20.8.08

El síndrome de Peter Pan en el siglo XXI

En pleno siglo XXI hemos conseguido y sin proponerlo que el síndrome de Peter Pan deje de ser una forma de comportamiento escaso para ser una manera lógica de vivir.
Los jóvenes actuales, hasta los 45 años más o menos, viven obligados dentro del síndrome Peter Pan, pues les resulta imposible salir del nido sin ahogarse en la vida libre.

¿Y si se le olvida volar?

Si al nuevo Peter Pan toda la vida adaptada a la decisión adolescente de vivir al día le sale bien, disfrutará durante muchos años, pero llegará un momento de reflexión donde comenzará su crisis. Aunque él goce de éxito profesional, se da cuenta de que en su vida no hay nada estable ni firme porque no tiene futuro económico.

Durante el tiempo que se está bajo este síndrome, se vive al día, te siente insatisfecho con lo que le rodea y lo asumes porque no encuentras manera de solucionar los problemas de la madurez. En la búsqueda de satisfacción personal en cada momento, te puede llevar al alcohol y las drogas como forma instantánea pero también al pasotismo y a la aceptación. Buscas incluso la culpabilidad de la sociedad que te rodea, de los demás, sin que nunca te sientas realmente parte del problema, y desde luego nunca de la solución.

Atrévete a crecer

Ante todo, los jóvenes Peter Pan tendría que concienciarse de que tiene un problema. Muchos de ellos se tienen por encantadores y no llegan a la autocrítica necesaria para ver que están en una vida falsa. Creen que con su presencia en la sociedad basta. Sin embargo, ellos son los más perjudicados por la soledad en la que desembocará su vida. No pueden desarrollar relaciones amistosas o afectivas sólidas.

¿No seremos todos un poco culpables de que haya tantos Peter Pan en la sociedad actual?

19.8.08

Agosto es mes de fiestas y descansos

Agosto es mes de fiestas, de antiguos términos de segar y trillar, de descanso preparatorio para un otoño de uvas y de limpiezas.

Mis años acababan en agosto cuando los trabajos de sueldo fijo me obligaban a replantearme los años como retos nuevos, en donde septiembre indicaba el punto de partido de la vuelta y de las nuevas ideas, de las inversiones y de los proyectos aparcados, de los intentos por ser mejor y nunca conseguirlo.

Agosto es mes de descanso incluso si se trabaja, mes de calma y calor, de sol y mar, de pensamientos tranquilos y de siesta de sudor.

Agosto es tiempo de pensar y replantear nuevas metas, de poner engrase en los mecanismos de salir botando para seguir la conquista.

Nadie para en agosto…, si acaso hace un reset.

18.8.08

Los precios falsos

Todos sabemos diferenciar un precio caro de uno barato. O casi.
Si una barra de pan cuesta 0,80 y otra 1,20 lo tenemos claro. No tanto si tenemos que decidir entre un kilo de cordero y 700 gramos de ternera, pues aquí ya no es el precio kilo lo importante sino los gramos que necesitamos para realizar una comida, en un caso carne con hueso y en el otro carne totalmente neta.
Lo más complicado es decidir ante numerosos artículos, en donde la destreza de los constructores (que fabrican), de los publicistas o de los creadores de mercados disfrazan para no poder ser comparados.
El caso más sencillo lo tenemos en la pasta de dientes. Aquí lo importante es saber una cifra imposible. No importa para nada saber ni el precio ni el peso. Lo importante es saber cuantas dosis podremos sacar de un tubo y eso tiene que ver con el grosor de la boca del mismo. Los 75 ml. no nos dicen nada, la medida correcta tendría que ser en metros.
La vulgarmente llamada colonia se vende como norma en pequeños botes de cristal, que se consumen antes si la boca de los mismos es más grande.
Y mucho menos si llevan vaporizador.
¿Porqué muy pocos frascos de perfume llevan vaporizador?, efectivamente, lo importante es que se consuma pronto y compres otro frasco. No así en los perfumes caros, en donde el precio que pagas ya es alto, como para que tengas la idea de que dura mucho más que los frascos baratos para crear la idea de que compensa gastar más por lo mismo.
Seguimos pues sin saber lo que cuesta lavarse los dientes o ponerse perfume, pues depende.
A los fabricantes de mercado les interesa mucho que tú no sepas nunca lo que cuesta un producto, que tengas la idea de que te cuesta poco pero que en realidad pagues mucho más de lo que cuesta y además se consuma pronto, pues lo importante no es tanto vender el producto como conseguir que lo consumas.
Cuando ponen un anuncio a las 22 horas de un refresco, saben que no vas a ir a comprar en ese momento, saben que no vas a recordar el anuncio al día siguiente cuando vayas al super, lo que intentan es que te levantes en ese momento de la silla y acudas al refrigerador a consumir un refresco.
Da igual la marca, ellos no saben lo que tú has comprado en la tienda, les da igual además, lo importante es que consumas. Si ellos tienen un 65% del mercado de refrescos, del total de bebida que en ese momento se consuman animados por el anuncio al menos el 65% serán de su marca. No buscan la venta, buscan el consumo. Acabar el ciclo.
¿Cuanto cuesta un refresco?, muy poco, es todo agua y un poquito de jarabe. Eso si, mucha publicidad y bastante coste en distribución. Pero sin estos dos elementos el producto no se vendería e incluso sin estos dos servicios el refresco saldría más caro.
Efectivamente, un refresco saldría más caro si no tuviera publicidad añadida en su precio.
Al ser su coste de fabricación tan bajo, lograr millones de productos todos los días es muy sencillo. Siempre hay agua y jarabe, no se acaba el producto, no sube su coste. Por eso cuantas más botellas fabriquen al día más baratas saldrán las unidades, y para poder fabricar millones necesitan sobre todo que se consuman millones. Cuantas más se consuman al día, más baratas salen de fabricación, y para que se consuman se necesita que la gente desde sus sillas sientan la necesidad de ponerse unos cubitos de hielo, una rodajita de limón y un refresco como la joven y guapa chica del anuncio.
No sabemos lo que cuesta un refresco, sabemos si acaso lo que gana el tendero, el transportista, el anunciante. Sabemos lo que pagamos en la tienda o en la cafetería.
Gana muchísimo más un tendero o un barman con una botella de refresco que el fabricante que es quien paga los anuncios. Pero sin la distribución el fabricante no podría vender. Y el embotellador consigue millones de céntimos, mientras que el tendero a lo sumo centenares de monedas de a 15 o el barman decenas de monedas de a euro.

Los sindicatos antes la crisis y los trabajadores como culpables

Los sindicatos de clase se refundan en España en los años 70 como organizaciones obreras que además de defender a los trabajadores ante los empresarios sátrapas intentaban cambiar la sociedad para hacerla más equitativa.
Pero el sistema supo engrasar muy bien el funcionamiento de los sindicatos, agrabado el asunto ante la baja afiliación de los trabajadores.
Si la mayoría de los trabajadores de este país hubiera decidido estar afiliado a un sindicato, no tendrían que beber estos para sobrevivir de financiaciones formativas o de otro índole.
La culpa pues no la debemos depositar en el campo de las organizaciones sindicales sino en el de los trabajadores que han optado libremente por pasar olímpicamente de la afiliación de clase.
A partir de este retrato, es muy complejo exigir a los sindicatos que cumplan su función fundamental, pues saben que por encima de todo está sobrevivir para que al menos los abusos no se realicen con total impunidad.
Ante la crisis los sindicatos deben posicionarse con suavidad, pues saben que tienen la espada de los despidos masivos encima de sus cabezas, pero siendo esto cierto, lo es más que las labores de críticas al sistema se deberían haber efectuado cuando los beneficios eran moneda corriente en la mayoría de las grandes empresas.
Olvidan a veces por cierto que la inmensa mayoría de los trabajadores laboran en pequeñas o medianas empresas, alejadas de la realidad sindical de los funcionarios y de las grandes empresas.
Cuando los sindicatos se desvincularon de los partidos políticos, en los años en los que las presuntas izquierdas empezaron a gobernar en la España democrática, cometieron un gran error según mis ideas, pues confundieron Gobierno con partido. Una cosa debería haber sido, debería seguir siendo ahora, un Gobierno socialista y otra bien distinta un partido y un sindicato que sujetan a ese Gobierno.
La separación de funciones entre Gobierno y Poder Legislativo no se supo jugar bien y en pleno error, los dos sindicatos mayoritarios decidieron romper los lazos ideológicos pero no económicos ni sociales porque no pueden, debilitando las organizaciones obreras.
Unos sindicatos con presencia en los partidos políticos, y unos partidos políticos con presencia en los sindicatos serían una herramienta más eficaz para defender ante las crisis a los más débiles.
Me cachis la mar salada.