1.3.20

Vuelve Cataluña a jugarse la carta del enfrentamiento

No habrá sido fácil para el Gobierno de Pedro Sánchez ver las imágenes del encuentro de Carles Puigdemont en Perpiñán con sus seguidores, en la Francia catalana donde dicen que 150.000 personas lo han aclamado. Y todo en un juego de diálogo sin diálogo entre España y Cataluña, entre juegos de ajedrez mal planificados, admitiendo todas las partes además, que el diálogo es lo único que puede servir para resolver.

Pero Puigdemont ha dejado claro en el sur de Francia que la movilización es el único camino para lo que él llama “lucha final” y que es lograr la República para Cataluña y la independencia de España.

En realidad todo el acto ha sido una lucha electoral para enfrentarse a ERC y sus planteamientos de diálogo con el PSOE y Podemos. Así de simple y sencillo, aunque suponga poner piedras en las ruedas y dar gasolina a los conservadores españoles que no quieren el camino del diálogo.

¿Y si entre los propios independentistas catalanes se pelean por las fórmulas de solución, qué queda?

Carles Puigdemont ha dicho que el independentismo se tiene que preparar para la lucha definitiva. Toni Comín pide una confrontación democrática contra el Estado español. Clara Ponsatí advierte del diálogo engañoso de la mesa de negociación entre Cataluña y Madrid.

Estar a 25 kilómetros de España supone que son ciudadanos libres en Europa pero que no pueden entrar en España. Sin duda los errores por parte de todas las partes en tiempos pasados y cercanos, complican cada vez más las posibles soluciones del problema. ¿Saben bien todas las partes qué nos jugamos con sus decisiones?

29.2.20

No sé bien qué es amar y creer en Dios

No sé bien qué es amar a Dios, no me lo enseñaron los Maristas con claridad pues Dios es todo y nada, es lo que siempre está vivo y lo que seguirá vivo cuando yo muera, con independencias de que yo crea en él o no. 

En realidad no hay un Dios sino millones de Dioses y a su vez hay uno solo, exista o no exista.

Digo que hay uno solo porque desde las tribus africanas a los católicos, judíos o musulmanes, las diferencias entre “sus” Dioses son mínimas

Es curioso incluso que sus liturgias se parezcan tanto. En realidad Dios es lo eterno, lo que nos supera, lo que está por encima de nuestra manera de entender. 

Se puede no creer en Dios, pero en realidad si se cree en lo universal, en el infinito, en lo eterno, se está creyendo en algo similar a dios aunque no se le quiera reconocer.

Hay que distinguir claramente entre Dios, las religiones, los Santos y las liturgias para comer el coco. 

De existir Dios no es posible entender que haya más de una religión, aunque sabemos que todas ellas las han ido creando los hombres para diversos usos.

No es posible entender que pudiera existir más de un Dios, y por consiguiente más de una religión. Así que casi lo mejor es pensar que no existe ninguna que sea válida, pues todas ellas se pisan y ocupan espacios que no les corresponde pues son muy similares a las otras, e incluso en algún momento han sido la misma, y se han ido transformando.

Tampoco podemos reflexionar sobre la figura de Dios. Podría ser una energía, un suspiro, nosotros mismos troceados y cambiando cada sesenta años, el movimiento o el polvo. 

Sin duda nuestra incapacidad es de tal tamaño que figurar a Dios con barbas y de edad avanzada es una tontería. 

¿No puede Dios ser calvo, joven, con cara de sauce llorón, como un cocodrilo, como un mosquito de la tarde?