4.10.12

Alparcear, alparcero. Palabras poco usadas

Alparcear es una palabra poco usada que siempre me ha gustado. Mi madre ya la empleaba y se ha quedado dentro de uno, formando parte de su diccionario básico y vital.

Alparcear es sobre todo meterse en vidas ajenas para enterare de sus chismes, de sus historias personales y tras saberlas, contarlas sin tino, ni sentido, ni beneficio.
Es un verbo que se emplea mucho en Aragón, pero que figura en el Diccionario de la Real Academia pues es una palabra antigua que se emplea también en La Rioja e incluso en algunas zonas de Iberoamérica. Su primera inclusión en un texto conocido data del año 1726.
El alparcero es también el pastor que junta su ganado, su rebaño pequeño, con otros rebaños de otros pastores para formar un rebaño más grande que sea más rentable de mover por los campos. Es pues como un socio de un rebaño generalmente de herbívoros, que trabaja junto a otros alparceros.

Cartel "Gran Semana Vasca" del año 1928

La cartelería era fundamental en anteriores décadas para dar a conocer eventos y fiestas, pues no había como ahora tantos medios de comunicación ni estos llegaban a tantos segmentos de la población.

La Ferias, las Fiestas patronales, los grandes eventos culturales o comerciales, se anunciaban con vistosos carteles que reflejaban los actos, indicaban las fechas y los lugares e informaban de lo que se iban a realizar en aquellos festejos.
Esta cartel es de San Sebastián, anunciando una Gran Semana Vasca en julio del año 1928, e indicando que habría bellas artes, deportes, teatro y danzas, todo envuelto en un bello cartel que ayudaba a comprender mejor lo que se iba a representar en estas fiestas.

¿Se están reuniendo generales en Madrid de forma NO oficial?

Se publica que en Madrid se han estado reuniendo grupos de generales, de militares de alta graduación en activo, de manera NO oficial. Información aquí.

Obama pierde el debate ante Romney; queda aprender más

Todos coinciden en que Obama perdió su primer cara a cara televisivo 2012 con Romney, no tanto por el contenido del debate sobre economía, en donde Romney supo mentir o decir lo contrario de lo que antes había dicho, sin que Obama supiera atacarle por esos abusos del populismo descarado, como por la poca capacidad de Obama en saber trasmitir con alma de presidente, los conceptos claros sobre economía básica a su electorado.
En este tipo de debates NUNCA se debe entrar a la defensiva, ni ante el electorado ni ante el rival del debate. Y Obama no supo ser tan contundente como Romney.
Lo de menos es mentir sobre si se crearán 12 millones de nuevos empleos, lo que la gente indecisa entiende mejor es si le nombras varias veces el nombre de “América” (en este caso). O la gente en América (y ya en Europa) asimila mucho mejor que le digan “aumentaremos los ingresos medios” a que le digan “aumentaremos el número de personas de Clase Media”.
Era la lucha de un obispo mormón contra un Presidente. Las diferencias eran grandes en el concepto inicial. Y Obama no tuvo claro que él ya era el Presidente y el rival un predicador de iglesia.
Los fieles ya eran fieles antes de los debates en todas las campañas electorales, pero los indecisos, que es a quien se dirige una campaña electoral sobre todo, quieren mensajes sencillos, claros, que afecten a su corazón. No me pregunten por qué es así, pues no me apetece decirlo. O mejor dicho, no me apetece adjetivar a los indecisos.
La imagen, que ilustra un artículo de El País, ilustra tembién el debate. Un candidato con luz y contraste, un Presidente entre las tinieblas. Pero se puede mejorar todavía.