Los del tiempo de la Transición nos creíamos capaces de trasformar el mundo, De cmabiar la sociedad y de ser todos más capaces, con más trabajo, más servicios, mucha más libertad, más capacidad de una sociedad que resurgía. Pero hoy estamos tristes y apagados. Nos han vencido. ¿Nos han vencido? Je, je, no. Ellos saben que no.
19.3.15
El terrorismo solo paraliza a los que piensan que lo pueden sufrir
El terror es desgraciadamente solo eso,
terror. Mueve voluntades, pues el miedo es uno de los principios básicos que
más se apodera de las personas, de los animales más básicos. El terror
inmoviliza sobre todo a los que NO lo padecen. Y por eso los terroristas tienen
tan sencillo obtener réditos de sus acciones y sea tan complejo defenderse del
terror.
Crear terror es muy sencillo, y lo saben
los que lo hacen y también los que intentan defender las sociedades del terror.
Ayer el terrorismo atacó a las puertas de Europa, pero antes ya lo había hecho
en el corazón de grandes naciones europeas, España, Francia o Reino Unido.
La única manera de defenderse del terror,
por brutal que parezca esta aseveración, es acostumbrase a él. Pero nunca nos
debemos acostumbrar a ese drama, pues sería perder la batalla. Aunque la pregunta
que viene es ¿Y cómo nos defendemos?
El engranaje entre libertad y seguridad
es complicado; a veces —y sobre todo en momentos de crisis— subir en uno supone
perder en el otro. Esto es muy complicado de admitir pero en tiempos de crisis
hay que ajustar las sensaciones y sobre todo los sistemas de defensa de lo
conseguido hasta entonces. ¿Cómo? Pues sin dar ideas ni pistas, creyendo en los
que gestionan. Cuando falta la credibilidad política y social, todo se vuelve
mucho más complicado.
El terror atenaza a los que simplemente
piensan que lo pueden sufrir. Al que realmente lo sufre lo vuelve activo contra
el mismo. Por eso la mesura en el terror es una herramienta eficaz para los terroristas.
Si cometen mucho “terror” se pierde parte de su eficacia. Y por eso mismo los medios de comunicación
tienen mucho espacio para equivocarse y para dosificar entre información y
hacerles el juego que pretenden los terroristas. El terror sin información no
logra sus objetivos. Pero no podemos mantener la libertad sin información.
17.3.15
¿Es posible avanzar hacia las 30 horas semanales de trabajo?
Se está hablando en algunos foros
tecnológicos y de innovación en Recursos Humanos (con el nombre que le sepamos
dar a esta vieja práctica) del reparto de la cantidad de trabajo, que en estos
momentos es en total mucho menor que hace tres décadas.
Pero un reparto de calidad, organizado
desde los propios gestores de la sociedad y no desde aquellos empresarios que solo
buscan una rentabilidad a muy corto plazo y saben hacer todo tipo de contratos
a tiempo parcial a pesetica el cacho.
Se habla de que en estos momentos no sería
lógico trabajar más de 30 horas a la semana por persona, pues la producción aun
así sería mucho más alta que la que se tenía en los años 70 con 48 horas semanales.
¿Pero cómo logramos que una empresa sea rentable si sus operarios solo trabajan
30 horas y cobran lo mismo que ahora trabajando 40?
En el último quinquenio hemos visto bajar
—y mucho aunque se niegue— el sueldo por el mismo trabajo. El mileurismo es hoy
una suerte, cuando en el año 2007 era un drama que había que superar. Hemos
bajado pues de sueldos medios, pero no hemos repartido las horas de trabajo.
Incluso han aumentado el número de horas extraordinarias que se realizan en
muchas empresas, amparándose en reformas laborales que las han dejado como una
ventana abierta a las trampas.
Si no somos capaces de reordenar de forma
moderna y óptima el mercado laboral y sobre todo el de la productividad,
primando la excelencia y buscando objetivos de producción y no de horas de
trabajo, no conseguiremos repartir el trabajo para que llegue a más personas.
Es cierto que hay mucho trabajo manual
donde las nuevas tecnologías no han podido entrar y la productividad guarda una
gran relación con el tiempo en que se está de forma presencial. Pero es que muy
posiblemente ese tipo de trabajo tenga que tener unos costos muy superiores,
soportados por todos. Tendremos también más pronto que tarde empezar a
replantearnos sueldos con arreglo al tipo de trabajo y no con arreglo al
concepto de la calidad del producto terminado. ¿Por qué un barrendero o un
fontanero tiene que cobrar mucho menos que un administrativo superior o un interventor
de banco, por poner dos ejemplos rápidos?
Hasta hace un tiempo había sobre oferta de personas
que podían ser barrenderos y poca oferta de personas que podían ser administrativos.
Pero hoy todo el mundo quiere y puede ser —si quiere— administrativo financiero
y muy pocos quieren ser fontaneros de cloacas o barrenderos de noche. Luego
todo hay que ponerlo encima de la mesa y pagar por aquellos servicios que más
nos van a costar. Eso o admitir otro tipo de cambios.
Prometamos basura, que no se van a enterar
Prometamos basura, pues lo importante es salir a la calle en perido electoral y mentir. Hay que prometer lo imposible, da igual pues luego ya lo modificaremos. Si Rajoy dice que creará en Andalucía más de un millón de nuevos empleos, solo queda decir que "nosotros" más de millón y medio.
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