30.1.17

Crisis de migrañas. Síntomas y soluciones

Si hace "clic" la verá más grande
Vamos hablar de las migrañas, y antes de nada hay que advertir que es un problema de salud muy serio, invalidante en algunos casos, y que siempre, repito, siempre, debe estar controlado por médicos, que además de recetar medicación, deben intentar saber los motivos de las crisis con el control de un especialista. Prohibido pues automedicarse de forma fuerte, sin antes haberlo hablado con un especialista. Ahora voy a dar algunos consejos o ideas, pero siempre hay que tomarlos con precaución, cada persona somos un mundo, y nada es perfecto para todo el mundo.

Las migrañas suelen empezar poco a poco, tan suavemente que a veces las desentendemos, y cuando nos damos cuenta ya se han ido haciendo fuertes en nuestra cabeza y resulta tarde tomarnos la primera pastilla contra ellas. Es fundamental que a los primeros síntomas tomemos la primera pastilla contra los dolores.

Es muy importante también llevar un pequeño dietario o diario con las crisis, donde apuntaremos las crisis, su fuerza, y la alimentación de cada día. Hay personas que algunos alimentos les desencadenan crisis de migraña y es bueno saber el motivo, pues además las puñeteras no se desencadenan a las pocas horas de tomar el alimento o la bebida, sino a veces a los dos o tres días.

Es muy cierto que los periodos de estrés o incluso todo lo contrario, los periodos de calma tras periodos de mucha tensión, desencadenan las migrañas. Es importante detectar estos posibles motivos.

Siempre hay que llevar encima la pastilla “fuerte” que nos hayan recetado, para crisis de mayor virulencia. Y sin duda también pastilla de las “normales” para crisis esporádicas, pues nunca sabemos en qué momento nos puede romper el día. Tomar siempre con agua, y en una farmacia o en un bar te pueden dar un vaso de agua sin problemas.

Hay personas a las que tomar café sin azúcar con una gotas de zumo de limón le va muy bien y le resuelve el problema. Parece contradictorio pero es así. Puedes probar pues la cafeína produce vasoconstricción y puede ayudarte a resolver el dolor. La infusión de hojas de limonero ayuda en mitigar los dolores, y a falta de estas hojas, hay personas que se ponen unas gotas de zumo de limón. Tomar cafeína funciona bien en algunas personas, y mal en otras. Cuidado con tomarlo de forma masiva, pues sube la tensión sanguínea.

Cuando la crisis sea fuerte, necesitas tranquilidad, silencio, oscuridad, y ponerte algo fresco en la frente o en el cuero cabelludo. Pueden ser unas rodajas de pepino, de patata, la cáscara de melón o sandía, que antes hayan pasados unos minutos por el congelador. O un pañuelo mojado con agua helada.

Y recuerda que si eres propenso a tener crisis de migrañas, debes intentar no consumir alcohol, chocolate, conservantes artificiales, no tomar mucho sol sobre todo en la cabeza, cuidar de controlar el estrés, no pasar hambre en las horas de comida por ayunos e intentar comer a horas fijas, dormir con calma y a unas horas repetitivas, no tomar mucho queso curado o pescados ahumados. Pero en la alimentación, es más importante que logres tú mismo detectar qué te sienta mal ante las crisis, recordando que pueden haber pasado un par de días desde la ingesta del alimento crítico.

¡Rebelaros, abuelos! Mientras haya salud, somos libres.

En esa pérdida de valores por efectos de no se sabe bien qué mecanismos, donde se mezcla el egoísmo, el individualismo y la crisis total de referencias incluso familiares, las relaciones entre hijos y padres, en el mundo occidental, está atravesando un periodo jorobado, agrio, duro, donde todo está en constante revisión.

Los padres pasan enseguida de ser eso, padres protectores y blandos…, a ser abuelos. Y esto que parece lógico y un camino sencillo, se convierte en un drama callado, soterrado y admitido, en numerosas ocasiones. Los abuelos en excesivos casos, se convierten sin que nadie lo diga claro, en una de estas dos clases contundentes. O criados o un estorbo.

Están los abuelos que utilizamos como criados gratis, no ya sólo como cuidador del nieto sino como persona que a cualquier hora, en cualquier momento, debe estar a disposición de los hijos, repartiéndose los horarios de atención instantánea, de una forma que no se lograría con ningún trabajador por cuenta ajena.

Para más curiosidad, los hijos intentan convencer a los abuelos de que es bueno para ellos, que así se sienten útiles y válidos y les alarga la vida atender a los hijos. Es cierto que la relación nietos y abuelos es positiva si es estrecha y colaborativa, pero no si es obligatoria y constante, como sustitutiva de los padres.

Pero aunque se disfrace de atender a los nietos, es mentira…, a quién estás atendiendo es a los hijos.

Y no ya en horarios laborales para que los hijos puedan pagar la hipoteca, no, ni para que se realicen los miembros jóvenes de la familia a costa de que no se realicen los miembros mayores y ya en periodo de descanso. No.

Es que los abuelos tienen que estar a disposición y prevengan, también los fines de semana, pues los hijos se tienen que ir a divertir. Incluso deben irse de viaje de vacaciones y fin de semana solos. A joder o a bailar. A follar o a mirarse a los ojos. Evitando que puedan hacer lo mismo sus padres, que para eso son ya abuelos y no se hacen arrumacos.

Los abuelos también tienen que poderse ir a cenar a un restaurante, y con más derechos que sus hijos. Sobre todo porque no pudieron hacerlo cuando ellos eran niños. Deberían poder quedar con los amigos, pero ya no pueden…, pues cada pareja de amigos tienen a sus propios nietos agarrados con unas esposas.

Y luego está el otro tipo de relación. La de la absoluta dejadez relacional. Los abuelos son eso: abuelos, viejos, carcas, antiguos, aburridos, impertinentes, pesados. Si los hijos no los necesitan, los olvidan. Pueden pasar de tener al nieto todos los días 8 horas, a verlo una vez al mes y en una cafetería.

Ir a comer a casa de los abuelos no, pues cocinan con mucha grasa, o fuman, o huele la casa a viejo. Cualquier excusa sirve para además hablar con otros amigos hijos jóvenes de abuelos con las mismas realidades, de lo impertinentes que son los viejos. Hemos dejado de ser criados para ser presa de las críticas de nuestros “jefes” hijos.

No hablo de abuelos de 80 años (que también podría), lo hago de abuelos de 60, de 55 o de 65 años. De esa edad en la que las personas deberíamos estar disfrutando del descanso y no con más horario laboral que cuando nos ordenaba el jefe qué hacer. Nuestros hijos pueden ser peores jefes que nuestro asqueroso jefe de personal.

Y no he querido hablar de ese otro tipo de abuelos, con una jubilación suficiente, que tiene que amamantar todavía y con 60 años a sus propios hijos, pues o no les llega, o están en casa de vuelta o de NO ida…, y que a poco que te rebeles te miran con cara de asesinos. Los abuelos de edad, no tenemos derecho ni a quejarnos, pues enseguida hemos perdido los derechos más básicos a la libertad. Y eso…, creo que no deberíamos permitir.

¡Rebelaros, abuelos! aunque no tengáis nietos. Mientras haya salud, sois, somos, libres.

@Medranica