23.4.21

Mientras nos recuerden, seguimos vivos


Ayer estuve de misa de funeral por Laura, la madre de un amigo. Una capilla diminuta, unos 12 metros cuadrados, un sacerdote conocido y ocho personas. Una relación mística con la vida y la muerte, con la religión que llevamos a medias entre mis dos YO, y la realidad de que seguimos viviendo mientras alguien nos recuerda. 

La memoria de los humanos es maravillosa, sabe seleccionar y nos deja solo recuerdos de lo bueno. Eso nos permite vivir algo mejor. 

Pero necesitamos tiempo para convertir y seleccionar de entre la memoria lo que debe conservarse y lo que hay que tirar. Me acordaba de Laura por sus empanadicos, y el sacerdote nos obligó a recordar en voz alta algunos semblantes que se habían quedado en nuestra memoria. Todos eran positivos. Ya hace unos años de su fallecimiento y habíamos superado el trabajo de borrar lo que no es ya necesario. 

Somos diminutos gigantes con memoria selectiva, y sobre todo somos grandes animales con capacidad de amar y de repartir. 

No sé si hay Dios, yo ya lo hablé una vez con Él y le dije que no lo iba a molestar mucho, que dejaría de creer en Él pero que no le iba a impedir que Dios creyera en mi. 

Y nos hemos entendido bien estos años. Él hace su vida y yo me preparo para la muerte, que es al final el camino que hay cuando dejas de creer en posteriores vidas imposibles. He cambiado el Cielo por el recuerdo y por sentirme bien con lo que hago. 

Pero como decía ayer el sacerdote, sí, creo que ayer entre nosotros estaba Laura. No es que estuviera viva ni en espíritu. Estaba de verdad, la llevábamos nosotros mismos en el recuerdo. Todos nosotros ayer por la tarde éramos un poco Laura. Y ella se conformó con eso. Creo.

22.4.21

¿Las secuelas psicológicas de la pandemia tendrán tratamiento?


Flavita Banana nos decía en esta viñeta algo básico y que no queremos atender de momento como se merece. El problema de la pandemia dejará muchas secuelas, entre ellas varios tipos de ellas en la Salud Mental. Ya se ha detectado en Atención Primaria un aumento de las consultas, pero a su vez se observa un crecimiento del alcoholismo de hogar y eso que todavía todos estamos pendientes de la salida como elemento ilusionante de que tal vez podríamos volver al "antes". 

Cuando los problemas se estanquen, cuando el empleo no vuelva a su situación anterior y haya que recoger los escombros de estos dos años, crecerán inevitablemente los problemas mentales. Ya lo sabemos, así que ya nos debería tocaar ir reflexionando sobre eso, para buscar soluciones.

21.4.21

El ser humano necesita una información básica que no siempre es posible tener

 

No es humor aunque lo parezca, Flavita Banana desde El País se pregunta algo muy básico que no sabemos todavía respondernos. ¿Habría sido más duro si desde marzo 2020 hubiéramos sabido lo que se nos venía encima, o tal vez el verdadero drama sea la actual incertidumbre?

El ser humano, incluso el ser vivo, necesita una información básica que muchas veces no existe, no se puede trasmitir. Pero produce incertidumbre no saberlo.

¿Y si nos estuviéramos acostumbrando a no salir de casa?

¿Y si nos estuviéramos acostumbrando a no salir de casa, a no ir de bares ni a teatros, a no viajar y a trabajar desde el dormitorio? ¿Y si este año y medio al menos nos hubiera vacunado contra la vida anterior y ahora estuviéramos tramando un cambio tan brutal que no nos iba a conocer ni la madre que nos parió?

Podríamos comprar por internet, bebernos las mejores cervezas belgas por menos de la mitad de lo que nos costaba en el bar de abajo, ver películas en casa y podernos levantar a mear parando la imagen, o leer con calma libros de calma. 

Todo es cuestión de esa decisión que tomaremos no se sabe cuando pero cuando hayamos salido de la pandemia, y que nos llevará desde el miedo de la enfermedad posible a replantearnos que para la próxima vez nos tiene que pillar con mejores defensas. 

Por ejemplo la Segunda vivienda en la playa ya no tiene el mismo sentido y es mejor cambiarla por un ático en tu ciudad, pues te pueden prohibir durante un año el ir a ver si tienes goteras en tu segunda vivienda, pero siempre te quedará el cielo del ático.

Has aprendido a beber cerveza rara y que no conocías a base de recorrer decenas de supermercados cuando era lo único que te dejaban para viajar fuera de casa, pues te había prohibido irte al pueblo.

Sabes ahora que el silencio o la música es un ejercicio maravilloso y que el cine desde el sofá nuevo es perfecto para soñar si tener que aguantar las palomitas del de al lado. Cuidado con los cambios, que todavía no han llegado todos.