19.1.16

Y Ronald Reagan les convenció para jodernos

El otro día me chupé unos discursos en la calle de Ronald Reagan a sus gentes en esa América rural y recia, que sabe perfectamente lo que necesitan aunque parezca brusca y ruda (soy así de raro, chupándome a Reagan). Y Ronald Reagan también sabía perfectamente qué querían escuchar aquellas familias amarronadas por el campo y el sol. En aquel momento —en el mío del momento mientras escuchaba— me dí cuenta claramente por qué ganó Ronald Reagan a Jimmy Carter que se presentaba a la reelección, y por una diferencia de casi un 10%. Ronald Reagan sabía emplear los marcos mentales como nadie.

Han pasado 35 años, pero el actor Ronald Reagan se impuso claramente sobre todos sus contrincantes, tanto en el partido Republicano primero para ser el elegido como candidato como en el Demócrata al final, simplemente porque dominaba como nadie el mensaje, la palabra, los gestos, las miradas a sus interlocutores, la televisión, los lugares desde donde se dirigía a la gente y los temas sobre los que debía hablarles. Claramente estaba haciendo una gran película que le salió perfecta. A él, claro, al mundo no.

¿Deben pues ser actores los aspirantes a Presidentes? No, claro que no. Pero ayuda. Los votantes elegimos por muy diversas causas, por la suma de muy diversos factores donde la credibilidad es fundamental. Y a veces para ser creíble o no serlo, funciona muy bien la aptitud dentro de la actitud. En el caso de Reagan fue al revés, primó la actitud sobre la aptitud. Y ganó. Y ganó porque sabía en cada momento a quien se estaba dirigiendo y qué era lo que les debía decir.

Hablaba a la gente como ellos querían escuchar. Cómo si Reagan fuera de ellos mismos, como un gran conocedor de sus micro problemas para los que planteaba macro soluciones muy sencillas. Muchas veces les planteaba soluciones de barra de bar, de esas que todos hemos escuchado en la tertulia de copas. De las que todos nosotros (o casi) hemos planteado idiotamente creyendo que es sólo sentido común. Por ejemplo: Si no hay trabajo y los inmigrantes sí tienen trabajo, lo sencillo para tener más trabajo es expulsar a los inmigrantes. Más fácil imposible. Más idiota tampoco.

Efectivamente Ronald Reagan gobernó como había hablado en su campaña electoral. Con dureza y sentido común cortito de miras hacia la sociedad, creando lo que todavía se recuerda como el inicio de la peor época de liberalismo caduco, bajada brutal de impuestos y libertad total de los mercados, con un control exquisito sobre todo lo que se meneara, fueran delincuentes o huelgistas. Eso sí, tuvo la enorme suerte de contar en el mismo momento histórico con la ayuda mucho más inteligente y dura de su “amiga” Margaret Thatcher desde Reino Unido. Todavía estamos sufriendo de aquellas ideas que acabaron por mover Europa hacia las privatizaciones y la pérdida del sentido del Estado de Bienestar como una organización común hacia los ciudadanos.

17.1.16

Ya sabemos cómo será el próximo Gobierno de la España frágil

Por si teníamos dudas los españoles y en concreto los políticos de este santo país llamado España sobre qué había que hacer en estas próximas semanas para conformar o no un gobierno válido al menos para ponernos a andar, hoy El País nos manda un “recadito” claro y contundente, no sabemos si de cosecha propia o apoyado desde los IBEX o desde las cloacas de Europa, que todo puede ser y además qué nos importa si al final sirve para funcionar mejor que hasta ahora. Por cierto, las cloacas no siempre son esos lugares donde se guarda la mierda, también son esos pasillos donde se esconden los que no dan la cara, los que dan miedo y los que en caso de conflicto dicen que se esconden para la gobernabilidad de las instituciones. ¿Y qué nos han dicho todos esos y algunos más a la España frágil?

—Muchachos, hay que pactar.   

Y en esas están todos, en secretillo, de tapadillo, por Telegram que es ahora la forma en la que se configuran los gobiernos. Todo está atado y bien atado, mientras no se caiga Telegram y nos quedemos sin saber el futuro, el siguiente movimiento del alfil o la torre.    

El asunto ahora está en una fase simpática. En serio. Todos contra el PP, que se lo ha ganado a pulso por ser prepotente y no saber que cuando se tiene mayoría absoluta es la mejor forma de ser generoso, pues te sobra para regalar a todos. Ir de prepotente lo va a pagar Mariano con la pérdida de todo.   

Se habla de sumar el PSOE (92) con Ciudadanos (40) y con Podemos “auténtico" (42) más IU (2) hasta llegar a los 176. ¿Les parece imposible? No. Ya verán. Se trata de gobernar hasta la primavera de 2017, en una legislatura muy corta, donde además de plantear acciones urgentes contra los desahucios y la pobreza, el desempleo de larga duración y la derogación de gran parte de la reforma laboral y la Ley Mordaza, se modifiquen aspectos de la Ley Electoral que deja la Constitución sin tenerla que cambiar, se cambien personas en los estamentos judiciales para entrar a saco contra los que han robado desde la política o desde estamentos públicos y se ambien nombres de TVE y de organismo públicos capaces de poder manipular ante las próximas elecciones.

Vamos, es simplemente hacer un reset y limpiar el lodazal, sin favorecer a nadie en concreto, favoreciendo a todos un poco, favoreciendo sobre todo a la sociedad que más ha sufrido la crisis, favoreciendo que se nos vacíe la RAM de programas ya viejos que no sirven para nada. Y sin cabrear a Europa, que esa es otra.

¿Y Cataluña? Bueno, con Puigdemont  es mucho más fácil que con Más, pues este President sabe que “los tiempos y los tempos” son una herramienta más de todo el proceso y que lo importante no es llegar agotado, sino llegar con alegría y soluciones. Cataluña necesita soluciones y no cabras de la legión como algunos tontos quieren insinuar. Cataluña, pero también el País Vasco, Valencia, Galicia, Aragón e incluso una nueva Andalucía necesita política y diálogo para saber caminar juntos pero no revueltos. Y eso sólo es posible hacerlo desde la calma, la transigencia (si, lo contrario de la intransigencia) y el visión de futuro. Si queremos diseñar la España del siglo XXI hay que empezar por parar la pelota durante 18 meses y ponernos a trabajar sin las corbatas que nos aprietan en gaznate de la mala baba vieja del siglo XX.