17.10.11

“Más Platón y menos Prozac” no es un grito, aunque sea una recomendación

“Más Platón y menos Prozac” es el título de un libro de Lou Marinoff como conocéis. No es un grito ni una recomendación, que tal vez también.

Se inspira en casi todos los más grandes filósofos y filosofías de la historia del mundo para enseñarnos a controlar los aspectos más importantes de nuestra vida. Trata sobre los problemas habituales como la manera de llevar las relaciones amorosas, de vivir con ética, de prepararse para morir, de enfrentarse a un cambio profesional y de encontrar sentido a la existencia. En lugar de ofrecer enfoques pseudomédicos orientados a las patologías o proponer superficiales principios propios de la New Age, este libro presenta una sabiduría puesta a prueba por el tiempo y adaptada específicamente para ayudar a vivir con plenitud e integridad, en un mundo que cada vez resulta más desafiante. 

Lou Marinoff plantea la utilidad de la filosofía como conjunto de saberes de sanación de las patologías individuales y sociales que en el mundo posindustrial acosan al género humano. Para él la filosofía contiene un acerbo histórico con un potencial de terapia incalculable. Recurrimos enseguida a las pastillas como remedio más rápido y sencillo, cuando en realidad produce más efectos que seamos nosotros mismos los que tomemos las riendas de nuestros problemas, los entendamos lo mejor posible y seamos capaces de buscarles respuestas y soluciones.

Ya, lo sé, no es fácil, pero es más eficaz que las pastillas, que son necesarias cuando los problemas se convierten en enfermedad, pero que hay que intentar precisamente que nuestras formas de entender la vida no se conviertan primero en problemas y luego en enfermedades de complicada solución. Platón o Sócrates nos pueden ayudar desde su distancia a entender los problemas que de siempre han castigado a la sociedad, a las personas.

El filósofo Zygmunt Bauman opina sobre los indignados del 15-M

El filósofo y sociólogo polaco Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias 2010 de Comunicación y Humanidades, famoso por su concepto de la modernidad líquida, tan fértil que ha sido aplicado al amor (líquido), al arte (líquido), al miedo (líquido), al tiempo (líquido) y así hasta cualquier cosa, publica el ensayo 44 cartas desde el mundo líquido (Paidós), ha estado en Madrid para pronunciar una conferencia bajo el título ¿Tiene futuro la solidaridad? 

El origen de todos los graves problemas de la crisis actual —afirma Zygmunt Bauman— tiene su principal causa en “la disociación entre las escalas de la economía y de la política”. Las fuerzas económicas son globales y los poderes políticos, nacionales. “Esta descompensación que arrasa las leyes y referencias locales convierte la creciente globalización en una fuerza nefasta. De ahí, efectivamente, que los políticos aparezcan como marionetas o como incompetentes, cuando no corruptos”.

16.10.11

Aprende a encontrar tu camino. Levántate y ponte a andar

Intenta que la vida no te pase por encima como un gran camión. Si acaso aprende a pasar tú por la vida, a disfrutar de ella. Nada es más triste que pasar por la vida sin darte cuenta de ello. No hay que buscar ni la pena ni la gloria, simplemente el disfrute, la sensación de que realmente se está viviendo, se está intentando conquistar la propia vida, aunque no siempre se pueda. 

Hay que saber beneficiarse de las caídas, de aquellos momentos malos en los que también debemos buscar ventajas aunque sea para aprender de ellos, para que la próxima vez sean mejores.

Nuestra fuerza interior es inmensa, no la sabemos medir. Ni para lo malo ni para lo bueno. Estar inactivos y quejarse no es la mejor manera de resolver los problemas, y ni mucho menos la de encontrar las soluciones. Levántate ahora mismo y empieza a escribir en un papel qué debes mejorar de tu vida. Luego las separas entre las que SI puedes hacer ahora mismo y las que debes prepararte para realizarlas poco a poco o con mucho más esfuerzo. Ho hay que ser esclavos del pesimismo ni de la inoperancia. Hay que levantarse y ponerse a andar, buscando el nuevo camino.

España necesita "otra" izquierda, más política y social, moderna y capaz

No me preocupan —desde la izquierda— los resultados de las encuestas que se publican hoy, malísimos para el PSOE, malos para IU que aunque sube no logra traer hacia sí muchos de los votos que pierden los socialistas.

Y no me preocupan por que los intuía y por que sé que la derecha ocupando todo el espacio político posible e imposible, barrerá de tal modo que será inevitable un fuerte movimiento desde la izquierda española para volver a encontrar su sitio político.

La izquierda desde aquel lejano 1982 ha ido perdiendo poco a poco su espacio, en aras de la gobernabilidad, del voto útil, de la gestión de lo posible, del contentar a casi todos. Ha ido perdiendo el enfrentamiento valiente con los poderes entonces llamados fácticos y hoy de mercado, olvidándose que la izquierda está para resultar desagradable a la derecha y a sus poderes escondidos.

Hay un síntoma clarísimo para saber si la izquierda está gobernando bien o mal. Si no está enfrentada con la iglesia, el empresariado, los militares, las fuerzas conservadoras e incluso los medios de comunicación, lo está haciendo entre mal y regular. Pero sin duda no lo está haciendo para resolver de verdad los problemas sociales de sus votantes. Vivimos todavía con el síndrome de “La UCD” esa posibilidad arqueológica de que en España hay realmente millones de ciudadanos que añorar el centro sociológico. Es mentira, tan mentira que nos la hemos creído hasta los propios votantes. El centro NO EXISTE. Si acaso como dice George Lakoff existen las personas que según el año y sus ingresos del momento, son de derechas o de izquierdas; los biconceptuales creo que les llama.

En tiempos de la UCD había para elegir entre el franquismo de AP, la derecha de UCD, la socialdemocracia del PSOE y el comunismo del PC. Hoy simplemente han desaparecido los primeros y los últimos. Ojo, los primeros han desaparecido de presentarse por libre y los últimos los han hecho desaparecer los acontecimientos históricos en Europa. Y nos encontramos con un sistema cojo, imperfecto, ambiguo, que no sirve para canalizar las realidades de este nuevo siglo. Hay que reformar, volver a edificar algo que sirva. Y para ello nada como destruir lo anterior, sin ruido pero sabiendo que hay que limpiar el solar para poder tener una casa más joven y moderna, más útil.

Tal vez sea momento de explicar más y mejor, qué somos cada uno, a qué aspiramos en las próximas décadas, cómo creemos que se pueden resolver los graves problemas laborales, económicos, de educación, de seguridad, de justicia social, de igualdad, de reparto mejor de lo público.