2.2.20

Carta cerrada a un joven de 15 años. O más

¿Qué se pude hacer cuando un joven de 15 a 20 años no encuentra su puesto ante la vida? Es (casi) imposible resolver la incógnita. Pero de ella depende el futuro de España, lo entendamos así o no. La actual juventud será la que construya el nuevo siglo.

Los profesionales sean psicólogos o coach que ahora están de moda no sirven pues o son muy caros o si son de la Sanidad pública son imposibles de servir para lo que se necesitan y ellos saben los motivos. 

Las familias no saben resolver los problemas pues no somos dioses ni estamos preparados ni conocemos todas las claves. 

Los protagonistas no siempre quieren abrirse y así es complicado saber de qué manera se les puede ayudar. 

La sociedad no es fácil y la competitividad entre los jóvenes para "cazar" las pocas posibilidades que se abren es brutal. 

En mi juventud a los 14 años se entraba a trabajar y además lo curioso es que se podía elegir oficio entre varias posibilidades. Yo en una semana, solo en una semana tenía tres puestos de trabajo bien diferentes para poder entrar en el acto. 

Hoy lo normal es tener un puesto de mierda cada seis meses siempre que tengas suerte. El problema del desempleo no es económico, es social. Y sobre todo no es de presente, es de futuro. 

Y cada vez que recordamos que nosotros parecíamos tener tiempos pasados mejores, siendo MENTIRA, LOS JODEMOS TODAVÍA MÁS pues creen que han caído en el peor momento del siglo. 

Y no, tenéis todo vuestro futuro por delante. Aunque sea complicado admitirlo e incluso creérselo. 

¿Y qué soluciones tenemos? 

Pues yo creo que la paciencia es una virtud en estos casos. 

La perseverancia es otra gran virtud. 

El formarse y especializarse en algo una necesidad constante. 

El riesgo de tomar decisiones hay que vencerlo, aunque sepamos que es más fácil equivocarse que acertar. 

A los adultos hay que escucharlos, sin duda, pero las decisiones las tienes que tomar tú y a tus 15 ó 20 años. 

Pues si aciertas será tu triunfo, y si te equivocas habrás aprendido a levantarte. Los americanos y su formación educativa nos enseñan siempre algunas cosas. Ellos nunca fracasan, siempre se caen y se levantan. Nada más. Y nada menos. 

Lo fundamental es amarse así mismo, crecer en autoestima y creerse capaz de conquistar el mundo. No es fácil, nada fácil, pero es el único camino para ser mejor que “otros”, pues eso si que nadie te lo va a evitar. 

Tienes que ser mejor que los demás en las selecciones de la vida, si quieres ser algo más que ellos. 

Otro día hablaremos de los caminos para aprender a ser mejor que los demás. Mejor en todos los ámbitos.

Aprendiz de todo, oficial de nada

En mis tiempos se decía: Aprendiz de todo, oficial de nada. Este cartel le da la vuelta y explica que: La especialización es el proceso por el que se busca saber cada vez más de menos cosas, hasta llegar a su grado máximo. A saberlo todo de nada.

Elige, selecciona tu dedicación y tu trabajo, no intentes aprender de todo para ir cambiando según creas que es mejor una opción o la otra. De esa forma nunca saldrás de ser una persona del montón en cuanto a formación laboral o incluso personal. 

El principal problema laboral de la España de estas décadas es que los trabajadores no se pueden especializar pues al ser el trabajo muy volátil  pasan de un oficio al otro sin dominar la excelencia. Hemos creído que ya no es necesario saber más que lo básico, que no somos capaces como sociedad de mejorar los procesos. Y eso es muy peligroso para la productividad en calidad de todo tipo de sociedades, pues hay que competir con los vecinos y no podremos defendernos bien.

1.2.20

¿Qué deben poseer nuestros hijos, si nosotros no lo tenemos?

Resulta tremendo leer a Gilles Lipovetsky sociólogo y pensador francés decirnos a la cara lo que todos ya sabemos pero que no creemos que tenga importancia en el futuro de la educación de nuestros hijos.

“Hay padres en paro cuyos hijos tienen móvil de último modelo, iPad, zapatillas de lujo… Es terrible”
Estamos vacíos de tanto consumir excesivas cosas importantes en la vida de nuestra sociedad sin ponerlas en valor, no sabemos poner controles que sirvan para ser más felices creyendo que afectan directamente contra la felicidad. 

No sabemos poner límites y nos creemos que todo tiene un calor relativo. No me atrevo a deicr que somos una sociedad nihilista pues creo que todavía como conjunto social, no hemos llegado a eso, aunque estemos deseosos de seguir caminando en su búsqueda.

Nunca se ha vivido tan bien como ahora en todo el mundo. Hay mucha hambre, crecen las desigualdades, pero aun así seguimos teniendo valores de entrega, aunque cada día sean menos las personas que se entregan a otras personas. Somos más egoístas, pero la vida nos sigue facilitando disfrutar de lo remanente ¿hasta cuándo?

El sociólogo Gilles Lipovetsky nos responde en El País Semanal a varias cuestiones, pero he elegido una que habla de soluciones.

¿Qué soluciones propone?
La gente se siente insegura por todo. Globalización. Inseguridad urbana. Inseguridad identitaria. Inseguridad ante la inmigración. Inseguridad medioambiental. Inseguridad sanitaria y alimentaria. Vivimos en una cultura de la ansiedad. Frente a esa ansiedad ya no tenemos ni ideologías ni soluciones políticas que ofrezcan alternativas reales. Y esto resulta explosivo. El Estado-providencia retrocede, los sistemas de protección social también, lo mismo las pensiones, crece el paro…, y no hay que exagerar, no vivimos peor que antes, al contrario, vivimos mejor, pero antes la política ofrecía una especie de sueño, de promesa, y hoy ya no hay promesas que valgan. Y claro, luego está el problema de las aspiraciones.

Parecidos entre el membrillo y las personas mayores como yo

Un membrillo es como un anciano que todavía conserva el color, incluso si le quitas la piel con paciencia todavía conserva su sabor aunque ya áspero. 

Las personas mayores no somos fáciles de pelar, no siempre nos dejamos. 

Pero sin membrillos no poder hacer algunos postres, es lo que tiene. La piel del membrillo está arrugada, llena de manchas que no se quitan más que con cirugía, tienen formas que no parecen de fruta fresca, incluso podríamos decir que no debieron de acudir a la última hora en el reparto de caras bonitas. 

Pero sirve para bajar el colesterol, el ácido úrico, el colesterol o la diarrea. Y encima se puede poner de adorno en los dormitorios, pues da un olor muy característico. 

Más o menos como las personas mayores.