23.9.11

No es lo mismo una depresión leve de un duelo no complejo

Todo tipo de depresiones requieren tratamiento. También las leves. Ante una depresión —o lo que es mas claro—, ante los primeros síntomas depresivos, hay que acudir al médico de familia y consultar. No todo lo que creemos ser el inicio de una depresión lo es, y equivocarse en el tratamiento es grave.

Incluso aunque nos creamos que la depresión leve ha desaparecido hay que consultar con un profesional e intentar resolver todos los problemas que tenemos encima. Él nos dirá si son problemas o situaciones pasajeras.

La presencia de síntomas que pueden asemejar a la depresión: como tristeza, cansancio físico o mental, ganas de llorar sin motivo, nerviosismo, dificultad para dormir, etc., son habituales en situaciones de problema personal grave o mantenida en el tiempo, o en situaciones de pérdida o duelo. 

Y no es lo mismo un duelo doloroso que una depresión leve.
Para diferenciar una depresión de un duelo no complicado hay que tener en cuenta que en el duelo no suele observarse la presencia constante de ideas de culpa o inutilidad, no existe una alteración importante del modo diario de comportamiento y no suelen aparecer las ideas de suicidio, que sí suelen ser más frecuentes en la depresión.

Además, el duelo no complicado suele empezar poco después de la pérdida, y mejora a lo largo de los meses, pues el tiempo va resolviendo el problema. 

La mayor parte de los duelos no complicados se resolverán por si solos, como situación humana normal que es, y solo se tratarán con antidepresivos cuando por su larga duración o gravedad de los síntomas acaben complicados con un episodio depresivo.

Y recordar siempre que aunque una depresión leve se haya resuelto, hay que mantener la medicación al menos unos 9 meses más, para evitar recaídas. 

Nunca se debe dejar la medicación, sin el consejo y control médico o profesional.

22.9.11

¿Qué quieres ser, cuando ya seas mayor, cuando la edad se esté acabándo?

De pequeño, las amigas de la madre, los cuñados de algún amigo familiar, las vecinas impertinentes te preguntan con cara de espera: —¿Y tú de mayor, qué quieres ser?
Pero cuando de verdad te lo tendrían que preguntar, cuando en realidad es importante saber responder a esta cuestión, cuando ya de adulto tienes ocasión de intentar responderte y lo que es más importante, trabajar en serio por labrarte ese periodo complicado “de ser mayor”, nadie te lo pregunta, ninguno nos lo preguntamos.

¿Qué quieres ser, cuando ya seas mayor, cuando la edad ya esté acabándose?

Pues son pocos y pocas los que deseamos plantearnos estos temas, los que construimos la vejez en los años de madurez, lo que pensamos que algún día seremos mayores y que por ello es bueno pensar un poco en esto, para aprender a serlo con felicidad, con ganas, con energía suficiente para soportarlo. No nos enseñan a envejecer, a afrontar con madurez y respeto unos años complejos pero también bonitos si hemos sabido prepararnos para ello.
Yo de mayor, simplemente quiere ser libre, disfrutar de ser mayor, respetarme como anciano, sin añorar lo perdido pues es todavía mucho lo que me queda por vivir, aunque sea en poco tiempo. Yo de anciano quiero que las enfermedades me respeten, que no es poco eso.