26.6.08

La cabeza y la decisiones que pesan

A veces la cabeza nos pesa, y es que la tenemos llena.
Nuestro disco duro necesita ser reparado de vez en cuando, necesita un reset, una puesta a punto. De vez en cuando hay que realizarle algunas labores de mantenimiento.
Necesitamos vaciar la caché, tirar a la papelera algunos documentos, parte de nuestra memoria, algunos recuerdos que ya no sirves, odios que se han quedado obsoletos, manías que ya no hacen más que para ocupar espacio y pesar.
Tenemos diversas maneras de limpiar nuestro ordenador cerebral. Sin duda dejarlo apagado unos días, es imprescindible. Pero además hay que conseguir que esos días sean bien aprovechados, y aquí es donde tenemos que poner en práctica algunas medidas imprescindibles.
Todos necesitamos tener todos los días un poco de tiempo propio, un espacio temporal que solo nos pertenezca a nosotros. Fijaros que incluso la tontería del tiempo que pasamos en el servicio si lo sabemos aprovechar, es suficiente para desatascar. Debemos tener un rincón propio, esto es fundamental para seguir vivos de verdad.
Pero de vez en cuando hay que hacer labores más profundas.
Necesitamos borrar el efecto memoria y cambiar de aires, de personas durante unos días, de lugares durante un pequeño tiempo. Es suficiente incluso para notar la falta de lo que se tiene y que no se valora. Nada hay que ponga más en valor nuestra propia vida, que no disponer de ella durante unos días.
Nuestra vida está llena de colores, sabores, olores que no notamos, pero que si desaparecen unos días, si que se nota su falta y sobre todo su recuperación.
Separarnos unos días de nuestra propia vida sirve además para darnos cuenta de que hay otras vidas, de que podemos elegir quedarnos o marcharnos, de que seguimos vivos y con libertad y no atados a una sola vida.
Elegir seguir, es algo que nos da valor, si es algo que realmente es seleccionado, de entre diversas opciones.
Y si no tiene distintas posibilidades, debes buscarlas, aunque solo sea para saber que existen y que si quieres, puedes.

¡Ojalá…!

–– ¡Perdona!, solo un momento, ¿te sobran quince minutos?
Ya se que a nadie le sobran unos minutos de la vida, si acaso nos faltan todos los días, pero curiosamente todos los días tienen el mismo tamaño, y todos ellos se completan y no dejan a nadie fuera de entrar.
Es cierto, si, todos los días vamos dejando cosas sin hacer, cosas que incluso a veces se olvidan. Pero las importantes nunca las dejamos sin completar.
Hoy me gustaría plantearte un ejercicio que sirve para detectar las insatisfacciones, las cosas que no son como nos gustaría, las que no logramos conseguir, las que anhelamos pero que no sabemos muy bien si son o no importantes aunque en ese momento en que las reclamamos nos parecen las mayores.
Coge un papel y escribe. Haz una lista con las 20 cosas que ¡ojalá…!

OJALÁ PUDIERA…
OJALÁ FULANITO FUERA…
OJALÁ AQUELLO…
OJALÁ TUVIERA…

Y guarda la hoja una semana, o hasta que la curiosidad o el tiempo libre te permita recordarla y rescatarla para repasarla. Antes de leerla, vuelves a escribir en otra hoja los 20 de ese momento. Lso que sientas más importantes en ese día.
Y entonces revisa las dos hojas.
Haz un análisis serio de las cosas que han desaparecido entre las dos listas e intenta adivinar porqué.
Repite este ejercicio cada tiempo prudencial y verás como algunos ¡ojala! se convierten en realidad y otros dejan de tener sentido.