A todos las mujeres silenciosas que han ido ayudando a construir la historia de todos nosotros, la historia de nuestras sociedades. A todos las mujeres que han sido nuestras madres, las creadoras de los hombres, las educadoras de todos nosotors.
A todas: Un beso en el Día Internacional de las Mujeres
7.3.15
Decir NO es muy diferente a sentir el no
Decir NO es dificilísimo, en serio, tanto que se dice muy pocas veces, menos de las que imaginamos. Y es que sin darnos cuenta, muchos NO nunca se llegan a pronunciar, nos los imaginamos y los asumimos sin que nos lo digan. Es la censura del SI, la pérdida de las posibilidades por miedo.
Decir NO cuesta mucho, así que nos hemos inventado un sistema para decir no sin decir NO. Complejo de explicar pues cada uno de nosotros empleamos un medio técnico, en serio. Muchas veces empleamos el más sencillo. No decir SI. Y todos entendemos que si no nos dicen SI, en realidad nos están diciendo NO. Y no es cierto.
El silencio administrativo lo empleamos todos nosotros para decidir. Si no te digo que SI realmente te estoy diciendo un no con minúsculas, que tú mismo van a interpretar como un NO con mayúsculas. Deberíamos practicar lo contrario. Si no son capaces de decirnos NO hay que tomar el SI y olvidarnos de milongas. En caso de apuro siempre podemos decir que entendimos que nos habían dado el si, pues no habían dicho no. Por si cuela.
6.3.15
Ahora estoy deseando leer El Quijote. No me acuerdo de qué va
--> Los que leéis este blog —unos pocos muy pocos— tenéis la suerte de leer lo que realmente pienso de muchos otros temas que no oso plasmar en otras ventanas por su temática más personal o más interiorista. Todos necesitamos disponer de un espacio donde gritar, aunque sea bajito. Me di cuenta hace mucho que era bueno para mi memoria escribir para vaciarme. Soy de los que piensan mucho, excesivamente, y si no me vacío peligro yo mismo. Sobre todo por que tengo una memoria de pez. Eso si, he desarrollado técnicas personales para que esa memoria siga acompañándome de alguna manera, aunque sea fuera de mis pachuchos sesos. Tener memoria de pez es maravilloso, en serio, aunque cueste creerlo. Algunas películas las he visto tres o cuatro veces como si fueran la primera vez pues nunca me acuerdo del final. Eso es fabuloso pues siempre les pillas giros, brillos, sonrisas diferentes. Y como no recuerdas el final aunque te lo imagines, siempre es todo nuevo. Ahora estoy deseando leerme El Quijote. No me acuerdo de qué va.
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