29.5.20

Caín y Abel no era literal. Eso es lo malo, pues eran españoles

Perdidos en un mar de insultos van los políticos por las Cortes o por el Congreso, deambulando buscando la salida. No sé a qué Universidad hay que ir para aprender a insultar rápido y con acidez humorística. Pero igual son simples cursos por correspondencia. 

El caso es que lo hacen bien pues entretienen a los suyos y crean ese caldo de cultivo violento que tan bien les sienta a los que tienen las armas aunque sea en forma de billetes y empresas gordas. 

Como dice Vicenç Navarro hoy: Se insulta desde el nacionalismo ultra, para defender a los ricos liberales de siempre. 

No quisimos emprender una Lucha de Clases cuando tocaba, y ahora los ricos riquísimos que mandan sin tener que gobernar, están muy crecidos y tienen muchos muñecos de guiñol para mover los tentáculos sin dar un Golpe de Estado. 

Lo advirtió ayer Pablo Iglesias. Pero decir lo que se piensa aunque sea verdad o lo parezca de forma brutal… a veces suena feo. 

En cuanto acabemos con el Virus nos entrará la bacteria de querer jodernos a garrotazos. 

Nos lo dijo Goya y nos hizo gracia. Pero también nos lo dijo un libro que se llama La Biblia con la parábola de Caín y Abel y pensamos que aquello era literal.

28.5.20

Los enemigos invisibles de las personas

En la lección 29 de algún libro escolar de principios del siglo XX ya se advertía que los enemigos verdaderos se esconden, son pequeños, diminutos, que son innumerables y que vivimos entre ellos sin detectarlos. Para terminar advirtiendo que estos bichos devoran sin cesar nuestras fuerzas, nuestras carnes pues las necesitan para vivir, y que su presencia entre nosotros no se puede ni sospechar.

Podría parecer que hablar de los virus hoy de moda, o de las bacterias, pero no. Yo creo que no habla de los virus, pues los llama bichos.

Para mi que este libro con más de un siglo de antigüedad enseña que los enemigos pasan desapercibidos y que hay que aprender a defenderse de ellos a base de detectarlos. Y que aunque son enemigos invisibles para el huésped de su chupasangre, son muy visibles para otras personas. 

Cuidado con los enemigos que se acercan para apoderarse de nuestro cuerpo, no vaya a ser que no sean virus ni bacterias.