Un relato, un pequeño cuento, debe tener una estructura muy delimitada. Debe contener muy pocos personajes, es normal que solo tenga uno o dos actores literarios.
Una explicación no excesivamente detallada del escenario, con un inicio potente, fuerte, en donde se explique —dejando vacíos— qué está pasando en ese momento.
Un desarrollo rápido y no muy complicado pero intenso y original.
Un final potente, sorprendente, que produzca el sabor de que es una pena que el cuento se haya acabado tan pronto.
El relato corto debe estar construido sobre la sorpresa, sobre la fantasía del que lee. Se deben dejar cosas sin explicar, para que el lector se implique en la historia, teniendo que inventarse parte de lo que no se dice con la escritura.
No importan tanto los detalles como el conjunto, sobre todo la sorpresa de una historia bien construida.
Debemos aclarar que un relato, que un cuento NO es más sencillo de escribir que una novela, pues requiere gran dominio sobre la acción, sobre el tiempo, sobre los personajes. Otra cosa es que se valore mejor o peor por los lectores.
El relato o el cuento permite muchas más libertades literarias. Y sobre todo es una muy buena manera de empezar a escribir, pues ayuda a no agotarte en la escritura, aprender a crear y dominar personajes y escenarios, y a que la revisión y corrección sea menos aburrida.
Llevar un diario personal es un excelente ejercicio de reflexión y de introspección que sirve para analizar los pensamientos, sobre todo los negativos. Es un ejercicio mucho más utilizado de lo que nos pensamos.
Cuando hay problemas de autoestima, cuando hay dudas sobre nuestra forma de pensar, cuando no estamos seguros de nuestros pensamientos, cuando necesitamos estar más acompañados; llevar un diario personal ayuda a entender mejor nuestros actos, nuestros pensamientos.
Algo que hay que tener siempre muy en cuenta: y es que un diario personal es eso, PERSONAL.
Y por ello debe mantenerse reservado, nadie debe leer los escritos, nunca debe darnos la tentación de entregar su lectura a terceras personas.
Sólo con los años, cuando el contexto de lo escrito pierde sentido, es posible releer con otras personas muy íntimas lo escrito.
Un diario personal es un desahogo, el cajón a donde van los pensamientos buenos y malos, el lugar en el que podemos plasmar y consultar aquellas ideas que consideramos propias.
Y para que no exista ningún tipo de autocensura sobre el diario personal, es fundamental que nos fijemos como prioridad que NUNCA será enseñado a otras personas.
Es un desahogo que sólo pertenece a quien lo escribe.
Sirve una pequeña libreta que sea sencilla de adquirir, porque es muy posible que se necesiten varias y es bueno que todas sean iguales.
Se deben llevar encima SIEMPRE y guardar las libretas ya llenas en un sitio seguro como una pequeña cajita de caudales.
Para escribir sirve todo momento en que venga a la cabeza un pensamiento de cualquier tipo que consideres importante.
Escribe sin que te vean, y para ello es importante hacerlo en absoluta soledad.
Aprovecha también los momentos en los que si alguien te acompaña, no sea parte de tu vida.
Guardas las ideas que te han venido a la mente hasta que las escribas si te pillan estas ideas cuando están en un lugar en que no puedes escribir.
Es importante guardar escritas todas las ideas importantes y repasar de vez en cuando lo escrito.
No rompas lo escrito. Nunca, aunque no te guste ahora. Déjalo reposar. Es posible que con el tiempo cambies de ideas, es lógico, pero es bueno conservar lo escrito porque te sirve para ver cómo evolucionas.