16.11.08

El urbanismo salvaje, también en Zaragoza. ArcoSur y las comunidades de bienes.

Durante estos últimos años hemos asistido con silencio al crecimiento desmesurado de las ciudades y a la construcción sin medida de nuevas urbanizaciones en pueblos de costa o montaña con el único fin de conseguir decían, una mayor calidad de vida.
Hoy aquellos desmanes están parados por una mala planificación y nos toca a todos pagar los costes a los que muchas veces los propios Ayuntamientos han ayudado a crear.
Las ciudades deben tener el mínimo tamaño posible, las urbes occidentales no pueden crecer en horizontal porque los costes públicos para ello son brutales y la tendencia liberal es a que cada vez se paguen menos impuestos.
Es imposible encajar una ciudad extendida dentro de un sistema de ahorro energético o en donde el tiempo libre es un bien escaso.
Y viene todo esto a sazón de una conversación tenida ayer con unos amigos, en donde la familia ha entrado a formar parte de dos “Comunidades de Bienes” en ArcoSur de Zaragoza.
Para que ustedes lo sepan, este nuevo emplazamiento de la ciudad es en la actualidad un inmenso monte bajo, cercano al aeropuerto, alejado de la ciudad consolidada, sin ningún servicio de ningún tipo, lease agua o electricidad como los más básicos, pero en los que se proponen construir 15.000 viviendas en no se sabe cuantos años, pero a los que de momento ya han dotado de varios millones de las antiguas pesetas, familias con deseos y ganas de tener independencia.
Los Ayuntamientos deben frenar esta especulación y engaño, porque es imposible crecer a una velocidad igual a la que desean los negociantes que engañan. Hay familias zaragozanas que creen que en 3 años estarán viviendo allí.
¿Quien se atreve a explicarles lo que será ArcoSur dentro de 3 años?

Cumbre de Washington. Conclusiones.

Finalizada la Cumbre de Washington, viene el tiempo de analizar sus conclusiones y para ello algunos medios de comunicación nos han dejado el documento aprobado a nuestra disposición pública.
Sin duda es una Cumbre que abre un nuevo periodo de reuniones tendentes a modificar el sistema financiero macroeconómico, pero sin resultar revolucionario en ningún aspecto.
Más control, basándose en muchos aspectos en medidas que ya han tomado países europeos y España a la cabeza, regulando los experimentos y los paraisos fiscales y dotando al mercado de la libertad suficiente para que sea él mismo quien regule la medicina que (dicen) salvará al mundo de la actual crisis.
Mercado, mercado, mercado.
El propio mercado como salvaguarda de los excesos del mercado.
Liberalismo puro.
No estoy nada seguro de que con estas indicaciones se salga de una crisis que más parece de sistema que de controles. Ninguna medida es mala, pero posiblemente sea insuficiente o se olvidan en el camino otras mejores o al menos más osadas.
Para una crisis incipiente estas medidas son correctas, para un problema mundial de tamaño incalificable todavía, estas medidas pueden ser pomada suave.
Se solicita reactivar la economía, y aquí cada país y dentro de sus posibilidades y su filosofía tendrá que tomar medidas particulares, para reactivar "artificialmente" su economía. Se habla de bajar los impuestos, posiblemente de subir la inversión pública, pero también de no controlar con mano de hierro los mercados, de que estos permanezcan totalmente abiertos.
Tal vez la medida de reconocimiento hacia los países emergentes sea lo más históricamente importante de esta Cumbre. Y que en abril se volverán a reunir para ver cómo nos ha ido.

13.11.08

Gazprom quiere comprar, España no quiere vender y el capitalismo va a probar su propia medicina

Cuando el Vicepresidente ruso Zhukov le dijo a Miguel Sebastián que su gobierno deseaba comprarle a Sacyr el 20% que posee de Repsol, a través de la empresa Gazprom, le entró un dolor en el bajo vientre del que todavía no se ha repuesto.
Porque una cosa es lo que ahora se diga en los medios de comunicación y otra bien distinta lo que realmente se puede hacer.
Los rusos tienen acuerdos con Alemania y Argelia para desplegar su gasoductos por toda Europa, y la dependencia de España con respecto al gas en concreto pero de toda la energía en general, es total.
España no podrá negarse a la venta de ese 20% de Repsol si los rusos se empeñan en ello, con lo que es inevitable llegar a un acuerdo de algún tipo para salvar el idem.
Los países con energía que venden, son los pocos que tienen dinero de verdad para comprar en efectivo, algo que en estos tiempos de crisis financiera es un lujo que nadie puede olvidar. Que las empresas occidentales están en venta es algo que no merece la pena reseñar y que su precio en Bolsa es en algunos casos de “saldo” tampoco.
Así que en unos años podemos asistir a la invasión no ya de soldados sino de ejecutivos en la dirección de empresas de todo tipo, dentro del sistema capitalista, dirigidos desde países que no han sido nunca maestros del libre mercado. Han aprendido a dar aceite de ricino al enfermo que se pensaba que había vencido, porque no se veía al enemigo.

Todos pensamos sobre la muerte

Todos pensamos sobre la muerte en nuestro deambular por la vida, desde pequeños nos imaginamos la muerte como un fin muy lejano pero como un final, que es cierto, observamos solo en los otros, casi nunca en nosotros, pero que nos deja un poso de soledad, de abandono.
Según amos creciendo observamos que la muerte es segura, que nadie se salva, que todos pasaremos por ese trance y lo haremos en solitario, como el nacimiento, con la ayuda de otros pero siendo los protagonistas que se tendrán que enfrentar con la bajada del telón.
Los años te añaden perspectiva, conocimiento del dolor, de la cercanía, de familiares y amigos que han ido cayendo en la inevitable pérdida de la vida. Y se va asumiendo como algo que puede ser entendido, comprendido cuando llegue como algo que ayude a descansar y por ello se desea aprender a tener conocimiento suficiente para saber cerrar la puerta con gallardía y elegancia. El dolor, la forma es lo que importa a partir de cierta edad y haber dejado todo terminado, lograr que los objetivos de vida se hayan cubierto en la medida de lo posible. Se acepta la muerte como inevitable y empieza a pensar el cómo y el cuando para intentar dejar todo “apañado”
Todos pensamos sobre la muerte porque estamos vivos.