A veces los milagros tienen forma de árbol. Este lo es, ya verán, está un un parque de Zaragoza en uno de sus paseos más céntricos, y lleva así varias décadas, sin ser destrozado.
Ya se que no a todos los árboles los destrozan, no soy tan negativo, pero este es especial y caro.
Es un laurel. ¡¡¡Sirve!!!
Si la gente que pasea supiera que es un laurel hermoso al igual que el otro que tiene enfrente, irían cogiendo una hojita para las lentejas, una ramita para secar y hacer chilindrones, otras hojitas para hacer infusiones; y el pobre árbol se acabaría.
Pero es un árbol de la secreta, disfrazado de normal, escondido en pleno paseo para que nadie sospeche.
Yo cuando hago lentejas de las de verdad en domingo, acudo de paseo los sábados con mi santa, y cuando nadie me ve le quito una hoja.
Pero no porque sea ilegal, que también, sino para que no sospechen que este árbol es especial. Les juro que las lentejas lo agradecen, sobre todo que sea hoja fresca.
Se quiere escapar y lo tiene complicado. Lleva unos meses intentando salir de su sitio de manera lenta para que nadie se de cuenta, y escapar una noche mientras todo esté solitario, porque él no aguanta estar siempre en el parterre junto al bar, en donde cuando no son los niños los que lo emplean como portería, son los perros los que lo utilizan como sujeta piernas.
Pero no sabe que nunca podrá salir del todo porque debajo tiene tanto como por arriba y es excesivo el esfuerzo.
Además ¿a dónde iría?.
Yo incluso creo que de poder salir de la tierra se caería por su propio peso al suelo sin poder nunca más levantarse. Pero no se lo digo para no quitarle las ilusiones.
La han movido de su natural sitio y se siente perdida, extraña y rara. Ella, la señal, sabía subir por el poste hasta arriba, pero una vez trasladada de sitio ya no encuentra su hogar, su poste de toda la vida.
Desde ayer está perdida del todo.
Un anciano se le ha quedado mirando esta mañana, cuando el frío cortaba, y le ha avisado de que está mejor de lo que parece.
Ella, la señal, está fuera de los barrotes…, pero podría estar dentro y entonces pensaría que estaba en la cárcel.
¿Pensarán las señales de tráfico? Posiblemente no…, es decir que se comportan como los humanos, lo cual es lógico porque las hemos creado nosotros…, pero ella no lo sabe.
De momento está desubicada. ¿Tendrá derecho a cobrar el subsidio de paro? Yo creo que se morirá antes.
Estuvo en un callejón sin salida varios años, pero no lo llevaba bien. Sabía de su trabajo, y por las noches bajaba del poste sin que nadie la viera, a sentarse en el banco y hablar un poco de sus vidas respectivas.
Pero no soportó que le pintaran con rayujas ni que le pusieran pegatinas de no sabía bien qué.
Así que anoche se bajó y decidió no volver a subir más a su atalaya. El callejón sin salida se ha quedado sin indicación, y eso es muy peligroso porque cualquiera puede caer en la trampa y entrar sin saber que ya nunca más podrá salir.
Ahora espera a que alguien la robe y se la lleve a su cuarto para decorar una pared de color fuerte.
Igual es más feliz así, nunca se sabe bien.