21.10.09

"Barro de Medellín" de Alfredo Gómez Cerdá, Premio Nacional de Literatura Infantil

Alfredo Gómez Cerdá ha obtenido el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2009 por su obra "Barro de Medellín". Este galardón, dotado con 20.000 euros y que concede anualmente el Ministerio de Cultura, pretende distinguir una obra de autor español escrita en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado y editada en España durante 2008.

Gómez Cerdá empezó a escribir a los 11 años. Inicialmente se dedicó al teatro, pero a partir de 1982, cuando ganó el segundo premio "El Barco de Vapor" por su libro "Las palabras mágicas", se decantó por la literatura infantil y juvenil.

Ha colaborado en prensa y en revistas especializadas y ha participado en numerosas actividades en torno a la literatura infantil y juvenil: charlas, libro-fórum, programas radiofónicos, mesas redondas, conferencias, etc. También ha colaborado en proyectos educativos llevados a cabo en Estados Unidos (Aprenda II, En San Antonio, Texas).

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¿A quién sigue el elector a la hora de cambiar su voto electoral?

Me ha llegado un artículo a este octubre del año 2009, "Primero de Crisis", con mas o menos ese mismo título que pongo en la entrada y que es muy ilustrativo de lo que realmente sucede con los electores, que no es lo mismo de lo que sucede con los ciudadanos.

De hecho muchas veces los ciudadanos después de votar y ver quien ha ganado, piensa que cometieron un error importante.


Hay una tendencia general a seguir a la manada social, en el mejor sentido de la palabra. Cambiemos "manada social" por "sociedad" y queda más elegante. 

Pero la verdad es que es un acto animal, porque no debemos olvidarnos que somos unos animales, racionales, pero animales.

Hay una sensación (casi necesidad no explicada) de votar al que se considera ganador, pero aunque este ganador no sea el que quede reflejado en las encuestas. 

Y por el mismo motivo, hay una tendencia a NO votar al perdedor, no se sabe bien porqué motivo racional. Tal vez porque nadie quiere formar parte del equipo perdedor.

Se detecta sin querer y sin poder explicar bien, quién va a ser el ganador y quién el perdedor, porque no está escrito en ningún sitio, entes de contar de verdad los votos. Es la manada (sin reconocimiento de que exista) quien detecta este hecho y sin motivo claro aupa a uno y destroza al otro en un claro caso de conducta animal.

Incluso los partidos pequeños suben o bajan, sin depender ni de sus programas o de sus campañas, por un acto ajeno a ellos y que tiene más que ver con las sensaciones de la sociedad que con las realidades de lo que podrían resolver o gestionar.

Un partido pequeño con un excelente programa y un buen candidato puede bajar mientras que en una elección posterior, derrotado y sin ideas, puede subir por efecto de las contrarias sensaciones. 

Existe el voto de castigo, pero todavía más el voto de "sensaciones", el de apuntarse sin querer a "caballo ganador". Y repito, sin querer.

Es un acto en muchos casos de sensaciones de futuro. De querer formar parte del equipo de los ganadores, aunque ni sean los mejores ni los que mejor te representan a ti.