28.1.16

La educación actual hace personas uniformes; no alumnos libres, sino necesarios

Hay una teoría muy cierta que nos señala sobre las consecuencias negativas hacia la personalidad libre de los alumnos que entran en el sistema escolar y formativo de las últimas décadas, pues se trata —sin decirlo para no asustar— de domarlos hacia un sistema social que les reprime hasta restarles sus imaginaciones, sus ideas propias, para lograr de ellos una personas válidas para lo que en esos momentos se necesita según la sociedad y el sistema económico, laboral y social donde se está incluido.

Por este sistema educativo, de admitirlo, las materias que se ofrecen a los alumnos —es decir  a los niños, futuros adultos y llenos de imaginación y libertad— son unas pautas en formación hasta doblegarlos en la dirección que creemos en cada momento más útil para el sistema, incluso para ellos mismos como personas. No estoy hablando de una conspiración mundial extraña, sino de una decisión con su lógica aunque no la admitimos todos.

En el camino de esta educación definida para crear individuos “necesarios” perdemos muchas capacidades innatas de crítica a lo establecido, de exploración de los diferente, de los distinto, mucha pérdida de la sensibilidad, de la capacidad crítica para seguir teniendo imaginación cuando somos adultos. Esta uniformización de la sociedad, además de llevarnos a restar posibilidades discrepantes, nos lleva a una competición más dura entre las personas para poder sobresalir entre todos y con eso también, un abaratamiento de los costes laborales entre las personas, pues no hay casi sobresalientes. Sólo esos serán los que podrán ascender hacia la excelencia.

En los últimos tiempos solicitamos desde el mundo del trabajo lo contrario. Personas que sobresalgan por su especialización. Pero no sólo laboral, sino de forma de pensar, de analizar, de plantear ideas diferentes, de saber mirar los problemas desde otra óptica. Es decir, primero “capamos” la diversidad en las escuelas o incluso en algunas universidades, y luego solicitamos esa misma diversidad acentuada pues nos estamos dando cuenta que es muy positiva para la productividad real de los países, antes de las empresas, primeros de las personas.

La educación escolar está siempre en contínua transformación, algo lógico si sólo buscáramos la excelencia. Pero es que además algunos buscan la adaptación al entorno, y esto pareciendo lógico tienen la gran pregunta detrás. ¿Quien tiene que marcar el entorno sobre el que nos tenemos que mover en el futuro? ¿por qué incidimos sobre los niños, frenando sus capacidades de imaginación o crítica, si cuando sean adultos con capacidad para gestionar el futuro de todos, habrán pasado al menos 25 años desde que iniciaron su formación escolar?

Felipe deja de ser un joven anciano para ser un viejo joven

Felipe González nos escribe a todos desde El País y este medio le dedica 4 páginas interiores más la portada en una cantidad de espacio tremenda para no decir en cuatro líneas lo que quiere decir, sino para irse por los cerros de Úbeda y decir sin decir, y así tengamos que adivinar entre líneas. Guay del Paraguay.

¿En serio han sido alguna vez socialistas 3.0 estos viejos ancianos (aunque tengan menos edad que yo) que aparecen por todos los territorios del complejo mundo de España? Felipe insiste en el leninismo de Podemos, para meternos miedo y para trasladar su opinión en contra de los españoles, sin respetar que tener 65 diputados y cinco millones de votos son mucha tela. Deberíamos respetarnos más entre todos y no romper puentes. Excepto que precisamente lo que desean algunos sea romperlos para que no se puedan cruzar ni mojándose la barriga.

Podemos no es el leninismo 3.0. Cosa distinta es que dentro de Podemos haya leninistas, anarquistas o comunistas. También dentro de otros partidos políticos hay mezclas escondidas, y nadie dice nada. Incluso dentro del PP había jetas que acaban en la cárcel presuntamente por robar.

Nada hay más y mejor para restar sentido al leninismo 3.0, que exigirles entrar a gestionar desde la responsabilidad, desde el gobierno. Trabajar en los gobiernos cura las enfermedades infantiles de todo el mundo, excepto al PP que sigue creyendo que está gestionando una casita de muñecas o a lo sumo una comunidad de muchos vecinos.

Las propuestas de Felipe son absurdas en la táctica y eso demuestra que ya no está conociendo bien a los españoles, que ya no lee lo suficiente, que no toma cañas en los bares de su Madrid o Sevilla. Sus amigos son otros y ya no se mojan el gaznate en las tascas sino en las Urbanizaciones. Y eso se nota. Con su propuesta, Podemos se frotaría las manos pues quedaría como único grupo en la oposición parlamentaria y social. Tendría que esperar Podemos cuatro años a lo sumo (que serán dos) y prepararse para llenar España con su poder. Ya no se trataría de entrar con el permiso de nadie, sino sólo con el empuje de los españoles. Eso o la posibilidad de que ese gobierno raro del PP y PSOE fuera capaz de volver a izar a la clase media, con permiso de Europa que sólo quiere una España criada barata del resto.