24.9.17

Propinas e impuestos en New York y EEUU

A diferencia de lo que sucede en España, en New York y en todos los Estados Unidos, los impuestos locales no van incluidos en el precio que marca la etiqueta o la carta de precios y se cobran a la hora de pagar, aumentando el precio final. Si a eso le añadimos las propinas, que en algunos sectores de servicios son obligatorias —aunque parezca esto imposible— nos encontramos con unos precios finales que aumentan considerablemente el precio a pagar.

Sobre el precio marcado en la estantería o la etiqueta, en New York hay que aumentar un 0,38% de impuesto metropolitano. Más otro 4,5% de impuesto de ciudad y otro 4% de impuesto del Estado. En total un 8,88% sobre el precio que nos imaginábamos.

Las propinas son otro añadido, cuando eres atendido por una persona. No es necesario si es un supermercado o una tienda de regalos y ropa. Generalmente es obligatorio en taxi, cafeterías, restaurantes y similares. Incluso si dejas menos de las mínimas, ellos mismos te lo dicen y no te cobran hasta que dejas la cantidad requerida. Puede parecer extraño, pero es cierto, sobre todo en cafeterías y restaurantes.

Puedes dar la propina que tu creas conveniente, pero en muchos sitios tanto al presentarte la nota o factura, como al pagar con tarjeta, te dan ya tres opciones para que elijas. Un 15%, un 20% y un 25%. Sobre todo si eres turista. Y si pagas con tarjeta tienes dos opciones. Decirle que te lo aumenten sobre la nota o dejar la propina en dinero efectivo. Las propinas son un buen ejercicio para ir quitándose las monedas pequeñas que nos vayan sobrando, y que no admiten cambio bancario al llegar a nuestro país.

También es habitual que al pagar con tarjeta te presenten una pantalla con alguna opción de dar algún donativo para alguna causa solidaria. Donde además de poder entregar una cantidad que se suma a la factura final, puedes decir con toda tranquilidad que NO thank you.

21.9.17

Hetero, haz lo que ya vienes haciendo. Lo que quieras hacer

Hay frases de pared que más que positivas suenan a preocupantes, consejos tal vez algo excesivos que suena a bestias. 


El ano está preparado para ser liberalizado cada poco tiempo, con independencia de nuestra condición sexual. Y los consejos, no sé…, suenan a feo.

Si lo queremos emplear para más cometidos que el básico, pues bien, pero eso es un asunto muy privado que cada uno ya sabe qué hacer y que no admite muchas condiciones. 


Leído así de bruto, en bruto, casi a lo bruto, no sé…, resulta un poco bruto.






17.9.17

Consejo sobre las maletas en JFK de New York

Puede parecer un consejo tonto, pero os aseguro que no lo es. Cuando viajas a New York, hasta el JFK, el control de la policía es largo, lento, hay que esperar un tiempo que se te puede hacer eterno pues hay mucha gente y la sensación es de que además de engorroso es lento. De esto hablaremos en otro momento. Ahora vamos a referirnos a las maletas del avión.


Desde donde te deja el avión en el JFK hasta el control de la policía hay un buen rato andando por pasillos, y cuando llegas a la gran sale siempre hay otro buen montón de personas esperando a pasar los controles policiales. Hay muchas indicaciones y no es posible perderse. Ni colocarse en la fila que no nos corresponde.


Pero durante todo este tiempo de espera, las maletas ya han llegado al lugar de recogida, han salido por la cinta, y se han cansado de dar vueltas. Y además como hay muchos viajes, no pueden estar mucho minutos en la cinta, pues tras tu vuelo, enseguida van metiendo maletas de otro vuelo.


Así que los trabajadores del aeropuerto utilizan un sistema que hay que conocer. En cuanto han dado dos vueltas las maletas y nadie las ha recogido, es decir, casi siempre, ellos las van retirando a un montón que colocan al final de la cinta, pero fuera de ella.


Tú, tras pasar los controles, buscas el número de tu cinta con arreglo al vuelo del que has llegado y te encuentras la cinta funcionando con maletas que no son las de tu vuelo, o la observas parada o vacía.


Simplemente observa en la zona final de la cinta, pues es muy seguro que veas un buen montón de maletas agrupadas y perfectamente puestas, esperando a que los pasajeros vayamos a recogerlas.


¿Hay seguridad para que nadie se las lleve? Pues yo creo que sí, aunque allí no haya ninguna persona. Las cámaras graban todo y allí no pueden entrar más que personas que han viajado en algún avión. Es peor la sensación de que algo no te está funcionando bien o de que tanto tiempo en los controles te han liado. Tranquilidad, que todo está organizado.

New York. MetroCard para transporte urbano

Visitar New York requiere de una planificación pues hay mucho que ver y no solemos tener muchos días para hacerlo. Así que es necesario emplear los transportes urbanos, bien sea el Metro, el taxi o el bus, para movernos lo más rápidamente por la ciudad. New York tiene grandes distancias, y aunque nuestros movimientos suelen ser en la mayoría de los casos por las zonas del sur de Central Park, desde el inicio del parque a la punta sur de la is la Manhattan tenemos 8 kilómetros en línea recta.

Personalmente creo que el Metro es la opción mejor, aunque sea un poco complicada de aprender con seguridad. Es el más barato (igual que los autobuses) pero mucho más rápido que estos, y en pocos días de New York, no estamos para perder el tiempo.

Aunque los autobuses urbanos ofrecen la ventaja de que mientras viajas vas viendo el paisaje urbano y las gentes que aparecen por las calles. No es una mala opción, si te quedan sin visitar algunos barrios que consideras importantes, que cojas el bus urbano con la MetroCard y vayas viendo sus calles desde el bus, mientras los recorres. No es lo mismo que pisarlos, pero es una alternativa.

La opción más lógica es utilizar los billetes MetroCard de una semana, qe por 31 dólares y puedes viajar durante una semana ilimitadamente tanto por Metro como por Bus Local, todos las veces que necesites. Una semana son 7 días naturales, es decir, si la empleamos por primera vez un lunes a las 7 de la tarde, te servirá hasta las 12 de la noche del domingo. El lunes por la mañana ya no funcionará.

Se compran en la misma estación subterránea de Metro, en casi todas las entradas, bien en máquinas expendedoras o en las taquillas donde por cierto no admiten tarjeta de crédito. Sí en las máquinas. También en muchas tiendas de recuerdos y regalos.

A partir de ese momento la tarjeta plastificada se pasa por las puertas de entrada, por un lector por donde metes el billete como si fuera una tarjeta de crédito, de una forma un poco rápida, a la misma velocidad a la que pasas, pues si lo hacen de forma lenta, te pitará y no te dejará entrar.

En los autobuses hay dos formas de pagar. En las paradas en donde haya máquinas de cancelación en la calle, hay que pasar la tarjeta antes de montar. Y en las paradas más antiguas que NO tienen máquinas en la calle, se cancela el viaje en el mismo bus al subir. Se puede subir y bajar por cualquier puerta del mismo.

Si se opta por el billete sencillo el precio es de 2,75 dólares si te dan el billete de cartón, o de 2,50 si te lo descuentan de tu tarjeta MetroCard pues también sirve para cargarle dinero como una tarjeta monedero e ir gastando de la misma, si crees que pagar 31 dólares por una semana no merece el costo por emplear muy poco el servicio. New York bien merece unas visitas donde se aproveche bien el tiempo y se controle lo que se camina, que siempre es mucho.