1.10.11

Felipe González amenaza con ganarle al PP; con dos bemoles


Felipe González, ese animal político que produce miedo en el PP, ha salido de su cueva en ayuda no tanto de Rubalcaba, que ya no es posible ayudarle, como de los restos que puedan salvar los platos de un PSOE equivocado —¿se han dado cuenta de los colores azules que adornaban la reunión de socialistas antiguos y nuevos?—, en estos al menos cuatro años últimos y que ahora tendrá que atravesar el desierto sin cantimplora.
Es posible que Felipe González si se implica en serio, logre restar incluso algunos diputados de esos complicados hasta el último momento, varios del PP y alguno incluso de IU. Y por eso, por que él lo sabe, ha decidido taparse la nariz y salir de la cueva en busca de lo que realmente le gusta, la política de primer nivel, el estar dentro de la pomada, riendo y sufriendo.
A Felipe González no le ha gustado Zapatero, ni el de los primeros cuatro años ni el de los segundos. Con esta apreciación sería complicado saber cómo hubiera deseado Felipe que se hubiera comportado Zapatero, tal vez si Bono hubiera ganado, las cosas hubieran ido de diferente manera para Felipe. Es decir más de pésame señor, más de derechas, menos de socialismo, más como estos cuatro últimos años. Pero el PSOE decidió entregar el poder a un Zapatero que cuando estaba fresco era eso, fresco; pero que en cuanto se acojonó por los conservadores europeos, se convirtió en un conejo asustado que perdía velocidad como los malos coches pierden aceite.


Ahora Felipe González quiere decirnos que otro PSOE es posible. Tarde pero no mal. Sabe mucho, tiene edad pero también madera. Es respetado por parte de la gente de más de 50 tacos y eso es mucho pues junto a los jóvenes son los que en apariencia, más se están absteniendo en estos años. Van a buscar el voto de los que no quieren a la derecha, van en busca del voto que logró el éxito en 1982. Se olvidan que muchos de ellos tienen las jubilaciones congeladas y otros están en el paro o con todos sus hijos sin trabajo. Mucho tendrán que estudiar en los maitines de las mañanas, para saber cómo se logra convencer a la sociedad de que ellos todavía son capaces de resolver sus problemas. Yo les recomiendo el juego de los cubiletes.

30.9.11

Hay que defender los impuestos como positivos

La izquierda —no, el PSOE oficial, en este asunto, no ha sido izquierda— se ha equivocado en su ataque a la reforma constitucional en la que se incluye el déficit en la letra pequeña y por la puerta de atrás de la Ley magna y con el verano encima para disimular mejor.

Principalmente por dos motivos, de los que uno al menos se insiste en seguir cometiendo desde la izquierda, una tras otra vez.

Nuestra posición debería haber caminado por el ataque sin fisuras a lo que es una vergüenza tremenda. Que la reforma se haga casi de noche y a escondidas, sin debate, sin consultar por referéndum y con las prisas del ladrón que quiere escapar antes de que lo pillen.

Y tras esto deberíamos explicar claramente y con pedagogía —y aquí insisto en que desde la izquierda no hacemos explicaciones claras a la sociedad de nada, con lo que conseguimos nula empatía— que el déficit es bueno y que para conseguirlo hay dos caminos, no uno solo como pretende la derecha.

Según los conservadores hay que recortar gastos a mansalva para lograr que las cuentas cuadren. Pero hay una segunda posibilidad que les hace pupa. Que simplemente se eleven los ingresos por vía de impuestos.
Desde la izquierda también se puede hacer un buen control del déficit sin recortar gastos sociales y positivos para la sociedad más necesitada. ¿Desde cuando la izquierda hará pedagogía de los impuestos como un elemento positivo para mantener el estado de bienestar ya conseguido? 

Incluso a los ricos de verdad les interesa vivir en un sistema sostenible y con bienestar mínimo compartido. Que no se olviden los ricos de verdad que en los países NO democráticos hay menos ricos que en los democráticos. Si, cierto, son más ricos de verdad; pero en menor número.