7.10.25

Politizar es acusar de lo que a mí me convenga


Me gustan las personas que después son políticos, o viceversa, que van de cara. Si una causa les parece justa, se llame que entienden necesario exhibir tecnología israelí puntera en la feria de los móviles de Barcelona para llenar sus hoteles, justifican déficits con retornos como el que dicen que hay en la hostelería por Alcañiz de Motorland o declaren gritando un eslogan que Palestina llegue desde el río hasta el mar (cuando entonces lo sería como provincia histórica de Siria y los asquenazíes devendrían sirios), me parece muy bien que vayan de frente. Sean de Acción Catalana, Podemos, del Likud o compartan ideología chií con los hermanos musulmanes.

Pero que después no tuerzan el morro como hizo Chueca cuando, en un ejercicio supongo de su libertad de expresión de Paula Ortiz (dado que no hay inquisición ni censura previa que revise los discursos del pregón), recordó los efectos de la premeditada política de los de la libertad de mercado de la supresión de lo público en educación, sanidad y juventud (la última de su competencia).

No se lo espetó a ella en la cara, que sí es contingente como bien sabe si ha visto “Amanece que no es poco” pero se cree necesaria, sino se dirigió a los jóvenes que justifican con su asistencia que 350.000 zaragozanos participen cada día en las actividades que se patrimonializa.

El equipo de gobierno zaragozano motivó, justificando su desprecio por la casa de juventud y otros servicios de barrio, con cifras de los jóvenes que asistían o no a las mismas y que en otras legislaturas vete muy bien a saber por qué, incluso con la Rudi en el bastón, les daban igual y hasta promocionaban con inversiones en equipamientos.

Eso sí, como proyecto quieren concentrar toda la juventud de la ciudad –sí, desde Oliver a La Cartuja Baja que para eso están a una hora en los nuevos circulares- en una única iniciativa de colorines que le costó a la Azucarera de mi barrio de residencia el semillero de empresas de Zaragoza Activa. A la que no creo que dejen los padres ir a menores sin acompañar en el autobús por media ciudad, lo que bajará nuevamente la asistencia.

Me gusta el valor y no el postureo, ni que jóvenes de hasta cuarenta años de su partido se personen en el Pleno y afirmen que ellos no son usuarios de esos servicios o que, de lo contrario, si se mantienen el Ayuntamiento les pague el abono de las plazas de toros, subvencionar las tradiciones (siguiendo su lenguaje mantra de tik tok de 20 palabras máximo). Y desde arriba ellos les jalean, como cuando les organizan ceremonias nupciales religiosas aunque solo crean en heredarles.

Es mejor que el Grupo Popular hubiera sostenido las supresiones en que saben que el padre del niño español de origen africano, de la madre de la niña hija de venezolanos de Torrero o de los españolísimos pata negra padres de un crío de Delicias no van a oponer resistencia, no se van a encadenar a ningún árbol como la baronesa Thysen y que no la van a penalizar con su voto. Dada la campaña más que justificada contra la cúpula del PSOE pero que el bombardeo Koldo llega tras las redes sociales a que se penalice con él a una candidata espléndida y con reputación que por ellos se presente en Daroca.

La razón última de las supresiones de ese tipo de actividades pequeñas y del día a día, estratégicas para la convivencia social como lo son las convocatorias de premios para bandas de rock que empieza, está en otra parte.

Cuando suprimes por imitación de Madrid y Andalucía el impuesto de sucesiones –lo que en una ciudad capital con movimiento económico mundial da hasta para un debate pero que en Aragón beneficia a unas 5.000 personas-, a la vez privatizas operaciones y, anuncio leído ayer, estás por aumentar la concertación al Bachillerato, dirigido a tus patrocinadores, de algún sitio tendrás que recortar para que te salgan las cuentas.

Es como cuando tu referente político Ayuso determinó un modelo de cribar al mismo tiempo que abrió con chulería completamente la hostelería y promocionaba Madrid declarándola abierta, sabiendo perfectamente que fueron el resto de comunidades incluso de su partido las que tuvieron que afrontar con responsabilidad cerrar sus perímetros autonómicos o se les clavaban millones de madrileños cada fin de semana. Pero siempre son los demás y nunca tú.

La cultura y su promoción pública es una política de interés general imprescindible porque son causas culturales las que han acelerado por generaciones la emigración del medio rural para mejorar ficticiamente expectativas vitales y porque la mitad de la población joven aragonesa no supera el teórico del carné de conducir porque no tienen capacidad de relación ni retentiva. Vuestros como nuestros de los barrios, vayan a una colonia de inglés a Dublín o veraneen en el pueblo porque no les quede otra (o las dos cosas en una, maña).

Zaragoza nos receta desde su Ayuntamiento a un DJ cura, por cierto un artista más que notable, y monta espectáculos encadenando ferias invocando como mantra su política nada neoliberal sino favorecedora del colectivo único que descaradamente subvencionan de forma indirecta: la hostelería.

Revisen los discursos de nuestra lideresa y resto de alcaldes y presidentes autonómicos populares y verán que es omnipresente, como lo es la ocupación tras la pandemia con veladores de miles de metros cuadrados de espacios públicos y que la entrada de un emblemático parque art-deco se vea concesionada por una franquicia de espaguetis.

Muy bien, os ciscáis en todo lo que no sea el tardeo a costa de lo que cueste: pues decidlo claramente. Aún puede que os voten más.

Pero luego no casques o tuerzas el morro con que los otros politizan cuando se expresen libremente en un pregón o se movilicenn por Palestina. Es verdad que muchos dirigentes socialistas nunca han sido consecuentes ni ejemplares respecto de sus orígenes; ha llegado el día que diga que no me importa si al menos han sido capaces de mantener servicios públicos suficientes y redes para la convivencia.

07.10 Luis Iribarren

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