20.11.25

España camina hacia una dictadura nueva


Hay días tristes en la historia de España, excesivos, y tenemos muy pocos días que en positivo, sirvan para avanzar a ser mejor país, más democrático, más respetable y creíble. 

Hoy con la sentencia rápida y en una fecha muy bien elegida para los intereses de los ganadores —hablo de la sentencia contra el Fiscal General del Estado— España sale perdiendo.

La democracia en España hoy ha perdido un grado de independencia y de credibilidad ante los ciudadanos, dividiendo todavía más a la sociedad. 

Hemos perdido el respeto a lo lógico, pues supone un mazazo a la libertad de prensa, al sentido común y justo, a la credibilidad.

No voy a entrar a comentar sentencias, no debo y sé que es peligrosos hacerlo. Mucho cuidado con criticar a los que tienen un poder sin medida. 

Pero me fastidia mucho ver a España en el año 2025, en la situación en la que la veo. No es bueno para el futuro.

Cuando se murió el dictador en la cama del poder, yo estaba trabajando casi de adolescente y en ese momento supe que otra España se abría, otra historia se comenzaba en ese día, con una nueva luz de libertad. Y que la gente de mi generación tenía la obligación de ser protagonista. 

Nos hemos ido engañando entre todos. Y entre todos también hemos demostrado que somos incapaces de ser como cualquier país occidental inteligente. Somos débiles, estamos MUY divididos, somos muy frágiles por nuestra propia culpa, y no hemos sabido hacer bien lo que simplemente teníamos que haber hecho.

Leo datos actuales de las opiniones de los jóvenes de este siglo alabando la dictadura en un porcentaje preocupante, y eso es muy preocupante. Pero defienden la dictadura sin saber qué supone una dictadura, sin pensar en qué tipo de libertades desean destruir para alcanzar lo que anhelan.

Creo que España ya está preparada para entrar en otra dictadura más. Y van muchas. Todas ellas violentas. No tenemos remedio y además voy a cerrar el círculo de mi vida, viendo y viviendo esa nueva dictadura. 

Yo soy muy demócrata y si hay una mayoría de españoles que quieren la dictadura, como es lógico, debe respetarles y asumir que es el siguiente paso en nuestra historia. 

Yo sí respeto a los que quieren la dictadura, aunque también sé que ellos no me respetarán a mi.


Contra la corrupción: educación y silencio social

La corrupción política y dentro de ella la económica, es la mayor de las enfermedades de todos los sistemas democráticos, que efectivamente, hay varios y diferentes según los tiempos y los modelos sociales. 

Y cuando esto se centra en España, país relativamente joven en democracia tras 40 años de dictadura dura, es un drama que hay que resolver, aunque ya parezca tarde. 

Y no solo sirve con cambiar las leyes ni las normas. Aumentar los castigos no sirve para evitar el delito, y quitarles lo robado tampoco pues lo primero que aprenden es a esconderlo.

La corrupción no conoce ideologías, aunque es verdad que no todos los partidos políticos en España sean corruptos, y eso es a lo que nos tenemos que agarrar. Es posible evitar internamente que existan dentro de las organizaciones personas corruptas, aunque no sea sencillo. Tenemos ejemplos, aunque es cierto que son de tamaño pequeño o mediano.

Ayer salió provisionalmente de la cárcel Santos Cerdán. En realidad me da igual si es culpable de todo lo que se dice, o si no lo es o incluso si lo es todavía más de lo que hasta ahora se ha descubierto. El terrible mal ya se ha hecho.

Hace meses ya dije que era insoportable que el Presidente del Gobierno no se hubiera dado cuenta de los presuntos abusos de sus dos últimos números dos o tres del partido. Por omisión también se es culpable.

No es fácil, aunque no sea imposible evitarlo, detectar presuntas corrupciones en la política, pues son los más jetas, amparados por asesores bien pagados, los que saben buscar las líneas de trampas. 

Así que sobre todo cabe recurrir a la moral, a la educación social de todos, para admitir que hay cosas que nunca se deben ni pensar.

Y en esa labor debeos entrar todos, sin callarnos, sin miedos, cada uno desde su propio puesto de vida. No debemos admitir ni los comentarios de tramposos, ni de explicaciones de presuntas trampas. Hay que cerrarlas las puertas familiares y de amistades, a los que presumen de lo que son simplemente trampas ilegales, sean pequeñas o grandes.

Nadie empieza robando dos millones de euros. Pero reírles las gracias cuando roban 100 euros en Hacienda es abrirles la puerta a seguir escalando en el mundo de las trampas. Con los tramposos, ni agua.