26.10.14

El pragmatismo en política puede ser un ingrediente. Pero en poca cantidad

En Francia se está planteando algún sector del Partido Socialista retirar el adjetivo o el apellido de socialista al nombre del partido. Los socialistas italianos ya borraron de un plumazo el apellido socialista para llamarse Partido Democrático, como si les diera miedo un adjetivo ya viejo por edad. Los iconos tdambién cuentan a la hora de vender ideología, pero mucho cuidado con no pasarnos en la idea pragmática de hacer solo aquello que sea válido en el momento.

La comunicación en política también se está centrando en engañar con los nombres. La extrema derecha en Francia se llama Frente Nacional que suena incluso bonito en un país muy jacobino. Así que cuidado con los apellidos nuevos, que pueden ser peores que los viejos.

No hay países en Europa que tengan Partidos Comunistas. Pero hay comunistas y bastantes. Es como si diera miedo nombrar otro adjetivo político. Pero en España mantenemos varios Partidos de la Falange, sin temor a ser señalados de nada. Incluso bien diferentes entre ellos.

Incluso ya dentro de las dudas tremendas que inundan el panorama político, se está insistiendo en que las ideologías no sirven, que el pragmatismo también puede ser social, válido, de izquierdas, socialista. ¿Se puede decir socialista? ¿Quiere esto decir que tenemos que estar constantemente creando nuevas ideas y que estas se deben adaptar según el momento, para que simplemente sean válidas en cada situación?

Si algo funciona es bueno, se dice. Creo yo —por que son ya tan pocas las cosas que funcionan— que nos agarramos a la primera idea que marcha bien. El pragmatismo puede funcionar en su justa medida. Como el hueso de jamón en un cocido. Si nos pasamos tendrá mucha sal pero no más sabor.

Si además de funcionar es útil, si además no solo no fastidia sino que mejora la calidad de vida, si es admitido como positivo, puede ser tenido en cuenta, aunque se separa algo de las ideologías, pero solo insisto, en su justa medida. Si nos pasamos con algún ingrediente extraña a la propia ideología, podemos hacer un buen plato, pero ya no se llamará cocido. 

Olvidarnos de las ideologías es olvidarnos de la política, algo que parece ser, cada vez desean mucho más los que odian la politica, incluidos los que saben que sin política los negocios son más fáciles.

Estrategias de Danone para defenderse ante la crisis

Defenderse de la competencia no siempre es fácil, pues ellos también saben plantear retos para crecer. Para ello debemos tener claro que lo que nos puede servir para crecer no nos sirve para mantenernos y lo que sirve en un periodo dado de la economía del país puede ser un lastre cuando al condiciones económicas cambian. 

Por ello, la flexibilidad es una constante y un activo a tener muy en cuenta.

Pero la flexibilidad no siempre —y solo— debe ser en el empleo, en el tamaño de la empresa o proyecto. Muchas veces —casi diría que la inmensa mayoría— deben ser cambios estratégicos los que inicien la adaptación a los nuevos tiempos, con independencia de que en ellos haya reformas del tamaño que afecten a las personas, la parte más dura de toda reforma.

Danone por ejemplo sigue siendo la marca en su sector líder en España y algunos países de Europa en cuanto a productos lácteos. Esta multinacional fundada en España en el año 1919 ha visto bajar su facturación en un 25% con la crisis y la pérdida de poder adquisitivo de los clientes. Es imposible absorber eta bajada si no va acompañada de cambios en el tamaño pero sobre todo de modificaciones en las estrategias empresariales que logren parar la sangría.

Los productos son de alta calidad y aquí no se puede realizar nada. Pero tienen la imagen de ser los más caros del mercado y a veces lo son. Luego aquí si que han realizado lo básico, intentar adaptar el precio a lo que pueden soportar los ciudadanos con crisis. Menos precio supone menos facturación si no se logra producir y vender más.

Así que junto al intento de vender más productos que sin duda supone la reacción de la competencia que intenta no perder cuota de mercado ya lograda, Danone optó por ampliar sus departamentos de investigación para ofrecer productos nuevos con alto valor añadido a sus clientes, que se logren diferenciar de las marcas blancas, al ofrecer productos distintos. Además de ajustar el precio pagado a sus proveedores y adelgazar su tamaño incluidos los altos cargos, se realizan algunas estrategias más. Se inician ofertas puntuales de productos que se quiere promocionar para darlos a conocer o para que no se olviden en la memoria de calidad del consumidor y se crea una línea de productos con una nueva marca, Gervais, con precios más ajustados pero que no es una marca blanca para que el nombre de la empresa permanezca fiel a la idea de alta calidad. Se amplía el mercado de lácteos que inciden en la salud del cliente aportándole nuevos productos que intentan mejorar sus problemas y además entran en el negocio de las empresas de servicio de restauración creando una línea de locales de yogurterías, para insistir en la calidad y en que su nombre esté en el mercado desde más puntos de vista.

25.10.14

Chile reclama más y mejor educación libre y pública

De nuevo se abrirán las alamedas por donde pase la Educación Libre…

Santiago de Chile está viendo a cientos de miles de personas por las calles pidiendo una educación pública gratuita y de calidad, en un país que parecía avanzar decidido por el buen camino social y económico.

Chile todavía sufre en su interior la enorme división tras el Golpe de Estado de Pinochet, con una población dividida entre una gran parte de la sociedad que no quiere saber nada de la política e incluso la odia como en España y otra gran parte de la sociedad que sabe que sin la participación efectiva de todos, exigiendo igualdad y libertad, no se saldrá ante la historia como un pueblo capaz y unido en busca de las mejoras necesarias.

En el siglo XXI es necesario trabajar por mejorar el país de cada uno, repartiendo mejor la educación y la formación, pues ella es la que hace libres a las sociedades. Pero tener más formación no les interesa a todos, que también desean controlarla y repartirla según plazca.

Sinergias claras entre Ganemos y Podemos buscando soluciones

Primero nace Podemos. Después Podemos dice que no quiere presentarse a las elecciones municipales por lógica organizativa y nace Ganamos. Pero Ganemos no es una organización novata, nueva, pues nace empujada por muchas gentes de la izquierda (poco) anónima pero también de reconocidos políticos de segunda línea de IU. En Ganemos si hay muchas personas que conocen bien la política municipal aunque no hayan sido concejales.

Ahora Podemos bendice a Ganemos y se plantea —como es lógico— unirse en sus listas municipales a Ganemos. ¿Quiere esto decir que las infiltraciones reconocidas por todos de gente de IU es asumida y admitida por casi todos en Ganemos?

A eso hay que señalar que Ganemos es mucho más que gente de IU. Y que IU no ha dicho que ellos NO se vayan a presentar a las municipales con sus siglas. Tremendo galimatías que se irá resolviendo, sin duda. Incluso con la confluencia a Ganemos de nuevos partidos políticos de izquierda hasta forman un conglomerado de gentes de gran recorrido en la izquierda social y asociativa, personas en muchos casos muy conocidas en los ámbitos políticos, pero sin pertenecer en la actualidad a ningún partido político, pero si a muchas formas de trabajar la sociedad, la calle, la cultura.

A nivel individual hay muchos contactos entre personas de una multitud de organizaciones. Muchos de nosotros hemos recibido invitaciones, casi presiones inteligentes, para encontrar sinergias, para unir y avanzar. Se está formando un suelo social cabreado, que a diferencia del famoso pero extinto 15M busca primero sinergias entre personas pues se asume que entre las ideas ya existen, aunque en muchos casos haya discrepancias.

Hasta ahora, en estos últimos 30 años, a las personas de la izquierda en España nos separaban los matices, los asuntos menores que se imponían sobre los mayores. Cada uno de nosotros dábamos sobre todo importancia a lo que nos separaba para marcar territorio e ideología. Hemos tardado mucho en darnos cuenta, pero ahora parece que lo que se impone es trabajar desde lo que nos une y no olvidarnos de las divergencias, que se respetan y se dejan sin olvidarlas, en un segundo lugar cuando lo que aprieta es ser capaces de crear una sociedad limpia y válida, capaz de defender a los que más lo necesitan y nunca a los que más tienen. ¿Hasta cuando nos durará este intento casi onírico?