Todas las personas estamos en sociedad con unos puntos de vista muy diferentes sobre las ideas internas que nos mantienen a todos unidos como una sociedad válida.
No son ni dos ni media docena de formas distintas de querer pertenecer a las sociedades que nos han tocado como el envolvente social.
Son múltiples maneras de pensar y, además de ser cambiantes según crecemos o sumamos cargas vitales sobre nosotros, depende su cambio de varios factores educacionales, religiosos, económicos, familiares o de relación con personas y grupos.
De la interacción de todos estos puntos de vista que vamos sumando a lo largo de nuestra formación vital nace nuestra ideología.
Y con la suma de todas estas posturas individuales nace o crece la ideología social que pretendemos que nos gestione nuestra propia sociedad territorial y que luego dividimos entre derecha e izquierdas, cuando en realidad son múltiples posibilidades que interactuan entre ellas y en los tiempos, aunque es cierto que vamos a simplificarlas a tres, admitiendo sus matices.
Empecemos por separarlas en dos con arreglo a dos conceptos a los que cada gruoo social da mucha más o menos importancia, y que curiosamente se dan por igual en países del Primer, Segundo o Tercer Mundo.
JUSTICIA SOCIAL = Izquierdas
EFICACIA SOCIAL = Derechas
De esta división tan simple surgen todas las demás posibilidades, eso sí, diferentes.
Las personas tenemos un sentido de la justicia innato, nacemos con él, lo necesitamos durante toda la vida, pero tiene múltiples matices. Cada persona entendemos la justicia social de una manera y un grado diferente.
¿Hasta dónde? ¿para quién? ¿en qué motivos? ¿a cambio de qué? La justicia, la injusticia, y sin duda sus costes de todo tipo.
Las personas al estar viviendo con más personas queremos tener seguridad, libertad, ser capaces de crecer siendo mejores, intuimos que si las cosas nos van mal, algo o alguien nos ayudará, etc.
De todo este entramado naden las diferentes opciones ideológicas que en realidad son también opciones religiosas, ancestrales, de orden social básico.
Cuanto más JUSTICIA quieras, más de izquierdas eres. Cuanta más EFICACIA SOCIAL, más de derechas eres.
Cuanto más quieras que la sociedad optimice sus recursos hacia sus resultados pues más liberal o conservador eres. Cuanto más igualdad social quieres para todos, más de izquierdas eres. Te des cuenta o no. Creas una cosa o la contraria. Y efectivamente, puedes querer ambas cosas.
Hay pues un tercer factor que no hemos sacado todavía. Es muy posible que quieras JUSTICIA SOCIAL y además quieras una EFICACIA SOCIAL, que estés convencido que sin esta última la justicia es cara o imposible de mantener y tienen que existir siempre un componente de eficacia en todo tipo de actuación pública que busque lo mejor para “todos”.
JUSTICIA = Comunismo, socialismo puro, anarquismo
EFICACIA = Liberalismo, capitalismo, conservadores
MIXTO = Socialdemócratas
Ya hemos realizado un añadido a la división, incorporando un tercer grupo, las socialdemocracias. Hoy por cierto, en declive, todo hay que advertirlo.
Parece la socialdemocracia y a primera vista la opción teórica más lógica, pues abrazan ambas propuestas, cogen lo mejor de cada una y aspiran a que ambas funcionen a la vez.
Pero eso además de complejo es casi imposible pues las necesidades son tan plurales que a la hora de decidir, siempre se nos va la mano hacia un lado o hacia el otro, y siempre nos quedamos cortos en un lado y en el otro.
Es el clásico dicho de…: “ni chicha ni limoná”.
Ninguno de los tres sistemas ideológicos sirve para todo y para todos los casos, y de esto surge el conflicto de ideologías. Muchas veces beneficiar a unos empeora a otros.
¿Qué preferimos potenciar? ¿qué estamos dispuestos a NO conseguir, para lograr otros beneficios sociales?
La izquierda es superior moralmente a la derecha. No hay duda. Todas las personas quieren justicia social, odian las injusticias que ven, desean una sociedad en paz y capacidad de mejora, odian el sufrimiento, el hambre, etc.
Moralmente lo que desean las izquierdas es claro, no hay duda. Las derechas también lo quieren, pero desean priorizar antes otros temas.
La derecha es más capaz, intelectualmente es más segura, sabe que los cambios por sí mismos no son buenos y que la justicia social se cambia con principios de raza humana, de selección natural incluso.
Y admite o bien que hay cosas inevitables o bien que hay situaciones que son envíos de un ser superior que castiga y premia. Y moralmente está dispuesto al apoyo social, siempre que no afecte al funcionamiento de su grupo social, que no hay dejación de un estricto esfuerzo de superación. Podría parecer lógico, pero otra vez nos encontramos con el tema de las medidas.
¿Cuánto? ¿para quién y en qué condiciones? ¿cómo se selecciona el esfuerzo suficiente y dónde ponemos en la balanza lo que sirve para unos en contra de los otros?
La derecha mima más la libertad que la izquierda, y eso que podría parecer positivo se vuelve en contra de los más necesitados, pues estos no necesitan tanto la libertad como la justicia.
Esa libertad supone también que todo el mundo puede jugar al balón como crea conveniente, sin muchas reglas, y eso para quien no ha lograda aprender a jugar al fútbol o no tiene equipación o no puede entrenarse o no tiene balón de cuero, es un gran hándicap. No está en igualdad de oportunidades aunque le digan que tiene la misma libertad que los demás. Cambia fútbol por mercado, por trabajo, por formación, y tendrás una serie de dudas que te pillarán.
La izquierda busca más la igualdad, el acercamiento entre los distintos tramos económicos de vida, la igualdad de posibilidades, los servicios sociales y públicos gratuitos para que todos puedan acceder en las mismas condiciones, etc.
Pero eso es caro y sin saber explicar muy bien que se necesitan impuestos progresistas y bien seleccionados para mantenerlos y pagarlos, no es posible lograrlo.
Lacokk habla de hasta seis tipos de personas de izquierdas basados todos ellos en el marco de Padre Protector. Y curiosamente solo existe un tipo de persona de derechas, la basada en el concepto de: Padre Estricto.
Los de izquierdas pueden ser de estas seis clases distintas y que curiosamente nunca son capaces de ponerse de acuerdo con facilidad, para goce y disfrute de sus contrincantes ideológicos:
Ecologistas
Económicos
Identitarios
Espiritual o Religiosos
Antiautoritarios
Sociales
Los socialdemócratas (que no son los de Centro pues ese concepto es otra cosa y en realidad no existe como tal) viven a medio camino de ambas ideologías, no están divididos en tantos grupos, recogen ingredientes de ambos lados de las ideologías, hasta formar una gran paella pero que nunca es ni un gran chuletón ni un excelente pescado al horno.
Es un gran plato que suma “cosas”. Y eso es bueno o malo, dependiendo del cocinero y de los ingredientes. Lo que podría ser un plato social muy bueno, a veces se convierte en excepcional y otras en una sopa de arroz.
He dicho antes que los de Centro no existen, pues no existe esa ideología. Sí es cierto que a veces se puede estar entre las izquierdas y las derechas, entre un lago y el otro.
A veces coger una parte de un grupo ideológico y a veces coger otro. Depende de los cocineros, de los ingredientes, de la cocina que se quiere utilizar.
Existen opciones socialdemócratas, esas Terceras Vías que se mueven hacia un lago o hacia el otro, dependiendo de los cocineros. Terceras Vías muy conservadoras como la de Lambán en Aragón o muy progresistas como la de Olof Palme en su momento. Ninguno era ni de derechas ni de izquierdas, pero sus diferencias ideológicas eran enormes.