14.7.20

No vas a ser capaz de leer el final. Excepto que empieces por el final


Dicen que atendemos 8 segundos como máximo y que todo hay que diseñarlo para retener más tiempos al espectador, o ser capaces de mandar el mensaje en menos tiempo, o lograr que retengan algo que les llame la atención para que vuelvan. Todo un trabajo de orfebrería fina. 

Antes las novelas eran construidas alrededor del primer párrafo (a lo sumo la primera página) que era el que marcaba el éxito o el fracaso. Hoy tienen que lograr retener al lector en las primeras 16 palabras para convencerle de que merece la pena pagar por el libro. Y en esas pocas palabras del inicio debe estar integrado todo, la historia, el ambiente, los personajes y casi casi el final. Es tiempo de titulares.

Es tiempos de anuncios de 20 segundos donde la mitad del final es repetición de la primera. Ahora han inventado un sistema que es no decirte nada de nada, no sacar marca ni logo, para obligarte a mirar más segundos en busca de quién osa obligarte a mirar. Alguna cerveza hay que hasta el segundo 15 no te dice de qué va el anuncio. Eso logra que lo acumulado en tu memoria sea mayor que otras marcas, otros anuncios. El logotipo de marca sale un segundo, pero la historia en tu cerebro ha durado 10 segundos.

A estas alturas ya no hay nadie leyendo esto, así que puedo decir lo que me salga del pito. Estoy hasta los huevos. No sé de qué, pero me la suda. Como no me está leyendo nadie me saco un moco y nadie se entera. Y encima no me tengo que despedir, pues ya no estáis. ¿Os puedo insultar? Es que me da vergüenza. ¡¡Marranos!! Je je je. ¡Qué bien me lo paso sin que nadie me lea. Iros a cascala, que igual os da gusto.


Reflexión necesaria de Podemos. ¿Y si volviéramos a empezar?

La reflexión necesaria de Podemos ante los resultados vascos y gallegos debe ser profunda y con cambios tremendamente impactantes en la organización, pues los problemas los tienen detectados y como las soluciones son muy complejas, las decisiones tienen que ser de gran calado. Es eso o saber que hay enfermedades que se contagian solo de verlas.

No es posible implantar una organización política en ningún territorio (pequeño o grande) si no está cohesionada toda ella con ideas conjuntas y equipos suficientes para el espacio geográfico y social que se desea ocupar. Si además, dentro de cada espacio social y de cercanía, van surgiendo grupos de presión propios y muchas veces de incluso división, el derribo está asegurado.

Saber que es necesario nacer, que tus ideas son buenas y que se cuenta con equipos muy válidos… no es suficiente aunque sea imprescindible.

Desde el nacimiento de Podemos hace seis años (parece un siglo) ha sido tanta la velocidad de transmisión que ha sufrido (hago bien eligiendo sufrir) que lo lógico es caer rendido y enfermo en un periodo tan corto. Nada se puede asentar en tan pocos meses, pero en cambio casi todo puede (suele) morir en los siete primeros años de vida. 

El nacimiento si se acelera suele traer bebés inmaduros, capaces de estar equivocándose constantemente. La propia dinámica del crecimiento excesivamente rápido lleva consigo excesivas peleas, demasiadas pérdidas de personas importantes, de equipos válidos, de ideas sin asentar que se disfrazan

Hoy Podemos si quieren que siga vivo debe parar la pelota, bajarse del terreno de juego y refrescar la organización con una buena ducha fría. Y si para ello debe abandonar el Gobierno en cuanto pueda, tal vez sea una de las primeras decisiones interesantes de este periodo.

Cuando en el año 2011 se gestó y nació el Movimiento 15-M había una necesidad clara y contundente de otro tipo de política. Hoy, solo nueve años después, la sociedad se ha comido crudo ese Movimiento y todas sus expectativas; ha vuelto al periodo anterior o a la casilla de salida, y quiere volver abrazar el Bipartidismo y si acaso las ideas y los cuadros que representan años de trabajo en su interior.

Tal vez para triunfar de nuevo, haya que hacer como el BNG, retirarse o permitir que te retiren, saben rediseñar todo el tablero con piezas nuevas, y volver a presentarte desde abajo, sabiendo que la necesidad de tu existencia nadie la está cubriendo. Y sin duda, esperar a los errores "de los otros" que como la torpeza está asentada entre todos nosotros, sin duda llegarán.