6.12.10

Depresión y paro, ansiedad y desempleo. Dos situaciones que a veces van juntas

Cuando algo nos falta de repente, cuando algo falla en nuestras vidas sin esperarlo, es mucho más fácil caer en una depresión, en una situación de angustia y frustración.
No es fácil prepararse para ello pues no se espera, pero hay que buscar soluciones a la situación para que no se convierta en un añadido al problema.
Quedarnos sin trabajo es una pérdida de algo importante en la vida. Y por ello es fácil caer en una depresión que deberemos tratar con profesionales de algún tipo. Pero para evitarla deberemos… 
tomar algunas medidas de higiene mental. Contar con amigos y familiares es la medida más sencilla de todas. No nos debe dar vergüenza ni reparo en hablar con calma y sinceridad de nuestra nueva situación. En la inmensa mayoría de veces, terminar desempleado no es algo que nosotros hayamos elegido ni deseado. Es algo sobrevenido que hay que asumir y resolver.
En España hay ayudas sociales y públicas para paliar los problemas económicos que viene con el desempleo, pero quedan los problemas mentales de verse en una nueva situación no buscada y que a veces complica de muy mala manera nuestras vidas.
Queda el peldaño más complicado de todos. A según qué edades es muy difícil encontrar nuevo empleo. Para los mayores de 50 años que terminan en el paro, esto es un problema añadido de complicada solución. La sensación de inutilidad inunda nuestras vidas. Hay que aferrarse a uno mismo, no creer que uno se convierte en inútil por una decisión gerencial ajena a nosotros y a nuestra forma de ser, de seguir siendo.
No hay que aislarse nunca del mundo que nos rodea, hay que tener todavía más contactos con la gente que rodea nuestra vida. Contar con ellos y estar con todos. A veces la religión, la espiritualidad o la filosofía personal ayudan y mucho a superar estos momentos de complicada situación personal. La vida seguirá, nunca es una línea recta y predecible y por ello hay que poner más fuerza todavía en vencer los problemas. El desempleo es un problema grave que casi siempre se resuelve bien si nos mantenemos fuertes y sanos.

¿Qué puedes hacer mañana para cambiar este mundo?

No sé bien qué haces tú por mejorar este mundo que te rodea y del que te quejas constantemente. Me imagino que mucho, aunque la suma de los elementos de la sociedad dan un resultado muy pobre. Es posible que tu y yo hagamos algo, nos creamos que hacemos lo suficiente, pero la verdad es que en el total se hace muy poco. Yo por ejemplo hago mucho menos de lo que debería, para simplemente mantener el mundo con las mismas maneras como me lo encontré. Simplemente para…
mantenerlo igual en derechos, en leyes, en libertades, en contenidos, en maneras, hago muy poco. Yo lo reconozco. Y no sé cómo hacerlo mejor. Pero casi no hago nada.
Tal vez si todos lo reconociéramos ya tendríamos andado el primer paso. Tal vez así, nos daríamos cuenta que debemos implicarnos más. De que es bueno que nos critiquen por eso para contrarrestar lo mucho que cada uno de nosotros criticamos por lo mal que van las cosas.
No es sencillo aguantar las críticas, pero en cambio las lanzamos a diestro y siniestro, sin mirar la viga en el ojo propio. Y si, así nos quedamos momentáneamente bien, pero no conseguimos avanzar en nada.
No se tú leyéndolo, pero yo no me siento nada bien diciendo esto. Es reconocer un gran fracaso social. Sabemos que las cosas no van nada bien, lo asumimos y decimos en voz alta, pero no damos ni un solo paso.
Si, lo sé, la excusa más sencilla es decir que para qué, si somos una pequeña mierdecilla. Y esto no es cierto, somos lo mismo que el que más y mucho más que la mayoría que simplemente mira. Depende de nosotros, solo de nosotros, que seamos algo más de unos simples quejicas mirones. ¿Qué vas a hacer mañana para mejorar tu entorno? ¿eres consciente de que si quieres puedes, de que si te lo propones incides sobre muchos elementos? El primer paso es querer.

5.12.10

Qué podemos hacer cuando no nos sucede nada en la vida

A veces no sucede nada. No nos sucede nada. El silencio nos llena, nos complace, nos complementa a la forma de pensar, a nuestro interés por la vida del momento. Esto puede ser incluso bueno, siempre que no sea la única manera de comportamiento, siempre que no sea la más importante manifestación social de nuestra personalidad.
Todos necesitamos silencio, la nada, la soledad, incluso el abatimiento pasajero…
para reencontrarnos otra vez con nosotros mismos. Todos necesitamos hacer cada cierto tiempo un reset a nuestra vida. Y el silencio ayuda.
Hacer un reset es ponernos a cero. Es borrarnos y volver a empezar.
Hay reset sencillos y reset totales. Hay incluso reset suicidas que bien elegido nos llevan hacia una nueva vida. Pero hay que ser muy valientes para hacer un reset total para volver a empezar desde cero en todo.
A veces no sucede nada y son los momentos en que más cerca estamos de que suceda cualquier otra cosa, de que suceda todo. De que nos renazcamos como distintos tras un espacio en blanco, tras un tiempo de nada. No huya de esos espacios en blanco de su vida, son necesarios, simplemente los tiene que reconocer y abrazar, no convertirlos en usuales pero si en interesantes.

4.12.10

Sobre la libertad individual y colectiva, el caos y la sociedad organizada

La sensación de caos social, de caos en las relaciones de las instituciones públicas, se apodera de la sociedad española. Y eso es entre malo y muy malo. Toda sociedad necesita tener unas referencias muy claras y marcadas para funcionar bien. Es decir, necesitamos que todo funcione, que se nos ordene con naturalidad, que se sepa mandar y organizar. Necesitamos obedecer, necesitamos ser mandados.
Parece una contradicción con el espíritu de libertad individual, pero no lo es. Para disfrutar de una libertad, antes tenemos que tener una seguridad asegurada. Y muchas veces esta seguridad…
la da mejor una sociedad ordenada y responsable, una organización social en donde alguien gestione y gobierne mientras el resto obedezcamos y nos dejemos llevar.
Por eso obedecer es una de las bases de la libertad individual de cada uno. Efectivamente, siempre que obedecer sea asumible con libertad y respeto hacia quien obedece.
Pero la libertad individual tiene un límite. Lo marca la libertad del que nos acompaña en la vida, del “otro”, del resto de la sociedad. Ante el caos de los controladores aéreos lo tenemos muy claro. Su libertad con trabajadores afecta a la mía, incide sobre el gobierno del país, afecta gravemente a la economía de todos. Luego es una libertad bastarda pues nace viciada sobre su imposición en contra de las libertades de muchos más. Nos cuenta a todos mucho dinero, la libertad de unos pocos. Hay pues que emplear la mesura y la inteligencia social para si no evitarle, al menos controlarla. Entre otras cosas, porque en su sueldo elevado va la falta de libertad unida al cargo laboral.
Si el individuo detecta el caos de la sociedad, de la organización, tiende al caos individual, a la rebelión interna, que si bien es una manera de crecer o de evolucionar pues es la toma de la libertad individual como elemento de exploración, al final convierte a la sociedad en la suma de millones de libertades individuales que no saben —o no pueden— caminar en busca de ningún objetivo común, posible, necesario, respetable por “los demás”.
Nada sirve de nada, si no es aceptado por los que nos rodean, por eso la libertad individual es compleja de utilizar, pues para “servir” debe también ser tomada como “suya” por mucha más gente. Una sociedad con millones de libertades diferentes, una por persona, no es en absoluto libre.