2.1.12

Algunos problemas hay que trocearlos para resolverlos mejor

Toda solución se basa antes en un estudio y una planificación, en una meta que hay que colocar al final para saber hasta donde queremos llegar y en una serie de divisiones o etapas que haga posible llegar hasta el final con fuerza y ganas suficientes. 

Un ejemplo sencillo y práctico sería plantear todo problema como una escalera en donde hayamos dividido el recorrido en pequeños escalones, que sí es posible ir subiendo, mientras vamos acercándonos al objetivo final.

Cada escalón de nuestro recorrido debe ser asequible a nuestras fuerzas. Los problemas no se pueden resolver con facilidad si no hemos sabido dividir convenientemente el problema para ser asumible por nosotros. Muy posiblemente cada uno deberemos dividir el proyecto de distinta manera, pues cada uno necesitamos un tamaño distinto para asumir el proyecto con garantías.

Vamos a imaginarnos un problema personal que tenemos que resolver. Hemos discutido con un familiar, con nuestra pareja, con un amigo.

Tenemos que compartimentar todo el problema. Por qué. Cómo. Hasta donde. Con quien. Cuando. De qué manera podemos ayudarnos en alguien. Cuando hayamos diseñado nuestros escalones de solución deberemos analizarlos uno a uno y buscar ayuda para ello. Tal vez incluso dedicando un tiempo tasado para cada escalón. 

Sabemos qué meta queremos alcanzar, a donde nos queremos dirigir. Ahora nos toca diseñar el camino y buscar la manera de hacer posible el objetico. Si hemos sabido colocar en compartimentos cada una de las divisiones del problema tendremos más garantías de encontrar una solución. Algunos ejemplos de “escalones” son los que viene a continuación para un problema de relación dañada.

¿Nos interesa resolver el problema?
¿Con quien podemos contar para que nos ayude?
¿Hasta donde es posible ceder y entregar?
¿Qué importancia tiene el tiempo que va pasando, en la solución?
¿Han intervenido más personas? ¿cuál es su importancia en el problema y en la solución?
¿Necesitamos ayuda de profesionales?
¿Qué respuesta tendremos que ofrecer a sus dudas? ¿tendremos que hacer cambios en nuestra nueva forma de relación?

Dividamos los proyectos en escalones, para su facilidad

Todo proyecto que tengamos que realizar se debe basar antes en un estudio y una planificación, diseñando una meta que hay que colocar al final para saber hasta donde queremos llegar y dividiendo en una serie de etapas intermedias que haga posible llegar hasta el final con fuerza y ganas suficientes.

Un ejemplo sencillo y práctico sería plantear todo el proyecto como una escalera en donde hayamos dividido el recorrido en pequeños escalones, que sí es posible ir subiendo, mientras vamos acercándonos al objetivo final. Mirar la meta está muy bien, pero el esfuerzo será el del día a día, subiendo escalones de mucho menos dificultad.

Cada escalón de nuestro recorrido debe ser asequible a nuestras fuerzas. Los problemas no se pueden resolver con facilidad si no hemos sabido dividir convenientemente el problema para ser asumible por nosotros. 

Muy posiblemente cada uno deberemos dividir el proyecto de distinta manera, pues cada uno necesitamos un tamaño distinto de divisiones para asumir el proyecto con garantías, según nuestras posibilidades.
Vamos a imaginarnos un problema importante que tenemos que resolver. Daría igual incluso si es un problema personal o un proyecto de emprendedores. 

Hay que analizarlo, dividirlo en etapas en donde hayamos compartimentado cada división del asunto, para que resulte más ordenado y fácil encontrar soluciones. Y hay que dedicar desde el principio un tiempo a cada una de estas divisiones. 

No debemos mezclar tiempos, no es bueno abandonar algunos escalones por su dificultada para subirlos y pasar a los otros escalones sin querer atender a los complicados que estaban antes. Si hemos puesto muy alto el proyecto, hay que dividirlo o subdividirlo otra vez. 

Analizar el asunto desde varios puntos de vista, incluso reclamando la ayuda de compañeros para asuntos ya divididos. Podemos subir los escalones del proyecto en el orden que mejor se acerque a nuestra personalidad, pero hay que recorrer todo el proceso.

Es muy complejo pedirle consejo a un amigo (a un asesor no profesional) sobre la totalidad de un proyecto, si antes no lo hemos compartimentado bien. Pero en cambio es mucho más fácil obtener una opinión o ayuda si la solicitamos para un solo escalón de la empresa. 

Incluso no todas las personas son capaces de opinar o ayudar sobre la totalidad de un proyecto complejo. En cambio sí que lo son para intervenir y apoyar con sus ideas sobre diferentes trozos del proyecto.

Es muy importante buscar variedad de personas a la hora de sumar opiniones o ayudas a nuestras iniciativas. Y para ello nada como haber troceado antes la consulta y el proyecto, para hacerlo digerible y ser analizado con más detenimiento.
Luego, al final, vendrá el trabajo de unir todo el proyecto en uno solo. Pero eso es ya cuestión del que lidera la empresa, la idea, el proyecto. De ti. 

Dividamos los proyectos en escalones, para asumirlos con facilidad

Todo proyecto se basa antes en un estudio y una planificación, en una meta que hay que colocar al final para saber hasta donde queremos llegar y en una serie de divisiones o etapas que haga posible llegar hasta el final con fuerza y ganas suficientes. 

Un ejemplo sencillo y práctico sería plantear todo proyecto como una escalera en donde hayamos dividido el recorrido en pequeños escalones, que sí es posible ir subiendo, mientras vamos acercándonos al objetivo final.

Cada escalón de nuestro recorrido debe ser asequible a nuestras fuerzas. Los problemas no se pueden resolver con facilidad si no hemos sabido dividir convenientemente el problema para ser asumible por nosotros. Muy posiblemente cada uno deberemos dividir el proyecto de distinta manera, pues cada uno necesitamos un tamaño distinto para asumir el proyecto con garantías.

Vamos a imaginarnos un problema importante que tenemos que resolver. Daría igual incluso si es un problema personal o un proyecto de emprendedores. Hay que analizarlo, dividirlo en etapas en donde hayamos compartimentado cada división del asunto, para que resulte más ordenado y fácil encontrar soluciones. Y hay que dedicar un tiempo a cada una de estas divisiones. No debemos mezclar tiempos, no es bueno abandonar algunos escalones por su dificultada para subirlos y pasar a los otros escalones sin querer atender a los complicados. Si hemos puesto muy alto el proyecto, hay que dividirlo otra vez. Analizar el asunto desde varios puntos de vista, incluso reclamando la ayuda de compañeros para asuntos ya divididos. Podemos subir los escalones del proyecto en el orden que mejor se acerque a nuestra personalidad, pero hay que recorrer todo el proceso.

Es muy complejo pedirle consejo a un amigo (a un asesor no profesional) sobre la totalidad de un proyecto, si antes no lo hemos compartimentado. Pero en cambio es mucho más fácil obtener una opinión o ayuda si la solicitamos para un solo escalón de la empresa. Incluso no todas las personas son capaces de opinar o ayudar sobre la totalidad de un proyecto complejo. En cambio sí que lo son para intervenir y apoyar con sus ideas sobre diferentes trozos del proyecto. 

Incluso es bueno buscar variedad de personas a la hora de sumar opiniones o ayudas a nuestras iniciativas. Y para ello nada como haber troceado antes la consulta y el proyecto, para hacerla digerible y ser analizada con más detenimiento. 

Luego, al final, vendrá el trabajo de unir todo el proyecto en uno solo. Pero eso es ya cuestión del que lidera la empresa, la idea, el proyecto.

1.1.12

¿Por qué los políticos comunican tan mal en España?

España y los españoles tenemos la desgracia de unos políticos que sin respeto hacia sus ciudadanos creen que pueden jugar con ellos como muñecos de Lego. Hoy te digo algo, mañana te lo oculto y nunca hablo contigo, por que no me importas un carajo.

Ya desde Felipe González, los Presidentes de España se acostumbraron a no hablar a los españoles mirándoles a los ojos aunque sea a través de una cámara de televisión, algo muy sencillo, os lo juro.

Uno, con cada cambio de Presidente siempre cree que el nuevo será capaz de copiar a los franceses, a los americanos o a los venezolanos. Da igual. Pero lo que no da igual es que el Presidente de España no sepa hablar a los españoles, no sepa utilizar una herramienta básica como la imagen y la comunicación para transmitir decisiones, para acercarse a su sociedad, para trasmitir lo que hace y lo que piensa hacer.

¿Nos creen los Presidentes de Gobierno que somos imbéciles y no entenderemos lo que se nos dice? ¿Acaso creen que cogeremos miedo y nos pondremos histéricos si se nos dice la verdad?

Cuando se toman decisiones uno se arriesga a no ser entendido, a no conseguir la aprobación de todos o incluso de ninguno. Pero si te lo explican, si te lo dicen con sinceridad y mirándote a los ojos cabe la posibilidad de que la pedagogía funcione y se logre empujar entre todos en la dirección correcta. España necesita de todo menos bobos con miedo, que se esconden detrás de sus subordinados. Necesita líderes que sepan liderar, así de sencillo. O tal vez así de complicado pues no parecemos ser capaces de encontrar a políticos que quieran ser líderes.