26.9.11

Diferencia entre estrés bueno y estrés malo

Cuando hablamos de estrés siempre pensamos en una reacción negativa para y desde nuestro cuerpo humano, pero la realidad es que no siempre es así. Un nivel de estrés controlable y no crónico es positivo para las personas. Es necesario para lograr ciertos objetivos. Sin estrés somos menos capaces. Lo malo no es el estrés sino la cantidad de estrés y la forma en que somos o no somos capaces de controlarlo y dominarlo.

Del estrés básico nos sabemos adaptar todos, y resulta muy positivo para alcanzar ciertos grados de eficacia y de reacción ante retos y gestiones que todo ser humano tiene que realizar muchas veces cada mes, incluso muchas veces cada día.

Pero cuando el estrés asciende peligrosamente o es excesivo el tiempo que se mantiene en lo alto de su nivel asumible —nivel que varía en cada persona—, cuando se convierte en crónico el descontrol, entonces surgen los problemas de salud.

Hay pues un estrés positivo, controlable o bueno y un estrés negativo, persistente, excesivo o malo, cuando este supera lo que nosotros mismos podemos soportar, bien por potencia del nivel de estrés o bien por excesivo tiempo dentro del nivel de estrés máximo.

Un nivel de estrés soportable nos sirve como impulso para resolver problemas, para ser más práctico en las tareas que tenemos que resolver en la vida. Pero es bueno saber controlarlo y dominarlo. 

Es imprescindible saber en qué hay que bajar el motor del estrés y aflojar la marcha. No es nada fácil, lo sabemos, pero es inevitable. Si creemos estar acostumbrándonos a unos niveles de estrés muy altos, estamos ya en el punto en el que el estrés se está apoderando de nosotros. De allí a los problemas de salud hay un paso.

No olvidar que tras un periodo de estrés se alcanza el nivel máximo de eficacia personal, pero una vez mantenidos en ese punto, nuestro nivel de efectividad empieza a bajar, incluso aunque aumentemos nuestro nivel de estrés para intentar resolver los problemas. 

No por aumentar más nuestro nivel de entrega, de estrés ante la vida, seremos mas capaces, pues una vez superado nuestro nivel máximo, empezaremos a bajar nuestra capacidad resolutiva. 

Y recordemos que cada persona es capaz de dominar una cantidad diferente de estrés máximo y que incluso nuestra capacidad varía en el tiempo por muy diversos motivos. Hacia abajo o hacia arriba.

Claves para que una discusión de pareja o amigos, no termine en un problema o pelea seria

Todos discutimos con nuestra pareja, con nuestros amigos y compañeros, lo que no quiere decir que las discusiones dejen huella y heridas. Es cierto que casi nunca se pelea uno por el motivo real por el que se comienza la discusión, que casi siempre hay debajo motivos que no se dicen en la discusión, motivos escondidos, tapados, que hacen que la discusión se vuelva en pelea por no ser claros y calmados. No hablar calmadamente de aquello que nos molesta cuando realmente sucede, callarnos y aguantar pensando que no es importante aclararlo nos conduce a ir subiendo nuestro nivel de aguante hasta que se desborda y entonces la discusión es más seria. Tal vez sea mejor ir aclarando los pequeños problemas según se van produciendo y no dejar que se enquisten y se conviertan en grandes problemas o que la capacidad de aguante se vea rebosada y se explote.

Hay que ser responsable de nuestros actos, asumir que nos hemos equivocado o que simplemente nuestra pareja o amigos quieren que seamos de otra manera e intentar cambiar. No se trata de buscar aquí culpables sino de asumir responsabilidades y adaptarlas a lo que nuestra pareja desea de nosotros. Y si realmente nos hemos equivocado, un perdón sincero y un propósito de enmendar actos es más que suficiente.

En la peleas y discusiones no se gana, nadie debe intentar ganar pues contra más se enconen, más seguro es que ambos saldrán perdiendo. Lo importante no es ganar una discusión sino resolver el problemas, modificar las conductas que genera la tensión. Hay que salir de una pelea con el propósito de ser mejores ambos, de modificar maneras y de respetarnos y querernos más.


En una discusión hay que mantener SIEMPRE las formas. El respeto nunca se debe faltar, pues luego queda esa herida durante muchos años. El insulto, el echar en cara, la socarronería deben desterrarse. Nunca gastar bromar verbales en una pelea pues se tomarán como verdades que hacen mucho daño. Mucho ojo con lo que se dice, con lo que echamos en cara dentro de una discusión. Ojo a lo que decimos y a cómo lo decimos, mucho ojo con sacar a terceras personas en plena pelea. Prohibido subir el tono o gesticular excesivamente, pues ambos están mucho más sensibles a los modos.

Es cierto que tras una pelea o discusión se debe intentar cambiar algo, pero no se ponga la meta de conseguir un cambio profundo, pues esto es imposible. Cada uno somos como nos han conocido al elegirnos, excepto que hayamos cambiado profundamente en nuestro camino de convivencia. A veces los cambios que pedimos no son justos, no son lógicos, no los pediríamos para nosotros mismos. Es bueno hablar los temas que producen fricción, pero no esperamos milagros sino pequeños cambios que poco a poco vayan surgiendo efecto. Si forzamos mucho lo que se pide, al final se puede romper la cuerda del afecto.

Recuerda que por cada cosa negativa que sucede en una relación entre parejas o amigos, seguro que hay al menos cinco que merece la pena recordar y valorar. Si damos más importancia y dedicación a esa situación que no nos gusta e vez de disfrutar de las cinco cosas que nos agradan y nos hacen disfrutar, iremos por el camino de la ruptura y no del de la valoración humana. Hay que saborear cada momento que os une, cada rato de vida en amistad o juntos, cada situación que compartimos.

Y recuerda para finalizar que tras una discusión de pareja o de amistad debe salir un acuerdo de convivencia, de relación, de modificar hábitos, de intentar convivir mejor. Hay que analizar qué es lo que ha sucedido para llegar a ese momento de tensión, para corregir y evitar su repetición. Y sobre todo hay que ser sinceros en la defensa de cada postura. No es fácil saber emplear una pelea en encontrar los motivos de mejora, pues no nos han enseñado a ello, pero hay que intentarlo. Estamos más preparados para intentar ganar una pelea que para intentar construir a través de ella un edificio más seguro y potente, pero a todo hay que aprender en la vida.