21.12.19

¿Se pueden organizar mejor los partidos políticos en su trabajo? 06

Alrededor de cualquier organización política surge la necesidad de formar equipos de trabajo y con ello las preguntas clave que no siempre vienen formuladas en los propios Estatutos de la organización. Las respuestas dependen muchas veces de las personas que dirigen la organización, más incluso que la propia gestión interna. Son respuestas a veces ideológicas y otras de gestión de tareas y dependen del tipo de personas.

¿Qué es mejor un equipo de trabajo de 15 militantes o tres equipos de 5 militantes? ¿uno de 100 o diez de diez?

¿Mejor poner un responsable en cada equipo o uno que gestione los tres o los diez?

¿El responsable debe ser un motivador o un controlador de la gestión?

¿Deben funcionar con tareas pequeñas muy específicas y que van rotando… o con tareas amplias, aleatorias según el momento y globales pero diseñadas desde el inicio y que el propio grupo va seleccionando?

¿Quien manda sobre el que manda?

¿De qué manera se motiva a quien no cobra sueldo ni puede ascender por su trabajo, sino a través de otros medios más complejos y no siempre claros?

¿Qué formación debe darse a los equipos? ¿Puede ser la formación una manera de motivar?

¿Pueden ser los equipos de trabajo voluntario una simple manera de entretener a la militancia?

¿En qué se diferencia la organización de equipos entre partidos de gran militancia y los de pequeña militancia?

¿Dónde está el punto de implicación óptimo, el de horas mensuales de dedicación personal a la tarea voluntaria?

¿Sabemos diferenciar y distribuir claramente lo que es trabajo presencial, trabajo de relaciones y trabajo de despacho? ¿Saben los dirigentes de equipos diferenciar entre delanteros, un medio punta, un defensa central y un extremo para saber qué tipo de trabajo hay que distribuir a cada uno?

¿Qué es más importante en política meter gol o hacer un juego bonito que cree ilusión entre los votantes?

¿Qué tipo de relación existe entre los diferentes equipos de trabajo? ¿Es horizontal o es vertical? ¿Está abierta o se tiende a controlar para evitar problemas?

¿Hay aristocracia en una organización política, aunque sea de izquierdas?

¿Deben ser los partidos políticos solo reivindicativos? ¿Y solo gestores cuando gobiernan?

¿Qué es estar en la calle? ¿Hay que redefinir el espacio de actuación de los partidos políticos?

¿Deben los intelectuales participar más en política? ¿Y el mundo de la cultura?

¿De quien es un partido político, de sus militantes, de sus votantes o de su sociedad en conjunto? ¿Cuándo aprenderemos a enseñar que trabajar para la sociedad le importa sobre todo a la sociedad y no a los que trabajan desde los partidos políticos?

Podrían continuar las preguntas y dudas hasta cansar, no es cuestión de ello sino de reflexionar sobre el papel de los partidos políticos en el siglo XXI, sobre todo los de izquierda que son los que tienen más que perder si no se mueven para encontrar nuevas formas. 

El Poder sabe muy bien guardar el poder, y la sociedad global no es capaz por sí misma de separar el trigo de la cebada. Si vamos a jugar al ajedrez lo normal sería que todos tuviéramos las mismas piezas de inicio y el mismo reglamento. Pero no es así, por lo que sin duda hay que saber crear reglamentos adaptados a los necesarios y saber crear piezas válidas para ganar. Es eso… o perder.

Julio Puente Mateo







¿Se pueden organizar mejor los partidos políticos en su trabajo? 05

Los partidos políticos de izquierda tal vez por derivas estalinistas han dividido sus campos de acción y trabajo durante muchos años en espacios territoriales. Las Casas del Pueblo, Las Herriko Tabernas o los Bicos son ejemplos de esto. Divisiones de la organización alrededor del barrio, de la Comarca, etc.

Personalmente creo que es un proceso antiguo que debería hacernos reflexionar. Lo que en el siglo XX podría servir con una movilidad mucho menor que la actual y sobre todo con una comunicación de las realidades territoriales mucho más lenta y escasa, hoy es ya otro proceso totalmente diferente.

Y podría encajar mucho mejor una división temáticas, por objetivos de trabajo o de temas de acción política. Parece más eficaz en esto tiempos organizarse a través de divisiones sectoriales de trabajo, análisis y reflexiones.

Si lo miramos desde Zaragoza parece más fácil que ante por ejemplo un problema de un edificio okupado en Montemolín se pronuncien desde áreas de acción social o urbanismo, que exclusivamente desde áreas de Las Fuentes o San José. Deben ser más eficaces las reflexiones ante ese problema desde divisiones sectoriales que territoriales.

Y ante la sociedad le resulta más práctico conocer al responsable de Sanidad de un partido político que al responsable de ese mismo partido en Las Delicias, por volver a ejemplos de Zaragoza. 


No es crear Gobiernos en la Sombra, que también, sino priorizar divisiones sectoriales sobre divisiones territoriales. Y este sistema sirve para acceder mejor a toda la población y acumular información sobre posibles áreas de trabajo en el futuro.

Que estas formas de gestión en los partidos políticos ya existan no quiere decir que sean las prioritarias ni las únicas sobre las que gire la organización. Ni tampoco que deban desaparecer las territoriales, sino la de priorizar unas sobre las otras.

Y aquí entramos de lleno en un espacio terriblemente áspero de todos los partidos políticos. 

La Comunicación Interna

Normalmente los partidos políticos de izquierdas comunican entre mal y muy mal hacia la sociedad. Sobre todo porque no quieren comunicar lo que de verdad hay que comunicar, odian hacer pedagogía de clase, ofrecer alternativas que formen e informen, pues siempre se han creído que son métodos de manipulación social.

Curiosamente ahora la manipulación social a través de las llamadas Fake New es tremenda e incontrolable, por lo que si quieres defenderte debes saber jugar en los mismos tableros.

Pero si mal es la comunicación en general, peor es la Comunicación Interna pues además de temerla no se sabe hasta dónde llevarla, cómo alimentarla para que sea eficaz pero no espesa y pesada. Cada persona somos muy distinta a las otras y no todos admitimos el mismo grado de buzoneo informativo. A favor está los nuevos medios de comunicación donde se entra con libertad o no se entra con la misma libertad.

Pero la Comunicación Interna es mucho más. Es un proceso que tiene que estar perfectamente diseñado, encajonado a diversos niveles de urgencia, importancia, sectorialidad, y sobre todo debe ser BIDIRECCIONAL. 

No existe ninguna posibilidad de comunicación si esta no es bidireccional con la misma facilidad en ambas direcciones. Si no, se termina convirtiendo en adoctrinamiento. Y eso entre militantes pasivos o simpatizantes es negativo.

Julio Puente Mateo