11.10.16

El mundo de los alcorques de árboles y sus peligros

El mundo de los alcorques en los trabajos municipales es amplio e intenso. No se pueden dejar las zonas de los árboles sobre donde están plantados, a una altura diferente a la que esté en las ordenanzas municipales de cada ciudad. Que normalmente suele ser baja en relación a la altura de la acera. Hace años los alcorques se utilizaban para regar los árboles o para que estos recogieran el agua de lluvia, pero ahora esto no es necesario pues llevan riego por goteo. O incluso se hacen unos agujeros de respiración y entrada de agua como en el ejemplo superior derecho.

Los peligros de caídas son muchos, sobre todo en personas mayores, y los derechos a indemnización, pactada o no pactada, pueden ser un coste alto. Aunque a veces a los propios ayuntamientos les resulta más barato pagar “los rotos” en personas, que hacer unos arreglos en los árboles, que no siempre son baratos.

Vemos aquí varios ejemplos. Desde el alcorque que no se hace y se juegan a los accidentes, hasta los más clásicos y baratos del momento, a costa de superficies de asfalto de diferente grosor y que permiten ser modificada su forma y tamaño según va creciendo el ejemplar plantado. O las superficies de tierras compactadas y colocadas casi a nivel de suelo, solución muy barata para ciudades donde no llueve mucho.
 
Pues esa es otra, los árboles crecen y hay que ir adaptando el hueco del tronco según este engorda. Para ello se han diseñado diferentes ideas, siendo la de las planchas excéntricas una de las más originales, pues permite ir cambiando la posición de las piezas según cambie el grosor del árbol.

10.10.16

Imitar la naturaleza en las ciudades es calidad de vida

Este es un paisaje de montaña, no es una zona urbana y no es un parque urbano, como todos los que acostumbramos a reflejar en este blog. Es el Parque Natural de Aralar, en la provincia de Álava. Lo traigo hasta aquí como el ejemplo de lo que debería ser el espacio natural más representativo de la belleza y el descanso para los ciudadanos urbanitas.

La ciudad de Vitoria tiene a 24 kilómetros el Parque Natural de Gorbea, y este de la imagen, el Parque Natural de Aralar a 85 kilómetros, o tiene también a 55 kilómetros el Parque Natural de Aizkorri. Distancias relativamente pequeñas para poder disfrutar del paisaje, de la naturaleza, de la tranquilidad.

No la mayoría de ciudades pueden tener a tan pocos minutos estos espacios naturales, es cierto, por eso se intenta recrear parques urbanos que de alguna forma nos hagan imaginar estos otros lugares. Todo lo que sea trabajar hacia la construcción de espacios donde no haya coches, exista amplitud de vista, nos entregue la sensación de espacio natural, donde podamos ver los cambios de estaciones, estaremos construyendo parques de futuro.

Cada medio millón de ciudadanos de una gran ciudad deberían tener un parque en su entorno, que se intentara por tamaño y cuidado, asemejar a una zona natural pero cercana a la gran ciudad. Es salud.

Hasta no hace mucho tiempo, se podían ver rebaños de ovejas por la huerta de Las Fuentes de Zaragoza. Siguen existiendo higueras salvajes, acequias, campos de labor, sotos de ribera, espacios que parecen sacados de hace un siglo. Cuidar eso es dotar de calidad de vida a las ciudades.

Va de palomas que no ven el peligro

Hay muchas formas de que el miedo nos congele las ideas, incluso de que nos auto convencemos que nunca pasa nada, de que a nosotros no, de que esta vez tampoco va con nosotros, de que hay muchos agoreros, que no es para tanto.

Pero hay un refrán muy español que dice: Cuandos las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar.

Barbam propinqui radere, heus, cum videris, prabe lavandos barbula prudens pilos - (Cuando veas afeitar la barba de tu vecino, ten la prudencia de poner la tuya a remojar.

9.10.16

Día Zombie. No es no, por favor

No es fácil recapacitar para adivinar el motivo de la celebración de un Día Zombie. Pero lo hay. Y en ese día que no en todos los países es en la misma fecha, quien quiere puede salir a la calle disfrazado de muerto, que no está mal para dar espectáculo.

En los últimos años y con la moda de películas y thriller muy visuales, ya no queda bien salir solo de muerto, sino que además hay que desfilar lleno de sangre, de rotos, de destrozos humanos, de carnes desgarradas, de roturas impensable. No es que estés muerto, es que simplemente no es posible que sigas vivo.

El trabajo de algunos “retoques” es tremendo, con tal de asustar. Claro que…, y si se trata de asustar, no sería mejor salir a la calle así, en cualquier día, y no en e¡uno en que ya te lo esperas?

¿Alguien se imagina coger el ascensor y que te salga una señorita así y te pida un beso de morros? Nunca quedaría mejor la frase famosa: No es No.