19.4.22

Alguien nos espía a todos. Y lo sabemos y nos callamos


Que en España se espíe es terrible en estos tiempos, pero se/nos espían y sin ninguna duda, y no se sabe bien hasta qué punto. Por ejemplo en este blog ya he advertido y publicado algunas veces, en las que detecto un millar de entradas seguidas que me vienen desde Israel, en unas pocas horas. 

Un método que a este pequeñajo blog le da igual, se la sopla, pero que si me lo hacen a mi que soy un mierda, hay que pensar que se lo están haciendo a miles de comunicaciones.

¿Quién ordena estas revisiones, estas miradas de soslayo hacia teléfonos de políticos, hacia blog de imbéciles como yo? 

Pues casi lo de menos es saber quién, que ya tiene bemoles que a mi me importa un pito el quién.  Lo grave es saber para qué intenciones, a cuántos y con qué criterios, con qué motivos.

Si nos estamos acostumbrando a que se bombardeen ciudades llenas de civiles, colegios, hospitales o teatros, si también nos estamos adaptando bien a las mentiras oficiales, asumimos como normal que nos espíen a los más tontos de todos, pues sabemos que también espían a los más listos.

Lo curioso es que todos debemos pensar, que algún día seremos nosotros los espiados, si no lo hemos sido ya.


¿Por qué crece la ansiedad hasta convertirse en un grave problema?

La ansiedad es algo más que la consecuencia de una vida con mucho estrés, de hecho en realidad el estrés no tiene (casi) nada que ver con la ansiedad aunque algunos síntomas sean muy parecidos. Son trastornos cercanos, similares a veces, pero que requieren análisis distintos.

También debemos reconocer que la ansiedad es contagiosa, así como el estrés patológico es una emoción que tienda a contagiarse hacia los que nos rodean. 

Hay una cierta forma de relacionarse mostrando empatía entre personas con ansiedad y estrés, buscando conocer como resuelven sus problemas unos u otras personas pero que al final convierten en un círculo peligroso pues se retroalimentan conjuntamente las personas con los mismos problemas. 

Incluso es habitual que una persona que ya esté superando sus crisis de ansiedad se crea capacitada para ayudar a otras personas con los mismos problemas, y siendo esto cierto, también lo es que resulta más fácil recaer y no terminan venciendo sus problemas.

Los pensamientos ansiosos se van convirtiendo en preocupaciones y estas preocupaciones en miedo que se vuelven otra vez en pensamientos negativos y ansiosos. 

Se van retroalimentando unos con los otros. Y se amplifican en estos procesos, se van creciendo ellos solos.

Si le damos excesivas vueltas a los problemas sin tener capacidad para resolverlos, se convierten en ansiedad, en depresión. 

Y creamos un problema mucho mayor del que inicialmente estábamos analizando para poder ser resuelto. 

La sensación patológica de ansiedad es real, la persona está sufriendo. Pero muchas veces sufre por problemas que no son reales o que sin duda son menos importantes que la propia ansiedad que se padece. 

Repito. La ansiedad es un gran problema REAL, pero se sustenta en problemas que no son tan importantes y que siempre son menos importantes que la propia ansiedad. Y entender esto no es sencillo, ni para quien lo padece ni para quien está cerca.