íbamos con “Rayuela” de Cortázar, que ahora no me gusta, cazando París y ambos habíamos ahorrado por estar allí. Un año de hostelería yo, cuatro años como ingeniero en Defectuoso él.

Ante mi amabilidad atendiendo a dos compatriotas del sujeto que nos abordaron perdidas, se quedó mudo y con una hierática cara mexica. Tras no atender a las damiselas, inquirido por mí por su falta de educación, me espetó dos frases puñal como las esculpidas por Rulfo que grabé en mi memoria en piedra, en forma de parábola: en resumen vino a decir que tenía suerte porque entre su departamento en Colonia Roma y su trabajo discurría en coche por Insurgentes y esa décima parte de DF donde no asaltan y que me planteara siempre ante cualquier queja de sudamericano viajando por Europa que solo podían hacerlo minúsculas élites, grupúsculos de la alta burguesía ultra católicos.

Yo entonces, ni él, pensaba que fuera clasista.

Pero sobrevolando las minas a cielo abierto y llagas en forma de pistas y molinos a los pocos cabezos con vegetación de la provincia de Teruel, en reciente viaje Malpensa Milán-Barajas de Adolfo, llegué a condenar más aún que lo viene haciendo el aragonés más influyente en medios de comunicación estatales y al que escucho como enorme humorista, y no voy a nombrarlo aún, a los alcaldes y diputados autonómicos que con su voto han malbaratado y herido para siempre nuestro delicado paisaje mediterráneo, creado por pastores y rebaños trashumantes.

Pero entonces es que fui clasista urbanita y pirenaico condenando, por ser vecino de un territorio que siempre estará protegido y al que su paisaje y condición de frontera ofertan, se machaque lo que se machaque, un futuro hostelero. Aunque sus habitantes, cada vez menos, dedicados al sector primario entienden que demasiado.

Por cierto, que reivindicar declaraciones de parque natural en Canal Roya y convocar andadas de cuatro mil por un valle viene a ser un uso tan intensivo como el que se denuncia, al final todo se acaba politizando y se les da la razón a los hosteleros que votaron en masa popular en las municipales en la montaña. Guardándose la última palabra por oferta de Azcón multimillonaria de inversiones nada neoliberales.

Pero, bien, vamos a ponernos en el lugar de estos alcaldes y alcaldesas de lugares donde ya no queda ni un crío y en que ya se han pagado estudios a todos sus jóvenes y ninguno ha vuelto, o si ha vuelto es como heredero y para incorporarse a la ganadería por su exigua nómina como técnico en la ciudad.

Les llega un convenio de molinos y perras para el Ayuntamiento para no quedarse fuera del pueblo de al lado (vuelvo a invocar el sagrado nombre de “As Bestas”) y amenazas a los que ven la partida de guiñote desde fuera pero opinan.

Pero entonces, para quién lo hacen. Qué sentido e interés general tiene tanta cicatriz. ¿Es para acoger a nuevos pobladores y crear un sector público municipal ofertándoles un salario público para mantener esa escuela de la que alejaron a sus hijos, que estén cinco años y que se vayan porque no se integran? ¿Terminarán todos los pueblos del Jalón Medio revirtiendo la torre mudéjar de su iglesia a minarete?

No se sabe.

Lo que sí se sabe es que yo he vivido en no comunidades de propietarios en que a mi madre o a mí nos tocaba fregar la escalera una semana de cada diez o menos por escaqueo y no te metas…, a asistir ayer a una comunidad de propietarios en que se debatió si tenía sentido poner en el tejado placas solares que duran diez años, me dijeron que ya veinticinco, para producir energía en cada casa.

Se me fue la cabeza, no entendía nada de lo que se hablaba, el orden del día en todo momento estuvo fuera de mi control. No tengo ni idea de si me conviene pasar a coche eléctrico, gozar de 1 kW producido por mí ni si pagaré después impuestos exorbitantes por producir mi energía. Lo que sí sé es que hay un bombardeo incesante para hacerlo, que las energías renovables tienen aroma a gin tonic de ginebra Premium.

Y que luego pasaremos a otro tema.

Como no entendí nada, voté en contra y me abstuve, me quedé en mi Edad del Nácar –como el peine con el que mi abuela se estiraba el pelo brillante lavado con vinagre tras deshacer su moño-, me lavé por la noche los dientes con bicarbonato y pensé en esos alcaldes o secretarios de Teruel que ya no hacen los expedientes, a los que les cae un convenio redactado por terceros al que solo se adhieren.

Quizá, Federico Jiménez Losantos, es que no haya ni corrupción ni pase que el alcalde de Teruel se venda barato como afirmas en precio del kilowatio mientras el ternasco sube. Quizá es que nos bombardeen con datos, que se expulse a los críos que aman a los animales de la ganadería, que todos vayamos a comunidades de propietarios que parecen un bloque de jamón de york, al matadero.

Ayer fue Crimea, hoy es Cisjordania, siempre es llevar a los niños a todas las extraescolares posibles. Pides una conciencia crítica que no existe y tú mismo después empiezas a hablar ñoño para ñoños, aunque eres tan listo y lo sabes tanto que tienes a Alaska de peso de la romana.

Tu mano que no mece la cuna todavía es más clasista, no le gusta el olor a tomillo y flor de azafrán del sudor de concejal del Jiloca. A quienes inmediatamente les recomiendan que vayan a las reuniones con tufo a perfume de duty free. Pocos se salen de eso, por mucho que luego pongan campos de lavanda.

25.10 Luis Iribarren

Reflexiones sobre la Realidad Actual en el mundo



A pesar de que en ocasiones pueda parecer lo contrario, es imposible olvidar que en el mundo actual se libran decenas de conflictos armados, siendo dos de los más prominentes la guerra en Ucrania y el conflicto en Israel, involucrando a Rusia y Palestina respectivamente y con serias opciones de que estos conflictos se contagien a más países de la zona. 

De hecho ya hay implicados medio mundo de forma indirecta o casi directa pero disimulada, desde Corea del Norte o Irán a toda la Unión Europea, Reino Unido o los EEUU.

El número de víctimas en todos estos conflictos sigue en aumento, y a todos los afectados les resulta indiferente en qué bando se encuentren, en qué momento caigan, o desde qué lugar geográfico pierdan todo, ya que, en última instancia, la muerte es un acontecimiento que solo ocurre una vez. 

Pero sus realidades bélicas se contagian a numerosos países del mundo. Sin ir mas lejos, sabemos que las últimas y tremendas olas de inmigrantes en cayucos desde África a Canarias vienen en casi su totalidad desde Senegal, en guerra contra ella misma.

Mientras, millones de ciudadanos de todo el resto del mundo que nos creemos en Paz seguimos absorbiendo las noticias sobre estos conflictos, a veces como si fueran los capítulos de una serie televisiva, mientras somos tan egoístas que simplemente agradecemos nuestra propia tranquilidad. La percepción de la importancia de los sucesos, cambia con el paso del tiempo y con el lugar desde donde se analizan los hechos.

Sin embargo, es importante destacar que —excepto para quienes pierden todo en estos conflictos, a menudo ilusionados por ser informados y manipulados de que están ganando— tendemos a dar por sentado la gran suerte que tenemos por lo que poseemos, creyendo erróneamente que es eterno. 

Gran parte de las personas que hoy mueren no sospechaban que las guerras los dejarían a todos ellos sin nada, incluso sin barrios para convivir, sin ciudades sobre las que crecer.

Lo curioso de cualquier situación bélica es que nunca se puede predecir cuándo o cómo terminará o cuál de los contendientes cederá primero, para llegar a un acuerdo entre vencedores y perdedores. Todas las guerras, para mantener una paz duradera, requieren tanto de un ganador como de un perdedor. 

En ausencia de un perdedor, no puede haber un vencedor, lo que significa que, incluso si se firma un acuerdo en papel, la paz será efímera. Como seres humanos, aunque también somos animales, la necesidad de ganar y sentirnos vencedores es innata, y esto requiere la presencia de perdedores en el juego de la vida y de la muerte.

Nadie puede garantizas hasta qué punto llegarán los contagios actuales. Hoy mismo Israel ha dejado de otorgar Visados a la ONU para entrar en su país. Hoy se dice que 2.300 menores de edad han muerto en la Franja de Gaza en estas dos semanas, bajo las bombas israelíes, lo que supone la mitad del saldo total de víctimas en los últimos 23 años. Quienes sobreviven están expuestos a hambre, sed y a un grave daño de su salud mental. 

¿Es posible entender que los niños y jóvenes, desde Ucrania, Palestina, Líbano, Israel, Rusia, Irán, lograrán crecer hacia adultos, desde una mirada de PAZ, de concordia? 

¿No será el odio lo que les llene sus ideas futuras y que crezcan desde ese odio hacia su y nuestro futuro?

Ajovín

20.10.23

¿Qué quiere hacer Israel con Gaza y los gazaríes?


Israel sabe que su Plan de destruir a Hamás no es sencillo, costará muchas vidas humanas civiles y militares y críticas desde múltiples espacios sociales y políticos de todo el mundo, y no garantiza el éxito. 

Pero además en ese Plan sin Meta diseñada de antemano, existe una tremenda duda. Así que antes de invadir, Israel tendrá que decidir qué quiere hacer después.

¿Qué quiere hacer Israel con los dos millones de palestino de Gaza?

¿Qué tiene previsto hacer Israel con los territorios de Gaza?

Es imposible pensar que Gaza, si se pudiera vaciar de líderes de Hamás, podría funcionar por sí sola. Es complejísimo destruir a Hamás y a la Yihad Islámica. La zona debería ser desmilitarizada si Israel quiere evitar otros conflictos bélicos o terroristas.

Necesitaría una Autoridad sobre esos espacios habitados por los palestinos. Y podría ser la Autoridad Palestina de Cisjordania la que se pudiera hacer cargo de ese gobierno. Pero muy posiblemente los gazaríes no quieren eso. Llevan más de una década fuera del control real de la Autoridad Nacional Palestina.

Israel podría quedarse con Gaza ocupada por sus tropas militares y trasladar a los gazaríes a Cisjordania. Es otro opción que ya habrán valorado. Gaza está siendo destruida y ya es una zona imposible de habitar.

Ya saben todos que (de entrada) ni Egipto ni Siria se harán cargo de los dos millones de habitantes de Gaza. Luego esa solución parece imposible.

Se habla de una opción loca que podría el reloj en 1917 o en 1948, y sería dotar de un nuevo territorio vacío a Palestina y trasladar allí a los millones de palestinos que desearan empezar de nuevo en un nuevo lugar. Tanto desde Gaza como desde Cisjordania, con ayudas múltiples de Naciones Unidas, incluidas las gestiones de gobierno.

Se podría optar por entregar el actual territorio de Gaza a Egipto para que fueran ellos los que lo controlaran, pero ni Egipto ni Israel quieren esa solución. 

Podría parecer una locura, pero llevar o mover a los palestino desde Gaza hacia Egipto, desplazándolos de su territorio en Gaza hacia el Sur… todo depende del precio a poderse acordar entre países o entre la ONU y Egipto. 

Tampoco ampliar el espacio y las fronteras de Cisjordania hacia Transjordania es la solución para los gazaríes y para Palestina, pues Jordania no la aceptaría.

No hay que olvidarse que Reino Unido tiene parte de responsabilidad en estos problemas, por hacer las cosas no excesivamente bien cuando dejó esos territorios que eran sus colonias. Pero mover el problema hacia Sinaí no garantiza la paz, aunque sea con dineros.

Tampoco parece posible pensar en un Estado Binacional con Palestina e Israel juntos en el mismo país como a veces se ha planteado, y en donde existiera un único Gobierno y un único Ejército. Efectivamente, sabemos de qué estamos hablando. Con sus partes positivas y sus riesgos negativos.

Se habla de trasladar a los habitantes de Gaza hacia el desierto de Néguev, en la esquina sur de Israel (ver imagen de arriba), fuera del mar y de la zona de Israel más poblada, entre Egipto, Jordania y Arabia Saudí. Esta es una opción que ha puesto sobre la mesa Egipto.

El problema es tan complejo; ha llegado a un punto en el que ya no es posible volver a finales de septiembre de 2023, que por eso todas las locuras están sobre la mesa. 

No hay que olvidar que también están sobre la mesa Corea del Norte, Irán, Rusia y su invasión de Ucrania, unos EEUU débiles pero eso los hace más peligrosos, y una Union Europea algo mareada. 

Y no podemos olvidarnos de los actores pequeños de este drama, como son Líbano, Siria, incluso Libia o Irak, que no tienen mucho que perder y podrían ser utilizados por países de mucho más poder y peso, para hacer de provocadores.

Julio M. Puente Mateo




19.10.23

Pedro "El Sánchez I de Castilla" duda qué hacer, sabiendo qué sucederá


Como las gentes de SUMAR se nos habían vuelto finas y educadas, enseguida han surgido las de PODEMOS a marcar espacios, paquetes, ideas diferentes, no vayan a perder los espacios. Pisarse los terrenos, se llama a eso.

Más las chicas que los chicos de Podemos, han empezado a ponerle los temas algo complicados a un Pedro "El Sánchez I de Castilla" que duda y más en estos días, si seguir adelante o si refugiarse definitivamente en Europa ahora que ya sabe bien inglés.

Y es que la duda se sostiene. ¿Gobernar para qué, para quien? ¿Volverlo a intentar para seguir sufriendo insultos y malas caras? ¿Para que no se sepa respetar la política exterior unificada y reflexionada? ¡¡Anda y que os den!!

Pedro "El Sánchez I de Castilla" se lo está haciendo mirar. 

Tras escuchar a Aragonés en el Senado decir que efectivamente la Amnistía es el aperitivo de la Gran Comilona, a uno si es el Presidente le entra el miedo de intuir que podría pasar a la historia como el que abrió las puertas al troceamiento de España, y pensar eso no está muy bien.

Todos queremos pasar a la historia. Unos a los libros, otros al recuerdo familiar. Pero pasar a la historia como el tuerce botas… no gusta a nadie. Así que es posible que se lo esté haciendo mirar con calma, sabiendo qué supone eso, es decir, perder, no gobernar. ¡¡Que Gobiernen ellos!!


17.10.23

La insensibilidad humana de todos nosotros en Gaza e Israel


En estos días tensos de espera para saber qué realizará Israel contra Gaza, son cada vez más las preguntas que nos hacemos y sobre todo las dudas y equivocaciones que vamos acumulando. Ni Palestina es Hamás por mucho que hayan votado mayoritariamente en Gaza a Hamás como sus representantes, ni todos los israelitas son una tiranos sino si acaso su actual Gobierno de Netanyahu.

A su vez tenemos que intentar entender que esto NO es una Guerra sino un sangriento e histórico conflicto entre un poderosísimo grupo terrorista que se contagia por medio mundo y con según dicen unos 30.000 efectivos, contra un modelo de vida que es el occidental y por cercanía e historia contra Israel en su conjunto que durante las últimas décadas se ha comportado con una prepotencia poco inteligente. 

No es una guerra porque una de las parte no representa a una Nación, si acaso lo haría como Palestina la Autoridad Nacional Palestina hoy dirigida por Mahmud Abás. Nos olvidamos de Cisjordania posiblemente sabiendo que es mejor no nombrarla para no desviar lo complejo del tema.

Ni tampoco Hamás tiene un ejército ni unos interlocutores válidos con los que negociar. Es un gravísimo conflicto entre un país, Israel, y una parte de la actual Palestina manipulada por Hamás. Y sobre todo es un problema histórico que ningún país es capaz de saber resolver. Es la suma de muchos errores políticos y estratégicos. Históricos que se tendrán que resolver.

Hay que reconocer a Palestina como un Estado, esto como primera medida internacional básica. Por poner dos ejemplos claros ni los EEUU ni la Unión Europea la han reconocido como Estado Independiente. Y lo más complejo, diseñar unas fronteras que sean reconocidos por todos. ¿Cuáles, las de qué fecha?

Sin duda los errores de todas las partes son tremendos en estas últimas décadas. Y digo las partes añadiendo a Inglaterra, Francia, Rusia, los EEUU o los países árabes de la zona. Incluido Irán y la Unión Europea como actores imprescindible, que por activa o por pasiva no son capaces de sentar unas bases de entendimiento en los excesivos años de guerras brutales de unos contra otros. 

No es fácil la solución, las soluciones, pues serían necesarias varias y de muy amplia base pero es que además los intentos de mediación siempre terminan en sangre. Los trabajos diplomáticos multilaterales se deberían pronunciar con suma urgencia para buscar unas fórmulas que no fueran arrasar a la población de Gaza.

Cada día son decenas los edificios enormes de la ciudad de Gaza y sus alrededores que caen destrozados como si fueran de cartón. Muchas veces desalojados con anterioridad por previos avisos. Pero eso supone convertir en puré urbano un ciudad de casi un millón de habitantes, en una zona quemada un territorio pequeño en el que vivían unos dos millones de personas. 

Si como ciudadanos del mundo no hemos sido capaces de articular organismos internacionales para lograr que se paren las guerras constantes, el terrorismo en aumento, nos deberíamos sentar y hacérnoslo mirar.

En estas semanas nada se nombra de Ucrania y Rusia. Desde hace meses no se habla de las guerras en África. Digerimos las guerras como algo inevitable que solo parece incidir sobre los que lo pierden todo, incluida la vida. Hemos aprendido a vivir con la violencia mientras le dedicamos miles de minutos a comentar un beso a una deportista. No es que hayamos perdido la sensibilidad, sino que dependiendo de la distancia se convierte en una cosa o en otra.

En Gaza son ya casi las 3.000 personas fallecidas, un poco menos de 2.000 en Israel. Los heridos que incluso ya, no pueden ser atendidos en los hospitales de Gaza ascienden a más de 10.000. En solo diez días.  Todo esto no son más que números. Dentro de cada uno de estos números hay personas, dolores, llantos, incapacidades. Nadie busca estos dolores, todos nos estamos equivocando. 

Seamos egoístas. ¿Qué capacidad de pensamiento positivo le quedará a este niño del hospital cuando crezca?

Ajovín

13.10.23

Gaza. Los cortes de suministros y la Geopolítica


Meter en una franja de pocos kilómetros a dos millones de palestinos o rodearlos de un muro en Belén, convertido en Capilla Sixtina contemporánea por Banski, ha terminado por asfixiarles, enloquecerles y embrutecerles. No veo en ello inocencia alguna israelí.

Tampoco los palestinos son ningunos timoratos ni estúpidos en su devenir político, una vez ya lo escribí. Pero es que a la perspectiva básica de conflictos europea, a la postverdad en este verdadero conflicto, le interesa no recordar algunos aspectos que a continuación solo quiero mencionar de pasada, por haber vivido Israel en una ocasión como peregrino sefardí, como mero visitante de mis antiguos parientes en la judería de Jerusalén y a los fabricantes de textos sagrados de origen aragonés, establecidos antes de ningún Estado de los presentes en la época final de los cruzados, con Saladino y los pachás turcos, en Galilea y Judea.

Aunque el gobierno israelí en ocasiones oficie como delegación USA, 52ª provincia de la Unión, la facción parlamentaria laborista reciba el aliento favorable y la comprensión de los judíos incluso ortodoxos de Brooklyn o los desplazados a la industria del cine de Hollywood, como Spielberg o el acosador Harvey Weinstein, la composición política del mismo, el gobierno de concentración nacional con generales retirados de todas las ideologías al que se va –como en la Guerra de los Siete Días- recoge las diferentes sensibilidades que existen en esa sociedad, una de las más jóvenes organizadas por la humanidad.

Cuya base es la tradición organizativa de la Fundación sionista de Herzl, lo que ya denota mucha parcialidad aun siendo el único régimen democrático de toda un área de teocracias.

Así hay en Israel dentro de la izquierda, derecha y centro en el Kneset –parlamento: etimológicamente lugar de reunión y palabra que aparece como parte de los vocablos de hospital y sinagoga, casa de reunión- por cada corriente ideológica dos facciones: la que persigue el entendimiento con Palestina considerándoles un Estado sin Estado y la que piensa que los palestinos al día siguiente de obtener ser parcialmente restituidos irían por más y buscarían la expulsión militar y religiosa de los judíos de su tierra santa, por otra parte compartida. 

De allí que la operación de Hamas desde Gaza mencione a la Mezquita de la Roca, Al-Aqsa, como justificación de una presunta venganza.

Entonces, considero que la izquierda española cuando da su apoyo total a causas como la palestina o saharaui no analiza de forma torticera estas aristas. Una cosa era apoyar las justas reivindicaciones de Arafat y al-Fatah, siquiera también recurrieran a la violencia, y otra la de una organización con Irán detrás como Hizbolá y cuya traducción más aproximada es la de fervor.

Pero está también la situación y confusión interesada sobre los dos millones de palestinos, ¿colaboracionistas entonces?, que viven dentro de Israel, que son israelíes aunque no judíos.

La transformación de la propiedad de la tierra en Eretz Israel, el Estado, fue llevada a cabo mediante compras patrimoniales de lo que nada valía a palestinos o a beduinos errantes por los wadis, auténticos navajos.

Después desde la Fundación Herzl se buscó y encontró sin dificultad, el proceso liderado exclusivamente por judíos alemanes y resto de asquenazíes, la financiación para, tras garantizarse militarmente las fuentes de agua del Golán y un poco secar el río Jordán, hacer una concentración parcelaria, volviendo las llanuras de Galilea y Dan prósperos campos de regadío, a la manera que se hizo en Aragón en Bardenas o Monegros 2.

De este modo, surgieron nuevos títulos de propiedad inscribibles como inscripción primera que es la que siempre interesa para escribir la historia a favor de los ganadores, cuyos titulares y es transmisible son personas concretas, y entonces no ya otras: los kibutzín, pioneros, que hoy como en el campo aragonés que percibe subvenciones pueden ser ya incluso fondos de gestión de capital judío americano por venta de los colonos de sus “derechos”.

De este proceso no participaron los palestinos, se quedaron como forasteros en reservas en su propia tierra cuando no hacinados en franjas a las que se les puede cortar el agua y la luz y se convierten por su densidad de población en un foco de insanias y violencia. Los judíos del Este que se creyeron alemanes un día, altos y rubios, devolviendo la consideración a un pueblo, como mínimo, de inferior y reprimiendo, por no decir algo más duro.

Esto no lo podemos compartir ni se comparte por un amplio espectro de judíos de origen yemení, provenientes de países árabes o sefardíes de España, expandidos a París, Amsterdam, la judería de Venecia o la de Lisboa.

Como en el caso del problema vasco, las ideas de confrontación por uno y otro bando en un primer momento dialogadas, se convierten en una lucha por la supervivencia, en pasto de la venganza por envidia, lideradas por psicópatas. Calienta que sales, Mengele.

No existe solución, no se va a alcanzar por intereses geopolíticos, siempre van a caer los niños e inocentes, los que en un kibutz o en un asentamiento palestino procuran la simple supervivencia personal y de sus familias.

No es verdad que en la España de las tres culturas se conviviera. Existieron intereses económicos que propiciaban el intercambio porque era comercio, pero los habitantes de las medinas, aljamas y barrios cristianos se casaron entre ellos y no se mezclaron.

Sin embargo, la sociedad de Israel de menos de treinta años va hacia el mestizaje. Es común que los un poco clasistas o quizá también de familias racistas judíos pelirrojos y rubios, altos y fuertes, hoy se mezclen y tengan parejas de origen yemení judío, de raza negra etíope o en vida privada se enamoren de una o de un sefardí.

Lo que yo me pregunto es cuántos jóvenes de Gaza o cuantos componentes judíos de los de milicia obligatoria que entrarán para terminar con Hamás si así lo hablan y acuerdan Putin y Biden –y China e Italia, como España en armamento, vendiéndoles a todos- se verán obligados a hacerlo teniendo sus parejas o amores imposibles al otro lado.

Todos recibiendo la consigna de termina con ellos en el nombre de Allah o Yahveh, que es impronunciable sin embargo, y comiendo idénticas raciones de falafel y ensaladas maravillosas repletas de hierbas y rematadas con el mismo queso desde Atenas hasta Karachi.

Otra cosa que me pregunto de la actual situación es dónde queda la autoridad moral inglesa, hacedores de fronteras en Oriente Próximo, y de Turquía, última administración con la que todos convivieron y sus ensayos e informes en este punto.

Recientemente me narraron que en Argelia a los barones Rothschild, principales banqueros de París desde finales del XIX y hasta su salida a Nueva York, les molestaba que judíos y musulmanes bereberes vistieran con idénticas prendas y chilabas. Así que hicieron una campaña de falso crowd founding para distinguirlos, para vestirles como europeos, y crearon un odio irreversible de último de la fila entre sus antiguos convecinos.

Según dijo el profeta menor para el judaísmo, que viene del sustantivo salvador, Jeshua, los últimos parece ser que serían los primeros. Quizá por este motivo debería ponerse a mediar el Papa Francisco en la cuestión, sin enviar tanto cruzado encubierto a Tierra Santa.

13.10 Luis Iribarren

9.10.23

La guerra de Yom Kipur de 1973 se repite o se repetirá ¿Qué fue aquello?


Tras los atentados de Hamas contra Israel del sábado 7 de octubre, nada volverá a ser igual en toda esa extensísima zona del mundo. Se puede afirmar sin duda, que esta fecha será tan simbólica como lo fue en su momento la guerra de Yom Kipur del 6 al 25 de octubre del año 1973. Que coincidan las fechas pero cincuenta años después no es casualidad. 

Aquella guerra también conocida como la guerra árabe-israelí de 1973, fue un conflicto bélico librado por la coalición de países árabes liderados por Egipto y Siria contra Israel desde el 6 al 25 de octubre de 1973.

Con la excepción de ataques aislados en territorio israelí el 6 y 9 de octubre, las acciones militares de combate durante la guerra tuvieron lugar en territorio árabe, sobre todo en el Sinaí y los Altos del Golán. Egipto y Siria querían recuperar el Sinaí y los Altos del Golán, respectivamente. 

La guerra comenzó cuando la coalición árabe lanzó un ataque sorpresa conjunto sobre las posiciones israelíes en los territorios conquistados por Israel en el día de la celebración del Yom Kipur, el día más sagrado del judaísmo, que también se produjo ese año durante el mes sagrado musulmán del Ramadán.

Las fuerzas egipcias y sirias cruzaron las líneas de alto el fuego para entrar en la península del Sinaí y los Altos del Golán, respectivamente, que habían sido capturados por Israel en la Guerra de los Seis Días del año 1967. 

Se recrudecía el conflicto y entraba en una nueva situación con varios países implicados, incluidos los EEUU y Rusia que apoyaban cada uno de ellos a un bando del conflicto.

El conflicto comenzó con una invasión egipcia masiva y exitosa hacia el canal de Suez. Después de cruzar la línea de alto el fuego, las fuerzas egipcias avanzaron casi sin oposición en la península del Sinaí. Después de tres días, Israel había movilizado a la mayoría de sus fuerzas y logrado detener la ofensiva egipcia, llegando así a un punto muerto. 

La guerra tuvo consecuencias de largo alcance. El mundo árabe, que había sido humillado por la derrota desequilibrada de la alianza egipcio-sirio-jordana en la guerra de los Seis Días, se sintió psicológicamente reivindicado por los primeros éxitos en el conflicto. 

En Israel, a pesar de los impresionantes logros operacionales y tácticos en el campo de batalla, la guerra llevó al reconocimiento de que no había garantía de que siempre dominaría militarmente a los estados árabes. 

Estos cambios allanaron el camino para el proceso de paz posterior. Se tardó casi cinco años en formalizar los Acuerdos de Camp David (1978) que dieron lugar a la devolución del Sinaí a Egipto y la normalización de las relaciones entre los dos países y el primer reconocimiento pacífico de Israel por parte de un país árabe.

1.10.23

¿Qué hay a la izquierda de la izquierda en España?


Es tan fuerte el color azul que se nos ofrece en estos momentos en España, que el resto parecen colores rojos por descarte. El PP en España está impregnado de un azul oscuro y eso logra que el PSOE actual nos parezca socialista de verdad, incluso tras las declaraciones de Felipe Gonzáles o Alfonso Guerra, nos llegan a confundir sobre si no será comunista.

Si a eso unimos la poca voz de SUMAR y el silencio de Podemos, nos queda claro que las políticas actuales del PSOE son de izquierdas rabiosas. Pronto alguno las llamará bolivarianas. Y se equivocan.

La verdad es otra. A España la compran empresas y trozos de país desde Arabia Saudí o desde China, pues para eso están nuestras empresas estratégicas en el mercado de la Bolsa. 

Y ese mismo Alfonso Guerra ya calmado, no habla de nacionalizaciones como sí hacía en 1982. Curiosidades de los cambios de chaqueta. Ahora todo lo que hace el actual PSOE le parece tremendista.

En España los Servicios Públicos funcionan mal, y lo curioso es que ahora sea el PP quien nos diga que los va a resolver, arreglar, modificar. Sí, hablan de los Servicios Públicos como la Sanidad o la Educación. No hablan de los Servicios Privados. Incluso dicen que resolverán las Pensiones.

Pero lo curioso es que la izquierda a la izquierda de la izquierda que representa el PSOE, es decir SUMAR, habla bajito de esto temas. 

Es como si no quisiera molestar al PSOE, sin darse cuenta de que SUMAR es "otra cosa" y que sus espacios electorales, sociales, ideológicos, deberían ser "otra cosa".

En impresión, cuando te pasabas de azul —que era el primer color cuando se imprimía de color a color y no como ahora— era ya casi imposible resolver la calidad de la impresión por mucho amarillo o magenta que metieras. Ya siempre te quedaba azulado o gris. Que no sé bien qué es peor.

España necesita calma, distensión, pero a su vez necesita clarificación. Ni el PP puede ser la Casa Común de la derecha más extrema, ni el PSOE debería ser un espacio único en la izquierda a base de que se callaran todos los demás. 

Ajovín