23.2.21

Abandono escolar excesivo en España, poca inversión en Educación

En España el 31,2% de los alumnos no terminaba la ESO en el año 2011. Un 28,4% abandona los estudios entre los 18 y 24 años sin terminar el Bachiller o una FP. En el año 2020 casi llegaban al 25% los alumnos que no lograban terminar la ESO tras unos años buenos en los que las cifras habían bajado. En 2008 superaba el 31% y en el 2019 estaba en el 17,9% el abandono escolar temprano, que es un indicador que se saca a partir de la Encuesta de Población Activa (EPA) y que mide el porcentaje de la población de 18 a 24 años que no ha seguido estudiando más allá de la ESO y no continúa con ningún tipo de formación. En Europa la media está sobre el 10%

Cada curso que se repite (hasta un 36% en primaria o secundaria repiten al menos un curso en su vida escolar) es un año de pérdida vital, pues es un año que se termina más tarde los estudios, un año que se tarda más en empezar a trabajar.

Si el alumno no alcanza los resultados deseados, es lógico que tenga que repetir, pero no se debe emplear esta medida como la única posible a la vez que deben concienciarse más las familias de lo que realmente supone tener que repetir un curso, tal vez por una dedicación baja al trabajo del alumno, que es estudiar.

En la Unión Europea se invierte un 5,8% del PIB mientras que en España se invertía un 5% en el año 2011, que unido a que nuestro PIB es menor, nos ofrece un esfuerzo en educación que debemos mejorar, más cuando suenas trompetas de recortes y de reformas que van en el camino de suprimir calidades, profesores, posibilidades a la escuela pública a favor de la privada.

En España el gasto público en educación se sitúa en el año 2020 en el 3,97% del PIB, algo menos de uno de cada diez euros gastados por las administraciones. ¿Cómo compara este dato con el de nuestro entorno? Pues no muy bien. Los nórdicos se mueven en volúmenes de gasto muy superiores, Islandia (7,53%), Suecia (6,77%), Dinamarca (6,58%), Finlandia (5,68%) y Noruega (5,61%). También se sitúan por encima Israel (7,06%), Estonia (5,96%) o Letonia (5,79%). EEUU —país con un gasto público reducido— dedica el 6% de su PIB a gasto público en educación. Si seguimos viendo países cercanos veremos que Alemania (4,11%), país también innovador y avanzado y Reino Unido (4,62%) no se encuentran lejos de España en su porcentaje de gasto en educación, Italia (3,85%) está por detrás y también Japón (3,15%). Pero Francia (5,42%), Portugal (5,00%) y Polonia (4.92%) nos superan.

22.2.21

¿De verdad un gobierno sin Podemos sería mejor? ¿Para quién sería mejor?


Hay que tener cuidado con lo que se pide, pues a veces se logra conseguir, y entonces viene la debacle. Llevamos unos meses tocando la moral al actual Gobierno por ser una mezcla de Podemos y el PSOE, o por ser… de izquierdas, cuando los que lo dicen eso no saben lo que es ser de izquierdas. Y algunos periodistas de renombre abiertamente piden que el PSOE se deshaga de Podemos y de Pablo Iglesias.  Cuidado con lo que se pide, no vaya a ser real lo que se consigue.

Muy posiblemente a Podemos le vendría muy bien salirse del Gobierno. Y a su vez eso nos llevaría a una España mucho más complicada que tendría que elegir entre otras Elecciones Generales adelantadas —aunque ya se tengan los Presupuestos aprobados para un par de años— y tener que gobernar juntos y apoyados el PSOE y el PP. En ambos casos la única posible izquierda quedaría en Podemos e IU. 

Pero a su vez, un Gobierno del PP más PSOE supondría un reforzamiento de las posiciones de VOX, un enfrentamiento de ERC y previsiblemente del PNV con las opciones nuevas, y una izquierda que haría de despechada y actuaría de Oposición dura siendo que además había estado dentro del Gobierno. ¿Es eso lo mejor para la España actual?

Así que calma, tranquilidad, apoyo al menos desde el silencio. Lo están haciendo mal, en algunas cuestiones como en la gestión de la pandemia lo están haciendo bastante mal, pero no son tiempos para jugar a cambiar los muebles, no vayamos a endeudarnos todavía más con el futuro. Que a veces parecemos tontos y no se nos nota mucho.


¿Sirven los test de antígenos para conocer a los contagiadores del COVID?


Es curioso que César de la Fuente Núñez (catedrático de Bioingeniería, Ingeniería Química y Biomolecular, Microbiología y Psiquiatría de la Universidad de Pensilvania) publique un artículo en El País sobre los test de antígenos que choca claramente con todo lo que dicen infinidad de profesionales médicos en España. Para el doctor César de la Fuente los test de antígenos —admitiendo que no son tan precisos que los PCR— son una herramienta insustituible para dominar la pandemia y lo explica con todo lujo de detalles. Y como él hay muchos investigadores que opinan lo mismo ¿Quién está equivocado? ¿Y si lo que dice es una tontería porqué la publica en un artículo importante el diario El País?

No es un tema menor, supone el núcleo de una nueva línea de trabajo para evitar o dominar los contagios. 

Lograr saber quien está en condiciones de contagiarnos (que es algo distinto a saber quien tiene la enfermedad) y que esa persona por propia responsabilidad se someta a un confinamiento riguroso pero personal.

La política actual que se ha seguido en muchos países es la del "Padre o Madre protectora" que nos tiene que indicar qué está prohibido y qué permitido. —¡Caca, nene! Pero en otros países y sociedades se ha optado por medidas de clara contundencia tecnológica, social y de responsabilidad individual. Las multas NO SIRVEN DE NADA pues muchas de ellas si son altas se recurrirán y si terminan en un juzgado sucederá lo que se intuye.

Para los previsibles 300.000 millones de euros que hemos perdido en actividad económica durante el año 2020 en un país como España, destinar 300 millones a dotarnos de un procedimiento contundente para la responsabilidad no parece descabellado. 

Y no haberlo hecho con la premisa de que no sirve para nada, en alguna localidad pequeña, para saber qué nos dicen realmente los test masivos de antígenos y hacia dónde nos pueden llevar, parece una equivocación clara.

Lo que propone César de la Fuente Núñez es hacernos cada uno en casa un test de antígenos dos veces a la semana, para saber si somos contagiadores o no, con un procedimiento sencillo y fácil, que nos tendría que obligar a tomar medidas de responsabilidad. ¿Por qué tampoco hemos sido capaces de poner en funcionamiento real algo tan simple como la App RadarCovid?

¿Por qué se incendian las calles de España por violencia juvenil?


Es fundamental saber los motivos reales de las violencias callejeras en las principales ciudades de España de esta semana pasada, para poder encontrar una solución válida, si es que se desea resolver el problema, y no convivir con él para resolver otros problemas diferentes. Sin diagnóstico que nos diga los motivos que llevan a una parte de la sociedad hacia este tipo de comportamientos tan violentos no es posible el tratamiento para resolver, evitar, minimizar. 

Aunque también es posible que como en cualquier olla a presión, se entienda que la sociedad, las calles de las grandes ciudades necesiten de vez en cuando que suelten el aire a presión, para así tranquilizarse la sociedad cabreada (y no solo la joven sino toda) y volver por reflujo a su posición inicial. 

Lo cierto es que periódicamente, en ciclos que se pueden estudiar perfectamente, surgen brotes de violencia callejera en todas las sociedades, y lo de menos es el motivo que (parece que) las inicia, sino el fondo que se alimenta por debajo.

Esta vez en España no es una mayor o menos dependencia de un rapero que insulta, o de una falta de democracia en España o de un control excesivo contra la libertad de opinión. Simplemente es que España y su sociedad ha llegado por diversos motivos a un punto de presión excesivamente alta. Sobre todo por incapacidad para resolver problemas, incluso para entenderlos por parte de los que gobiernan y sin duda para empatizar con ellos. 

Que la juventud no perciba futuro claro a su vida de emancipación es un drama. Y los incendios de las calles —en la España del desempleo juvenil y la pandemia— son el claro síntoma de que algo importante debe cambiar y con urgencia. 

Se percibe una violencia que crece en cantidad pero también y eso es lo peor en intensidad y destrozo. La violencia ha dado el paso de organizarse más y eso debe preocuparnos, pues a su vez obliga a la propia policía a tener que ser más contundente. 

O asumimos que el momento es de excesiva presión social y empezamos a saber comunicar soluciones, o la presión sin duda bajará en pocos días, pero lo hará en falso. Y eso también lo sabemos los que analizamos los comportamientos sociales. 

Aunque hay que advertir también que un grado de violencia no excesiva sirve para fortalecer al propio sistema y su particular modo patriarcal de gobernarnos.