23.12.14

Tres reglas básicas para tener reuniones de trabajo según Steve Jobs

Steve Jobs, el alma de Apple hasta su fallecimiento tenía tres reglas que además de básicas las consideraba imprescindibles para que las reuniones de trabajo funcionaran bien. Hay más, cada maestro tiene sus sistemas, pero no está de más conocer sus tres reglas básicas.

 Steve Jobs entendía que en las reuniones de trabajo, para que fueran eficaces, había que tenerlas con el mínimo número de personas posibles. Nadie debía estar haciendo bulto ni por duplicado. Cuantas menos personas, más tiempo dispondrían cada una de ellas en poder defender sus opciones, profundizando más en ellas.

En toda reunión de trabajo tenía que haber un responsable de cada área de trabajo de los asuntos que se fueran a tratar en la reunión. Esto suponía que todas las áreas quedaban enteradas perfectamente de lo hablado, y de que el resto de componentes de segunda línea hacia abajo, sabían quien era el considerado líder de cada sección, de cada responsabilidad.

No permitía que se dieran explicaciones utilizando medios tecnológicos, presentaciones, etc. Todo debía ser explicado de forma verbal, pensando quien lo hablaba de lo que realmente decía. Él quería que los asuntos se pudieran discutir y analizar en caliente, críticamente en el acto del análisis. Opinar y defender mientras el resto criticaba o defendía sus propias opiniones en igualdad de medios.

22.12.14

Desnudarse en comunicación política queda de tontos mal asesorados

Algunos programas de televisión llevan a los políticos de turno a un tercer grado novedoso de complicado explicación política. Todos desean salir en los medios como sea, aunque sepan que es una encerrona, con tal de salir y dar la cara. Creen que esto es positivo, sin darse cuenta que también puede ser negativo.

La claridad y trasparencia no consiste en dejarse llevar por otros, que solo buscan titulares y un programa que resulte atractivo para sus espectadores y así aumentar las audiencias. Esto no tiene nada que ver con el trabajo cuidado de un representante de todos. La trasparencia es negativa si se nos ven los calzoncillos, incluso para los que buscan desnudarnos.

Nos vamos desde la decisión de Rajoy de dar ruedas de prensa a través de una pantalla, al admitir que hay que enfrentarse a los periodistas como si fueran leones que se te comen, o a tener que convertirte en una atracción dentro de una familia que te dejan sin defensas y te ataca a la yugular. Hay muchas personas muy válidas, que necesitan de la reflexión para responder a un problema con una solución. Y por eso no son unos imbéciles incapaces de gobernar.

Efectivamente queda muy bien el romperle las ideas y a ser posible las narices al político de turno. Mola y está de moda. Pero hacemos un flaco trabajo al sistema, a la respetabilidad del que tiene que resolver los problemas. Un político no es un tipo capaz de salir de rositas ante siete personas que le recuerdan lo que hicieron sus colegas hace 5 años; tiene que ser un tipo capaz desde la tranquilidad al que cedemos la gestión púbica de la polis, de los problemas, de los futuros. No un tipo que sepa responder en décimas de segundo a todo tipo de cuestión que le planteen en todo tipo de situaciones, unas personas que ya vienen odiadas de casa.

Los mismos médicos que nos dicen que debemos cuidarnos mucho, fuman y toman pastelitos industriales, hacer sexo sin condón y se sacan los mocos con el dedo, beber brandy y chupitos y cogen unos cabreos de aupa. ¿Debemos mostrarles a sus pacientes en estas situaciones? ¿Lograremos así que creamos más en los médicos y en sus consejos? ¿no es eso trasparencia y por consiguiente positivo? O nos volvemos más inteligentes, socialmente hablando, pues si no iremos rompiendo todas las copas de cristal del bueno, a golpe de tonterías?