Se investiga la ketamina para curar la depresión, en una vuelta de tuerca más para resolver un problema de salud muy importante.
Es cierto que los actuales antidepresivos son irregulares, tardan en hacer efecto, no siempre curan y además crean de alguna forma un efecto de dependencia que incluso hacer bajar sus efectos con el tiempo. Se trata pues de seguir investigando y de buscar nuevas alternativas.
La ketamina, un analgésico potente, puede ser según comentan, un buen antidepresivo, en unas dosis pequeñas, siendo rápido en sus efectos y además atacando la enfermedad desde otra óptica. Seguiremos pendiente de los avances en antidepresivos, pues sin duda, sabemos que es una enfermedad crónica y grave.
"Es como una droga mágica, una dosis puede actuar rápidamente y durar  de siete a 10 días", asegura el catedrático de Psiquiatría y  Farmacología de la Universidad de Yale (EEUU) Ronald Duman, cuyo estudio  con ratas de laboratorio ha permitido determinar que la ketamina activa una proteína cerebral denominada mTor  (siglas en inglés de 'Blanco de la rapamicina en mamíferos'). Este  proceso no se dio en otros tratamientos antidepresivos que se probaron  en el estudio, tales como la fluoxetina (Prozac), la imipramina  (Tofranil) o incluso el 'electroshock', por lo que los científicos han  determinado que en él se encuentra la clave del efecto inmediato de la  sustancia.
Tras ser tratadas con leves dosis de ketamina, las ratas  desarrollaron nuevas conexiones neuronales, o sinapsis, en células  cerebrales del lóbulo frontal que habían sido dañadas tras una  prolongada exposición a situaciones de estrés. Pero la principal ventaja  de la ketamina frente a otros antidepresivos es que actúa antes, lo que  resulta importante porque los tratamientos actuales pueden tardar semanas o incluso meses en funcionar plenamente.
 
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