18.8.16

Diferentes conceptos sobre parques urbanos

En un lugar como este blog, también nos deberíamos preguntar qué es un parque urbano. Un concepto amplio, nada claro pero que es importante delimitar someramente al menos, para enmarcar hasta donde podemos y deseamos llegar con este concepto. 

Un parque urbano es sobre todo un oasis en una ciudad. Puede que esté en medio de la ciudad, puede que sea parte de los alrededores optimizados para parque o pueden ser las riberas de los ríos de su localidad y cuidadas hasta convertirse en un parque.

Necesitamos pues la mano del hombre para convertir una zona vacía en medio de una ciudad en un espacio verde y natural, en un parque urbano. 

Forma parte pues del trabajo al que se dedican los urbanistas, los responsables públicos y políticos, pues si hay que crearlos o rediseñarlos, hay que planificarlos y aportar conocimientos y dinero. Y hay que seguir aportando fondos de los impuestos para su mantenimiento.

Normalmente un parque es un espacio natural que se logra sisar a la construcción de viviendas o de fábricas, dentro del territorio urbano. 

Un parque es un espacio muy necesario para la convivencia, pues aporta diversos factores insustituibles. 

Por una parte es un pulmón natural de la ciudad, un oasis de tranquilidad necesaria, un contrapunto a la vida urbana muchas veces desenfrenada. Un parque debe ser público pues si no, es una quinta privada de recreo o a lo sumo un museo, aunque siga siendo un lugar para esparcimiento de los ciudadanos. 

Sus criterios de sostenibilidad económica y planificación o diseño serán otros.

Hay que recordar que todo parque es caro. Es sobre todo caro de mantener si se quiere conservar en calidad. Los ayuntamientos lo saben mucho mejor que los ciudadanos, y aquí es donde hay que realizar una labor de información para compartir esta realidad. 

No es posible pedir por parte de los vecinos más parques que aquellos que se pueden mantener. No tenerlo en cuenta lleva a un deterioro en todos los parques de esa ciudad, pues todos recibirán algo menos atención de la necesaria. 

Es mejor tener un parque menos, que todos mal cuidados.


Hay parques grandes, parques muy pequeños, plazas que deberían ser consideradas parques, parques lineales, parques de circunvalación, parques de orilla de ríos, parques de barrio, parques de ciudad, parques temáticos, parques infantiles, parques zoológicos, parques de atracciones, parques sin asfalto o parques con excesivo asfalto, parques botánicos, parques que imitan a otros parques, parques deportivos, parques acuáticos. Pero todos tienen unos componentes fijos. Necesitan sombra, necesitan verde. 


Necesitan tranquilidad y mobiliario urbano. Necesitan seguridad pues son recintos para relajarse. Necesitan ocio para todas las edades. 

Todos se transforman varias veces cada año según la climatología de la zona donde se asientan y eso también hay que tenerlo en cuenta sobre todo para adaptar las diversas familias vegetales al clima y la tierra de la ciudad sobre la que se asientan.

Un parque debe ser bello y estar bien cuidado. 

Es un elemento que revitaliza una ciudad y aumenta su valor como comunidad de muchos vecinos. Un parque es también un nudo de comunicaciones entre distintas zonas de los barrios sobre los que se construye. 

Un parque es también un lugar de reuniones, de compartir, de hablar, un sitio para descansar, para leer, para fotografiar, para crear ciudad, para explorar e inventar un nuevo urbanismo, para mostrar Arte, para tener huertos, para inventar nuevas calles verdes, para ser útil y educativo, para hacer deporte, para soñar.

Decíamos antes que un parque es caro. Y un buen parque es más caro. 

Pero lo que se logra con él hace que sea una gran inversión muy rentable. Hay ciudades como Vitoria que el gran impulso a sus zonas verdes la han convertido en eso, “Ciudad Verde” reconocida en Europa. 

Otras como Zaragoza supieron aprovechar el evento de la Expo 2008 para ampliar con gran criterio sus zonas verdes distribuidas por toda la ciudad, aunque ahora cueste lo no fácil de pagar, el mantenimiento de todas ellas.

Porque a veces confundimos la palabra “mantenimiento” con un criterio simplista de limpieza y arreglo. 

Un parque no sólo necesita limpieza sino sobre todo, análisis constante de su masa arbórea y un trabajo de jardineria grande y con gran calidad formativa. Una adaptación constante a los cambios de la propia ciudad, sin duda una limpieza que se note, y un componente de sorpresa para el visitante, que muchas veces se nos olvida incluir.

Un parque debe estar vivo. Pero no sólo vivo por sus numerosas especies de flora que cambian durante el año, sino por actividades que los gestionen para darle presencia de ciudad y utilidad más allá que la de ser un lugar de paseo. Los parques deben ser un lugar “para ir”.

Un parque sin personas no es un parque. 

El uso de los parques es lo que da sentido válido0 a los parques, sean pequeños y de barrio, sean grandes y de ciudad. Y para ello los ciudadanos deben tomar al parque como un componente importante de su ciudad, como un lugar al que ir, pues seguro que algo habrá. 

Por eso también los ciudadanos deben cuidar “su” parque como algo suyo, de su entorno, parte de su propia vivienda, de su comunidad de vecinos.

Los ejemplos de uso con eficacia son muchos. Desde pequeñas ferias o mercados a los clásicos de actividades espontáneas de pequeños artistas, deportistas que entrenan o exposiciones de arte, cine al aire libre o puntos “calientes” donde se dan algunas actividades específicas con una cierta normalidad. 

Pueden ser actividades espontáneas o provocadas, programadas o distribuidas entre los diversos parques de las ciudades. Un parque no debe ser sólo un lienzo verde donde acudir a mirar el cielo. Debe ser también un lienzo verde donde cada semana se pinten cuadros diferentes. 

Ya he advertido en dos ocasiones que los parques son caros, pero también que lo que logran para la ciudad es de un gran valor.

Por ello uno de los grandes retos de todo responsable de urbanismo de una gran ciudad, que debe y sabe hacerlo, es cuidar con mimo los parques de su ciudad, pues son los elementos que diferencian a las ciudades, sobre todo en estos tiempos en los que las calles y los comercios son en todos los casos uniformes, iguales, aburridos. 

Y de todo esto seguiremos hablando en este blog, poco a poco, despacio, mirando, observando y mostrando, a través del encargo y la idea que Medranica nos ha dejado diseñado y en el que colabora desde su punto de vista crítico.


17.8.16

Parque Yoyogi. Tokio. Japón

El Yoyogi Park de Tokio es el cuarto mayor parque urbano entre los 23 barrios que tiene la capital de Japón, con un tamaño de 54 hectáreas, la mitad del tamaño del Parque del Retiro de Madrid. Ubicado en el barrio de Harajuku, es utilizado por todos los tokiotas y un atractivo turístico de primer orden de Tokio. La importancia de los diferentes parques del mundo lo ofrece su utilización, el número de personas que al final dan sentido a estos espacios importantísimos en toda ciudad. Y el Yoyogi Park supera con creces su reto al ser un parque muy utilizado.


Se divide en una zona de bosque y sombra y otra zona abierta con césped y campos de atletismo, lagos y un escenario al aire libre. Este parque fue en un principio una zona de grandes desfiles militares antes y durante la II Guerra Mundial. Más tarde se convirtió en el Washington Heights, el lugar para las vivienda de los militares de la fuerza de EEUU tras la Gran Guerra. En el año 1964 se cambió toda la zona para convertirla en la Villa Olímpica de Tokio, creando edificios para los atletas olímpicos. Tras los Juegos Olímpicos, se abrió al público como Yoyogi Park.Los árboles del parque que eran relativamente pequeños en la etapa de apertura, han crecido y se han adaptado muy bien al clima de Tokio y están constituyendo en estos momentos un bosque verde en el corazón de la capital del Japón.


Los domingos es un lugar muy frecuentado para tocar música callejera, para practicar deportes, utilizar su gran carril bici, juntarse familias a merendar o jugar al baloncesto; así que si buscas calma y no estar en un lugar saturado, visítalo entre semana, aunque te perderás a las tribus urbanas que los sábados y domingo pueblan todas estas zonas verdes. Dispone también de un gran espacio vallado para tener libres y sueltos a los perros, divididos en tres espacios diferentes para tres tamaños distintos de perros y evitar así las agresiones entre ellos. El suelo de esta zona para los canes es de virutas de madera que está bastante limpio y el recinto solo se puede entrar si vas acompañando a un perro.


Si quieres ver “Lolitas” o “Rockabilis” este es el lugar idóneo para descubrir esta peculiar forma de ser joven (o no tanto) en Japón. Si están en el Parque Yoyogi, una visita obligada es el templo Meiji Jingu y las puertas Torii de madera, enormes construcciones que dicen se creen en el Japón para que se posen los pájaros a descansar y que sin querer te llevan al antiguo Japón. 
 
 
Al parque le sobra asfalto, y si quieres quedar impresionado, visítalo en la época de la floración de los cerezos para creer que estás en algo irreal o en esos otoños llenos de marrones y rojos que te harán soñar con otros mundos posibles.