7.4.10

Cómo celebran su cumpleaños los viejos de más de 50 años

Mañana cumplo años, que es una manera programable de joderte el día. Primero porque sin duda eres más viejo. De golpe. Luego está el suspiro profundo de empezar a sumar, quien te ha felicitado y quien no. ¿Me seguirá queriendo fulanita o ya se habrá olvidado totalmente de mi?, ¿y el amigo mengano que como se separó ya no llama a nadie?
Hay que quedar con todos los hijos a una comida de apenados. Te miran ya como a un viejo venido a menos, al que parece que no le pesan los años tanto como se imaginaban. ¿Tú también vea a papa un poco más viejo y ajado?, ¿no está un poco apagado?; ¡coño!, como para no estar apagado. Si te pones a sumar y restar la jodes. Dices, si tengo tantos y la estadística dice que…, me quedan pues…, y luego vas con esos años de regalo y te lanzas a pensar. Pues hace esos años, los de la resta, yo tenía?…, ¡¡joder!!, ¡¡¡sólo me quedan esos años de vida???
Así que hay que gastarlos rápido y con dos bemoles bien puestos. Ahora mismo dejo de escribiros, queridos lectores y me pongo un whisky. Para más recochineo me han regalado una botella de whisky DYC, que dicen que así recuerdo sabores de antaño cuando era más pobre todavía. Con lo que a mi me gusta el Jack Daniels. ¿No habrán aprendido?. Por si me leen los hijos, nada queridos, tranquilos, a papa lo que le gusta es hacer caso a la médica, no tomar alcohol, no follar nunca que es malo para el corazón, tomar sólo pescado y a la plancha y eso si, morirse cuando toque pero sin joder mucho, que nada hay que molesta tanto como un viejo que esté jodido del todo y no sabe morirse. ¡Snif!

Los políticos españoles deben (debemos) tomar buena nota de este inicio de siglo

Tras la apertura a la luz del sumario de Gürtel hoy, nada debería ser igual en el PP. Por mucho que lo intenten, la sociedad no puede mirar hacia otro lado. O lo que sería peor para el PP, es casi seguro que está mirando hacia otro lado.
España lo tiene jodido. Cuando los recambios no son lógicos, es decir, cuando algo mejor no sustituye a lo que ya consideramos todos como peor, sucede el caos.
En política el caos es un situación que lleva al pánico, al abandono social, al recambio violento. En estos momentos nos salva algo básico. No hay nada mejor que lo que ya es malo. Tenemos la suerte, que esperemos nos dure muchos años, de que no hay nada apolítico o dictatorial, que sea para la sociedad española mejor que lo que ya es según muchos, malo.
Tremenda opinión, lo sé. A veces no se puede ir con paños calientes si el dolor es muy fuerte. A veces incluso hay que ir al médico o al cirujano. Tremenda decisión. Tremendas palabras para un tipo como yo.
Con un PSOE congelado, literalmente viviendo de la inutilidad del PP, es increíble la respuesta de la sociedad a la actual situación. Bueno, no es increíble, la verdad, es la usual en nosotros. Solemos quedarnos callados y quietos como borregos. Y lo siento. En el 23F se dijo que la actitud de la sociedad española fue ejemplar. Mentira. Fue igual a la actual. Nos quedamos en casa a esperar que por milagros el golpe de estado fracasara o triunfara. A que otros nos resolvieran los problemas. No hubo ni una sola manifestación de apoyo a la democracia. Si, lo sé, yo asistí, las hubo pero varios días después. El valor se demuestra cuando es necesario el valor para algo. No cuando nos invitan a bailar.
Hoy tenemos más parados. El Gürtel escupe barbaridades y sospechas. Seguimos pendientes del fútbol.

6.4.10

La crisis de la prensa escrita es seria y será peor

La crisis en los medios de comunicación en papel es grave e imparable. Las ventas han bajado pero lo que es más grave para todos, los ingresos por publicidad lo han hecho mucho más, tanto los anuncios privados como los públicos y los de anuncios clasificados que ya casi han desaparecido. 

Hablamos con los datos de 2010, y sabemos que esto irá a peor, aunque de momento no sabemos a qué velocidad.

Pero si esta situación es preocupante para las grandes cabeceras, lo es más todavía para los periódicos locales, en donde estas bajadas de ingresos son más perceptibles. 

Si comparamos los datos españoles con los americanos, con unos años por delante en previsiones mercantiles, podemos observar que en EEUU las situaciones en 2009 han sido desastrosas para periódicos de menor tirada y noticias locales.

El consumo de noticias primero, pero ahora ya el de anuncios clasificados, se está dirigiendo hacia Internet. Y lo curioso es que no se está rentabilizando su éxito en forma de ingresos fijos, de la misma forma que hacían los periódicos. Todavía y en España.

Si los anuncios públicos, de todo tipo, bajaran a la mitad de lo que ya han hecho, algo probable por la crisis, muchos periódicos no podrían soportar la herida. 

Por eso todos debemos preguntarnos sobre este problema, para pasar a imaginarnos una sociedad sin periódicos y a partir de aquí tomar decisiones de todo tipo. 

Yo personalmente creo que todos debemos tomarnos este asunto con sumo cuidado y respeto pues va nuestra forma de entender la sociedad en ello. 

Y digo todos, también los propios medios de comunicación. No hay mucho margen para errores.

Conjurar la tristeza con píldoras

Hay gente en la cuerda floja, aunque no esté enferma. Gente que no saldría de su edredón en todo el día si pudiera. No siempre por un decaimiento hondo, sino por un difuso y permanente malestar. Las suyas son pequeñas y diversas patologías fronterizas con la depresión. Aunque Víctor Navarro aclara que "o hay depresión o no la hay. Y en este caso hablamos de problemas adaptativos o de una tristeza generalmente lógica si a alguien le acaban de dar un palo emocional". Para un depresivo, el medicamento actúa casi al 100%; en otros casos ayuda en un porcentaje menor, no cambia sus patrones de vida. Aunque en apariencia se confundan, no es lo mismo tristeza que depresión. Incluso las personas permanentemente tristes reaccionan de forma positiva ante un regalo, una muestra de confianza o la compañía de un amigo. La depresión, por el contrario, es una desesperanza profunda: ni amigos ni placeres son capaces de removerla por sí solos.

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Conjurar la tristeza con píldoras