4.2.16

Alberto Garzón dice lo mismo que yo. Menos cariño, por favor

Alberto Garzón de IU o/y de UP ha estado lógico y sincero tras ver los resultados del CIS de febrero de 2016: "Queredme menos, y votadme más". Somos bastantes los políticos que recibimos palmaditas en la espalda, buenos deseos, mejores palabras, adjetivos muy bonitos, sonrisas que remarcan nuestra diferencia y cercanía…, pero luego no nos votan. Ni interna ni externamente.

Somos los eternos segundones, los maravillosos segundones que recibimos las sonrisas pero no el premio, que somos maravillosos (ji, ji, ji) y nos lo dicen muchos (uff, uff, uff) pero nos quedamos sin entrar al cielo o al sillón de los premios, aunque eso si, siempre nos lo dicen: "Por muy poco".

Lo lógico en todo ser humano que se quede a las puertas de la Gran Ópera es que nos cabreáramos y mandásemos a cascala a los que vienen con alabanzas inmerecidas. Somos malos, joder, pues si fuéramos buenos nos elegirían para ser los elegidos en la selección donde sólo llegan los elegidos que eligen los que deben elegir. 

Es decir, sólo tenemos dos opciones. O nos retiramos convencidos de que en conjunto somos peores que todo el resto, o que somos poco malos y que para triunfar además de ser buenos en algo hay que ser muy malos en otras cosas. Ser bueno, de ser cierta mi teoría, no basta en sí mismo para nada. Pues para triunfar querido Garzón, además de ser bueno te tienen que respetar. Y el respeto tiene un componente de miedo insuflado que desde la bondad inmaculada es imposible alcanzar. 

Efectivamente, estoy pensando en volverme malo. Aunque debo valorar si sirvo para ser malo y si me compensa, pues la felicidad es un sueldo maravilloso. La otra opción, para no tener que ser malo, es ser invisible, indiferente, inmerecedor de atención, abandonador del camino que sube.

3.2.16

Cinco sueños básicos que todos necesitamos para vivir

Que nunca te falte un sueño por el cual luchar; un proyecto que realizar; algo que aprender; un lugar a donde ir; alguien a quien amar.

Si bueno es vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar.

2.2.16

Primero serenidad. Luego las carcajadas y para finalizar autoestima

Estas esencias, estos perfumes naturales y caseros llevan dos cartelitos con su nombre. Lo de menos es el olor, lo de menos si sus fragancias ayudan a encontrar lo que pregonan en el nombre. Lo importante es el nombre. En la vida básica, en la común que todos tenemos delante para disfrutar de ella, estas dos palabras son básicas. Serenidad. A carcajadas.

Necesitamos estar seremos, más cuando la situación parece llevarnos al abismo, al problema, al conflicto. Entonces la serenidad es imprescindible. Y posiblemente necesita de algo de sentido del humor para relativizar todo. Si dominamos esos momentos, sin duda el gran complemente vital es la sonrisa, el buen humor, las carcajadas. 

Ni la serenidad ni las carcajadas son sencillas de comprar. Pero sí son sencillas de fabricar. Depende de nosotros y de nuestra capacidad de relativizar los aspectos de la vida que son negativos. Todos los tenemos. Unos más duros que otros, sin duda. Pero para dominarlos y que se nos apoderen, la serenidad es imprescindible.

Consejos para corruptos novatos que quieran aprender

Lo malo de ser corrupto es que te pillen. Los corrompidos tienden a oler a podrido, sobre todo por la avaricia. No existen corruptos que no sean avariciosos, que sepan medir hasta donde deben trincar, pues a estos, que son muchos, nunca los detectamos y por ello nunca aparecen como corruptos. 

Diríamos que los corruptos son los más tontos entre los que roban o hacen trampas, pues son los que se dejan pillar. Y no es fácil pillarlos, ojo, pues los primeros dineros que pillan los corruptos los emplean en los mejores asesores legales y fiscales. 

Otra forma de pillarlos es por las malas amistades. Los corruptos listos se dejan pillar si se rodean de corruptos tontos y bocazas. Así que otro consejo para los corruptos que empiezan es que elijan bien sus amistades, sobre todo si parecen vendedores de caballos viejos. Esos que siempre son simpáticos, fuman puros caros y te toman por el hombro, son los peores, se pegan como lapas y hablan más de lo que deben. Mienten incluso y se nota.

Y ya para finalizar el último consejo. No gastes más de lo que creen que debes gastar. Si los vecinos te pillan envidia y no les repartes premios con genorosidad, estás perdido. La envidia pica y mucho. Y a poco que vayas dejando migas de tus fechorías, siempre hay alguien que las recoge y se las entrega a los que te miran las pulgas, para joderte por la envidia que le das.