14.6.21

La derecha no sabe ni organizar manifestaciones. Así vamos


En este fin de semana político a tope, hemos vuelto a estar pendiente de los medios como si de verdad nos volviera a importar la política. ¿Y qué viene cuando no hay política? Pues eso. El caos. Así que estuvimos pendientes de Sevilla, de Madrid por partida doble y de lo que hiciera falta con tal de estar al día. Y a la noche, que en los últimos tiempos parece que la noche vuelve a nacer, a vivir.

Lo de la Plaza Colón es una pena. Hemos convertido una plaza con diseño en un espacio raro y curioso, en donde se reúne la derecha a brillar o a no brillar, depende. No estamos en lo que deberíamos estar. Una cosa es reivindicar lo que creemos que no nos gusta como se hace, y otra es insultar y atacar al contrario, simplemente por ser distinto. Pero bueno, eso lo hemos hechos muchos. Son tiempos.

Es una pena que la derecha de siempre no sepa dónde está, y me refiero a la del PP que la otra, la del VOX siendo la de siempre, no ha estado en los tinglados. Y el PP no sabe dónde está porque no sabe que para poder funcionar bien debería tener un espacio propio como lo llevaba teniendo desde hace décadas. Depender del apoyo de VOX para gobernar no es gobernar.

Pero todo este tinglado de bandorolas como en los años 70, sacadas de las polillas para airear, no es culpa de la derecha que lo hace casi por obligación. Ellos son gente de "orden" y no les gusta la calle de todos, aunque sea en Colón, junto a Loewe. La culpa la tenemos los de izquierdas, por dejarnos restregarnos los mocos con la mana abierta.

Que desde el año 2008, el año de la crisis de los bancos y las casas de ricos, el de la crisis, la izquierda en España no haya dado ni una es de premio. El 15M de 2011 pareció algo y se nos quedó en nada. Es decir pudrimos sin querer los silbidos por culpa de no estar. El 15M lo fabricaron los jóvenes inexpertos y así salió luego la sopa para comer futuro.

Así que tranquilos, el actual crecimiento de la derecha ultra no es culpa ni de ellos ni del PP que no saben ni dónde están. Es de nosotros los buenistas de la izquierda que no leemos lo suficiente. Pero no lo debemos reconocer, no vaya a ser que además de tontos, parezcamos humanos reconociendo los errores, una vez que ya hemos admitido que no sabemos buscar alternativas de futuro. 

¿Cuántos políticos de izquierdas, de los pequeños, de los que solo saben trabajar en los barrios o en las Agrupaciones, han huido en los últimos años hasta su casa o su zona de confort familiar y laboral? Pues eso.

Clases de baile para personas con una sola pierna



En el año 1984 a las personas que les faltaba una pierna se les llamaba cojos. Ahora por respeto ya no. Pero eran otros tiempos, tan distintos, que nos permitíamos hacer humor negro aunque fuera humor cojo. Todo cambia.

Los españoles no somos curiosos, somos diferentes


Somos un país curioso, muy amigo de nuestros amigos… de bar, pero que no sabemos participar en asociaciones de ningún tipo. Si acaso las de domingo en el partido de fútbol. Nos gusta estar con gente, pero en el bar, nunca en una mesa. Alrededor de unas cervezas, nunca alrededor de unos papeles. Y eso nos diferencia de muchos países de Europa. Es como poco curioso.

Hemos sufrido como nadie que en la pandemia tuvieran que cerrar los bares. Se han escrito ríos de tinta sobre este tema. Pero no podían ir a ver a los padres o abuelos a la Residencia o no podíamos quedar con los hermanos, novios o amigos si no vivían en tu ciudad. Y de eso se ha escrito mucho menos, no se han hecho manifestaciones. Es como poco… sí, es curioso.

Por eso, por ser raros es por lo que las soluciones a nuestros problemas siempre son también raras. Y lo más curioso es que además queremos seguir siendo como somos, diferentes.

Artículo del economista Joseph E. Stiglitz para el China Daily


El economista Joseph E.Stiglitz, ha publicado un artículo en el diario China Daily, "Cinco Lecciones que deberíamos haber aprendido de la crisis de 2008", del que todos podríamos sacar conclusiones para saber si estamos avanzando por el buen camino o si al contrario, no estamos haciendo los deberes.

Os dejo el texto publicado por el economista Joseph E.Stiglitz en el año 2010, casi al iniciara los desastres la Crisis del 2008. ¿Algunas conclusiones o ideas sirven para la crisis que se nos vendrá encima tras este 2021 de pandemia?

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Primera lección. El mercado no se corrige solo. De hecho sin la regulación adecuada, el mercado tiene una tendencia natural hacia los excesos. Sencillamente la mano invisible de Adam Smith no existe. Los banqueros persiguen su propio interés que no tiene porque encajar con los intereses generales de la sociedad, incluso por no encajar no tienen porque encajar ni con el interés de sus accionistas o deudores y sin duda no son los mismos intereses que los propietarios que han perdido sus viviendas, los trabajadores que se han quedado sin empleo, los jubilados que han visto como sus fondos de pensiones se evaporaban o los contribuyentes que han pagado miles de millones de dólares en rescates bancarios.

Bajo la amenaza de colapso del sistema, la red de seguridad, no ha servido precisamente para salvar a los individuos de las exigencias de la vida, sino que la han extendido generosamente para salvar a la banca comercial, la banca de inversión, a las aseguradoras o a las compañías de autos. Nunca tanto dinero había sido transferido de tantos hacia tan pocos…. 

La justificación ha sido que rescatar a la banca, permitiría que se volviera a abrir el grifo del préstamo. Esto no ha sucedido. Lo que ha sucedido ha sido simplemente que el contribuyente ha dado su dinero a las instituciones que han estado especulando con ellos durante años, vía préstamos predatorios, intereses de las tarjetas de crédito usureros, y comisiones no transparentes.

El plan de rescate ha expuesto una de las mayores hipocresías de la historia. Aquellos que se escudaban en la austeridad fiscal cuando se trataba de financiar pequeños programas de bienestar para los pobres, ahora han defendido sin problemas el mayor plan de rescate de la historia. Los que abogaban por la virtud del libre mercado y de la transparencia han llevado a crear un sistema financiero tan opaco que ni los mismos bancos comprenden sus balances. Los que defendían la responsabilidad ahora buscan el perdón de la deuda para el sector financiero.


Segunda lección. Hay que tratar de entender porque a menudo los mercados no funcionan como deberían. Hay varios motivos para que ocurran los fallos del mercado. En este caso, las instituciones financieras demasiado grandes para caer, tienen incentivos perversos. Si sus apuestas tienen éxito, se quedan con todos los beneficios, si fallan, es el contribuyente el que paga la fiesta. Cuando la información es imperfecta, el mercado no funciona bien, y las informaciones imperfectas abundan en el mercado financiero.


Tercera Lección. Las políticas Keynesianas funcionan. Países como Australia, que han implementado grandes planes de estímulo bien diseñados, están saliendo de la crisis. Otros países que han sucumbido a la vieja ortodoxia… siempre que la economía entra en recesión aparece el déficit, la recaudación de impuestos cae de forma más rápida que los gastos. La vieja política económica ortodoxa sostiene que este déficit debe ser cortado, ya sea aumentando impuestos o recortando el gasto. Cualquiera de las dos medidas reduce la demanda agregada y empuja a la economía a una profunda depresión y menoscaba aún más la confianza.


Cuarta lección. Tiene que haber algo más en la política monetaria que sólo luchar contra la inflación. Una atención excesiva en controlar la inflación por parte de los bancos centrales provoca que se ignore lo que está sucediendo en los mercados financieros. El coste de una inflación elevada, es minúsculo comparado con el coste que se impone a una economía si los Bancos Centrales dejan que florezcan las burbujas especulativas.


Quinta lección. No toda innovación nos lleva a tener una economía más eficiente y productiva, por no mencionar una mejor sociedad. Los incentivos privados importan, y si no están alineados con un retorno social, el resultado puede ser que se tomen riesgos excesivos y predomine un comportamiento cortoplacista. Por ejemplo los beneficios de las innovación en la ingeniería financiera de los últimos años son difíciles de probar. Lo que ha quedado claro es que el coste asociado a ellos ha sido enorme.