4.10.21

La gente no siempre sabe lo que quiere. Decir esto es pecado


El alcalde de Alcañiz (Teruel), el sociólogo y profesor Ignacio Urquizu responde en una entrevista de El Periódico de Aragón a varias cuestiones generales sobre la política y su relación con la sociedad. He sacado esta que dejo arriba como una de las más interesantes (desde mi punto de vista) pues representa una realidad que observamos los que hemos estado cerca o dentro de la política municipal, que es la política más cercana entre ciudadanos y políticos. 

¿Cómo le podemos explicar a la sociedad todo esto que comenta el profesor, sin que se nos cabreen los votantes? Nadie admite que se le diga (se insinúe incluso) que no piensa de forma correcta, que hay opciones mejores. Pero cuando se está dentro y se conocen todas las opciones y posibilidades, eso es así, aunque nadie se atreva a decirlo. No deben existir soluciones personalizadas, visiones de los problemas de corto alcance o muy localistas. Todo necesita soluciones amplias y bastante globales, y eso es complicadísimo de explicar.

Todo el mundo si se siente fuerte, quiere un banco junto a su casa, una piscina en su barrio o un paso de cebra enfrente de su casa. ¿Y el resto de ciudadanos existen? ¿De verdad que esa que se nos plantea es la mejor opción, o simplemente es SU mejor opción? ¿Se puede modificar el servicio de un autobús que va desde —por ejemplo tonto y rápido— Vadorrey a Torrero, porque lo plantean en Vadorrey? No solo hay que escuchar también a Torrero, sino a otros al menos seis a ocho barrios a los que les afecta como poco el problema, cuando no es en realidad un problema de ciudad. Y explicar esto —insisto que es un tema elegido al azar— es tremendamente complejo de admitir.

Y no, no es que la gente sea tonta, es que simplemente no tiene la misma información, incluso la misma formación política de los problemas. Dicho así suena a pecado mortal, y lo siento. Hay otras profesiones en las que no se le indica al profesional que su diagnóstico está equivocado.

Estamos ciegos, pero no mudos para poder insultar


La viñeta de El Roto en El País es claramente fotográfica. Queremos una democracia donde solo mandemos nosotros, donde la verdad sea la nuestra y donde podamos insultar a todos los demás con un variado repertorio de indignidades, simplemente por ser diferentes. Me da igual quien soy yo y quien los otros, el caso es reforzar la separación y advertir que todos los demás son imbéciles y no tienen razón. 

Seamos sinceros, si eso es la democracia que deseamos, lo mejor es que se me borre de este Sistema y con urgencia, para simplemente poderme defender mejor. 

No es la democracia en la que yo he vivido mis últimos 45 años. 

Estamos tontos y además de engañados, ciegos pero no mudos para poder insultar con vehemencia imbecil.

1.10.21

Sobre banderas, cortinas, oscuridad y amores violentos


El humor bien hecho es siempre una ocasión maravillosa para describir las verdades. Flavita Banana nos pone contra las cortinas cuando habla de banderas, de esas que sirven para matar y morir. En serio, gente lectora, cuando se viaja mucho y se ven decenas de países con banderas diferentes, excepto por el color del trapo, casi todo lo demás es muy parecido en las calles o en el trato con las personas. Sea Marruecos, Croacia, Reino Unido, Portugal, Suiza, Alemania, Países Bajos, Bosnia o los EEUU por poner algunos ejemplos. 

Es verdad que la importancia que se le da a la bandera cambia entre países, incluso cambia mucho. Pero lo notas en el respeto que le tiene TODA la sociedad en conjunto. No he visto que la quieran utilizar unos pocos en contra de otros pocos, y así lograr que no sea de todos. 

Creemos amar tanto a algunas banderas, que las queremos para nosotros solos. Y eso, si se lleva en el ADN siempre lleva a la violencia.

La crispación en España es muy necesaria para los poderosos

La historia de España hasta el advenimiento de la Segunda República es la historia de un pueblo que nunca tuvo opción a intervenir en la política del Estado, secuestrada secularmente por clases y castas que actuaban al margen del interés colectivo, ajenas a este y dedicadas en exclusiva a conservar estructuras sociales que en otros países de Europa, se habían superado muchos años antes. La alianza tradicional de la Corona, el Altar y el Sable habían dominado durante duramente el desarrollo histórico del Estado, atrincherada tras la muralla rocosa de los Pirineos.


Este texto suena a texto histórico y creíble, y lo es totalmente, no hay más que repasar nuestra Historia de España, la haya escrito quien haya querido. Siempre se dice que los españoles somos raros de cojones, poco obedientes, diferentes y que solo sabemos funcionar con el palo y la zanahoria. MENTIRAS.

Las primeras líneas son el prólogo de un libro de Santiago Carrillo para su libro “La crispación en España” escrito en el año 2008 para Editorial Planeta. Seguimos igual, simplemente porque los que mandan, es decir, los que quieren mandar y que ahora ya saben utilizar la democracia para jugar con ella y con nosotros, han entendido de siempre que mantener la CRISPACIÓN es una buena herramienta para dominar a la sociedad.

Acostumbrados a ello, lo habitual es que nos cansemos, que llegue la desafección social y con ello el abandono de los críticos simplemente por ser minoría y estar cansados. Todo este juego está perfectamente planificado, incluso los que lo conocemos participamos de él, abandonando agotados de que se nos señale como tontos útiles, como ladrones, como corruptos e incluso como buenitas inútiles. Encantado de haber abandonado.

Por cierto, sí, Santiago Carrillo era comunista e incluso creo que tenía rabo, pero ese nunca se lo ví, lo otro, lo del comunismo lo entendí cuando lo recambio por EuroComunismo.