El 9 de octubre de 2023 comencé un libro sobre Gaza e Israel, entendiendo desde el primer día que aquello iba a ser un punto grave de conflicto mundial, tras los atentados de dos días antes, desde Hamas contra Israel. No era nada complicado prever eso. Os dejo la portada provisional a la vista. No lo comencé pensando en publicarlo, todo hay que avisarlo.
El libro con 266 páginas, en donde recogía todo lo acontecido sobre el drama bélico y su historia del siglo XX, lo terminé en los primeros días de enero del año 2025, cuando ya era una constatación de que aquel drama iba a ser muy complejo de poderlo seguir desde mi pobre posición, pues se multiplicaban los datos, las noticias, y sobre todo las manipulaciones de todo tipo.
En aquel momento y desde casi el principio, detecté yo y casi todos, que a los palestino los íbamos a dejar solos. Cuando digo "los íbamos" me refería a todo el mundo. Incluidos el resto de palestinos de Cisjordania, los países árabes y Europa.
En aquel inicio de 2025, cuando decidí terminar con el libro, todavía Donald Trump no había tomado poder, pero ya había jurado qué iba a intentar hacer. Él hablaba de Paz en Ucrania y en Gaza en cuestión de días. Y yo NO me lo creí, pues no quise esperar a esa presunta Paz para poder cerrar el libro. Lo acabé por cansancio y dolor.
Después he escrito algo sobre este grave problema, no mucho, asqueado sobre todo por la incapacidad de Europa de tomarse este problema muy en serio. Es posible que la debilidad de Europa sea superior a sus capacidades de poderle decir a los EEUU y a Israel, que ya vale, que se tiene que acabar esto con suma urgencia.
En aquellos meses iniciales a nadie se le había ocurrido todavía transmitir a la sociedad mundial que la idea era arrasar y luego convertir aquello en un enrome Parque de Atracciones para ricos mundiales. No tuvieron pelotas, nadie, ni de imaginárselo. Hasta que llego el Pato Donald y decidió ponerse chistoso.
Ahora, en septiembre de 2025, unos meses después de rendirme con el libro, de sumar terrores y dramas a todo aquello, parece que quiere despertar lentamente y de forma muy irregular una Europa ya acabada. Las derechas extremas se han ido apoderando poco a poco de la opinión pública, y la izquierda se intenta defender en donde existe, sin saber muy bien qué hacer para revertir lo que se viene en breve en España, en línea con lo que sucede en Europa.
La sociedad no sabe bien qué va a perder.
Hemos caído en las mentiras bien fabricadas y nos hemos dejado convencer. Es posible, desgraciadamente, que las violencias… no es que sigan, que también, sino que se contagien a más países, más cerca, incluso dentro de nuestros territorios.
Unos juegan a sembrar violencias, y otros a mirar para otro lado.
A veces me pregunto si mi cambio sobre los temas que escribo, mi frenazo de hablar o escribir de política, es el correcto. Sé que no, pero ni mi edad me ayuda a seguir hablando de lo que ya no viviré, ni debo parecer un cascarrabias —o al menos intentarlo— ni debo incidir en lo que deben construir los jóvenes actuales. El mundo tiene que ser lo que ellos quieran.
Escucho a viejas guardias ya jubiladas, personas de gran nombre en el siglo XX e inicios del siglo XXI, hablar de estos tiempos, como queriendo advertir que vamos muy mal. Sé que los miran como quien ve una antigüedad, y eso me ayuda a seguir escribiendo de Arte Experimental, y no de política. Pero las tripas a veces me obligan a lo contrario.