19.2.12

La paciencia es ser más lento que la vida que se mueve a tu lado

La paciencia no es no preocuparse de los asuntos importantes, no es olvidarse ante ellos y dejar que se pasen por sí solos. La paciencia es simplemente disimular ante uno mismo y ante los demás sobre la impaciencia que nos invade. Incluso los que tenemos más paciencia que otros, nos remuerde a veces el dolor, la espera, el desespero. Pero lo ajustamos para que no sea muy fuerte su sonido dentro de nosotros, para que no nos atenace y nos impide juzgar con lógica.

No debemos esperar soluciones instantáneas, ni las sopas de sobre son instantáneas. Todo requiere un tiempo y hay que aprender a adminístralo, a saber y conocer, a soportar las esperas sin desesperar. Si eres un impaciente, es posible que llegues a tu meta antes de tiempo, que no haya todavía o nadie o la solución esperándote, y por ello te vuelvas otra vez impaciente esperando lo que llega cuando debe llegar. Ni antes ni más tarde.

Intenta ir más despacio en la vida y disfrutarla algo más, aunque simplemente sea observando como trascurre. Para ver como la vida pasa a tu lado, debes estar esperando o al menos ir un poco más lento que ella. Si vas más rápido, la vida no trascurre, eres tú quien se mueve sin notar lo que sucede a tu lado.

Las reformas que España necesita para defenderla

Hemos salido a la calle (febrero de 2012) en protesta por la Reforma Laboral en España los suficientes trabajadores como para que a todos se nos abra un ápice la ilusión por la unidad. Pero sabemos que en esta crisis a unos nos han condenado a perder y otros están aprovechando el momento para ganar mas.

Los dirigentes del PP más los votantes recalcitrantes de los incapaces partidos políticos que no logran hacernos colocar como un país con futuro, hoy, no pondrán la televisión para no vernos.

No estamos avanzando nada en colocar a España como un país con futuro. No ya “en el futuro” sino tan siquiera con algunas luces “de futuro”. 

Llevamos décadas hablando de lo mismo y soportando crisis de empleo por lo mismo, sin aprender siquiera de que nuestra forma de encarar la industria, la producción, la formación, es obsoleta y de mala calidad.

Yo no recuerdo bien las muchas veces que hemos hablado de reformar la Formación Profesional. Para nada.

No sé cuantas veces hemos hablado de los Informes Pisa y de la necesidad de reformar de verdad la educación en España. Y la hemos reformado excesivas veces, tantas que no hemos reformado nada.

Yo no sé cuantos años hace ya que escuché por primera vez que nuestra industria no es competitiva. ¿Tal vez hace 40 años o fueron 35?

Se me olvidó la fecha en la que escuché por primera vez que la formación continua funciona en otros países y en España no. Que la formación de los gerentes y empresarios españoles es muy baja. 

Que nuestra manera de “ser” empresarios es más especulativa que industrial o productiva, por mucho que todos entendamos que la meta de una empresa es ganar dinero.

¿Cuántos años hace que hablamos sobre nuestros horarios laborales obsoletos y sobre nuestra organización laboral vieja? ¿y sobre la baja participación de los trabajadores en sus sindicatos? ¿y de que España se está convirtiendo en un país de servicios? ¿y del fraude fiscal y contable de muchas empresas? ¿hablamos mucho o poco de la economía sumergida, del dinero negro, de las “no” facturas? ¿cuántas décadas hace que descubrimos que hay que exportar más y que aprender idiomas es muy necesario en todos los ámbitos?

Llevamos cuatro años avisando del paro juvenil como un enorme lastre social que nos va a marcar en el futuro a una generación o tal vez ya dos, que se van a quedar vacías de futuro.

Somos capaces como sociedad de señalar los errores, de darnos cuenta de nuestros fallos como sociedad. 

Pero no somos capaces de encontrar respuestas y soluciones. No sabemos hasta donde estamos condenados a caer, cual es el puesto lógico para una sociedad como la española en este siglo XXI. Por de pronto, deberíamos ponernos serios e incluso tristes. Por cada puesto que nosotros como sociedad perdemos, otra sociedad vecina lo gana.