30.9.15

Intenta triunfar, organizando todo con anterioridad. También el fracaso

Si quieres triunfar en tus trabajos debes tener claros tus objetivos, y así lograrás tomar las decisiones más de sentido común pero a la vez más estratégicas para cumplir con tus metas ya marcadas. Hay que fijarse hacia qué objetivos te quieres dirigir, planificar los objetivos a corto y medio plazo, tener muy claro hacia donde quieres ir y poner todos tus conocimientos al servicio de esas metas ya marcadas por ti.

No te pares, debes asumir desde el principio la realidad de que avanzar hacia un objetivo supone tener riesgos que deben valorar pero sobre todo conocer, antes de que se produzcan y detectar en el momento preciso. La respuesta ante los riesgos que te vengan debe ser rápida, y para ello nada hay mejor que haberlo valorado antes.

Si quieres triunfar debes saber tomar las decisiones correctas en cada momento. Pero para ello debes tener documentación con anterioridad de todo lo que vas a realizar y dejar apuntado todo lo que estás en ese momento haciendo. Nunca sabrás en qué momento tendrás que revisar lo realizado y lo que habían pensado realizar y no pudiste. Todo lo que está escrito se puede repasar, medir, volver a valorar, modificar, repetirlo con los cambios realizados.

A veces se tiene que ir contra lo establecido, hay que tomar decisiones difíciles, que no es posible explicar con claridad. No importa, eso se llama riesgo y hay que asumirlo y hacerlo fácil. Pero siempre sin perder el control, sin dejar en manos de otros el volante de las decisiones.

Si las cosas van mal, aprieta los dientes y sigue. Sólo se abandona cuando sea imposible abandonar y es inevitable hundirse. En ese momento revisa los apuntes, pues seguro que en algún lugar pusiste la tabla de salvación bien apuntada. Pero mientras haya vida, hay esperanza. Ho te retires cuando las cosas vayan mal, sino cuando te ves obligado a tomar decisiones que no quieres tomar.

Luchemos contra los contratos basura y los trabajos temporales

Sin duda es ligeramente más sencillo encontrar empleo en este año 2015 que en los seis años anteriores. No es suficiente, pero es mejor. ¿Aunque…, en qué condiciones laborales?

Es normal que un puesto de trabajo “de antes” aquellos de 8 horas diarias y con contrato indefinido, se hayan convertido en dos puestos de trabajo de 4 horas y dentro de una enorme variedad de posibilidades de contratos variados. Esto unido a la facilidad para modular los horarios según convenga, permite a las empresas que en lo que antes era un puesto fijo de 8 horas, se logre convertir en dos puestos de trabajo que pueden sumar desde las 4 horas a las 16 horas, sin cambios en los contratos, modificados según días, sin costes comparables si se hacen cambios. Añadido esto a contratos por servicio, temporales, incluso de días, formación, prácticas, estamos minusvalorando el mercado laboral, sin que desde los sindicatos digan que esto es una vergüenza, más allá de las declaraciones serias en medios.

En los 8 primeros meses de 2015 se realizaron 11,82 millones de contratos. De ellos sólo el 8,2% fueron indefinidos, pero sin garantía de que sean efectivamente indefinidos pues además de soportar unos periodos de pruebas letales, se pueden convertir en despidos por muy poco coste. Y en muchos de estos casos son contratos indefinidos por motivos ajenos a los deseos del empresario. O lo que es lo mismo, si deseas cubrir un puesto técnico de cierto nivel es muy complicado por parte de las empresas encontrar a una persona válida que acepte un contrato basura. Y en estos casos es donde se esconde gran parte de ese 4,7% de contratos indefinidos y a tiempo completo.

Es decir, tenemos claramente un doble mercado laboral, como siempre, pero cada vez más marcado. Los que pueden exigir y los que tienen que soportar. Y los primeros cada vez son muchos menos. En el año 2013 los contratos indefinidos fueron un 7,7% mientras que en el año 2011 llegaron al 10%.

Pero si tenemos en cuenta además que de esos 11,82 millones de contratos indefinidos muchos no son a tiempo completo, podemos asegurar que el mercado laboral en España no solo se empobrece sino que empobrece y mucho a la sociedad. Sólo el 4,7% de esos contratos fueron indefinidos y a tiempo completo. Poco más de medio millón de contratos que no cubren ni las bajas. Si además sabemos que el 65% de estos contratos no son realizado así de forma voluntaria, sino porque el trabajador no encuentra otra forma de estar en el mercado laboral, vemos que el empobrecimiento no sólo es económico, sino de productividad, formativo y de integración en los oficios, en las empresas, en los equipos. Esta es la España que entre todos vamos edificando, con más de 40 contratos laborales diferentes, donde siempre elige el empresario dentro de un gran abanico de posibilidades. Entre ellas las cada vez más utilizadas de emplear contratos en prácticas o de formación para trabajos que no tienen nada ni de prácticas ni de formación.

29.9.15

No es igual un empresario que un especulador laboral

Estamos a punto de salir de la crisis y tenemos con contar contigo. No es seguro que sea una vuelta fácil ni rápida, pero sí sabemos que como trabajadores o emprendedores no podremos volver a las mismas condiciones que teníamos antes de esta larga crisis laboral y económica. 

Pero por ello sobre todo, debemos estar preparados ante los problemas ya convertidos en normalidad y saber adaptarnos a los cambios.

Hay que estar muy formado. 

Es más necesario que nunca. En el mundo laboral actual se van a aprovechar como nunca de las persona que no tienen una formación suficiente como para poder competir en el mercado de trabajo desde diferentes perspectivas. Nunca como antes el “mercado” del trabajo ha sido eso, un puro y duro mercado donde los empleadores que no son empresarios, juegan con las personas y sus horas de trabajo como si fueran piezas de un proveedor.

Van a seguir existiendo empresarios de verdad. 

Muchos. Pero entre ellos hay escondidos meros especuladores donde les importa muy poco el funcionamiento de la empresa, donde lo único que les importa es el funcionamiento de “su” beneficio. Eso es otra cosa diferente. 

El empresario que crea una empresa quiere lo mejor para la organización, desea crecer y ser excelente en su trabajo, en su labor. Y quiere ganar dinero, sin duda. Pero en un paquete va todo. 

El especulador laboral solo quiere ganar dinero. 

Hoy puede tener un bar, mañana una tienda de gominolas y pasado un taller de reparación de coches o una inmobiliaria. Depende del beneficio rápido y fácil.

Jugarán con todas las posibilidades legales que les permite este mercado laboral desajustado y liberal en extremo. Nos obligarán a hacerlos autónomos, a contratos de 2 horas donde trabajaremos 8. A sueldos basura llenos de primas en negro. A movilidad horaria, geográfica y donde todos los impuestos los tengamos que pagar nosotros.

¿Podemos defendernos ante un mercado tan desregularizado? 

Pues sin duda debemos. Y para ello hay que conocer todas las posibilidades que nos permite precisamente este mundo laboral tan nuevo. 

Si somos autónomos debemos saber emplear esta posibilidad para mucho más que para trabajar para un sólo empresario. 

No debemos confiar en que nuestro trabajo podrá durar más de un mes y por ello debemos estar siempre muy atentos a cambiar o a mejorar. 

Debemos desde dentro de todas las organizaciones donde estemos trabajando, conocer bien toda la información que nos permita el puesto de trabajo eventual en el que estamos. Precios de venta, proveedores, clientes, formas de producción, etc. 

Hacer crecer nuestra agenda de contactos, tomar nota de todo, aprender, aprender, aprender.

Huir de aquellos trabajos donde se nos esconda en un rincón, donde solo se nos pida apretar un tornillo sin poder conocer todo el mecanismo del oficio, de nuestra producción. 

Si vamos a cobrar poco y sin seguridad, al menos debemos aprovecharnos de aprender y de sopesar la posibilidad de intentarlo por nuestra cuenta. 

Entrar en una empresa donde solo quieren esclavos mudos y ciegos es un error. Sólo sirve para alimentarnos, pero no para dignificarnos como personas. 

Un empresario en muchos casos no es más listo que tú, sólo es un tipo más osado, con más conocimientos y con más dinero. Tener conocimiento y formación está en tu mano, es tu decisión.

No es igual un empresario que un especulador laboral

Estamos a punto de salir de la crisis y tenemos con contar contigo. No es seguro que sea una vuelta fácil ni rápida, pero sí sabemos que como trabajadores o emprendedores no podremos volver a las mismas condiciones que teníamos antes de esta larga crisis laboral y económica. Pero por ello sobre todo, debemos estar preparados ante los problemas ya convertidos en normalidad y saber adaptarnos a los cambios.

Hay que estar muy formado. Es más necesario que nunca. En el mundo laboral actual se van a aprovechar como nunca de las persona que no tienen una formación suficiente como para poder competir en el mercado de trabajo desde diferentes perspectivas. Nunca como antes el “mercado” del trabajo ha sido eso, un puro y duro mercado donde los empleadores que no son empresarios, juegan con las personas y sus horas de trabajo como si fueran piezas de un proveedor.

Van a seguir existiendo empresarios de verdad. Muchos. Pero entre ellos hay escondidos meros especuladores donde les importa muy poco el funcionamiento de la empresa, donde lo único que les importa es el funcionamiento de “su” beneficio. Eso es otra cosa diferente. El empresario que crea una empresa quiere lo mejor para la organización, desea crecer y ser excelente en su trabajo, en su labor. Y quiere ganar dinero, sin duda. Pero en un paueta va todo. El especulador laboral solo quiere ganar dinero. Hoy puede tener un bar, mañana una tienda de gominolas y pasado un taller de reparación de coches o una inmobiliaria. Depende del beneficio rápido y fácil.

Jugarán con todas las posibilidades legales que les permite este mercado laboral desajustado y liberal en extremo. Nos obligarán a hacerlos autónomos, a contratos de 2 horas donde trabajaremos 8. A sueldos basura llenos de primas en negro. A movilidad horaria, geográfica y donde todos los impuestos los tengamos que pagar nosotros.

¿Podemos defendernos ante un mercado tan desregularizado? Pues sin duda debemos. Y para ello hay que conocer todas las posibilidades que nos permite precisamente este mundo laboral tan nuevo. Si somos autónomos debemos saber emplear esta posibilidad para mucho más que para trabajar para un sólo empresario. No debemos confiar en que nuestro trabajo podrá durar más de un mes y por ello debemos estar siempre muy atentos a cambiar o a mejorar. Debemos desde dentro de todas las organizaciones donde estemos trabajando, conocer bien toda la información que nos permita el puesto de trabajo eventual en el que estamos. Precios de venta, proveedores, clientes, formas de producción, etc. Hacer crecer nuestra agenda de contactos, tomar nota de todo, aprender, aprender, aprender.

Huir de aquellos trabajos donde se nos esconda en un rincón, donde solo se nos pida apretar un tornillo sin poder conocer todo el mecanismo del oficio, de nuestra producción. Si vamos a cobrar poco y sin seguridad, al menos debemos aprovecharnos de aprender y de sopesar la posibilidad de intentarlo por nuestra cuenta. Entrar en una empresa donde solo quieren esclavos mudos y ciegos es un error. Sólo sirve para alimentarnos, pero no para dignificarnos como personas. Un empresario en muchos casos no es más listo que tú, sólo es un tipo más osado, con más conocimientos y con más dinero. Tener conocimiento y formación está en tu mano, es tu decisión.