9.7.12

Mariano Rajoy debería preguntarle a Aznar por Europa


Ya sabemos para qué sirve Rajoy si las cosas están jorobadas. Es muy hábil entregando libros robados a los curas (perdón, se dice sacerdotes para que no nos asalten viejos temores) y no es capaz de despedir a sus asesores o al menos de hacerles caso si es que le asesoran bien, que ya uno ni lo intuye. Con los obipos está, pero para explicar los problemas de España siempre le falta tiempo, macachis qué mala suerte.
Si Rajoy quería la foto con el libro robado, servía el detalle de entregarlo en nombre de la policía al Presidente de Galicia. Y que luego él se lo entregara a la Iglesia, puñetero inmaravilloso.
El mismo fin de semana en que Rajoy entregada el libro a los obispos, Aznar le lanzaba una bronca silenciosa en forma de miradas calladas y gestos claros y contundentes. Aznar es mucho Aznar y Mariano no le llega a los tobillos. Aznar sabe que Rajoy lo está haciendo muy mal con Europa y se lo dice con la mirada dura. Lo de menos es cómo se hace con los españoles pues todos creen que eso se puede recuperar con premios y caramelos, pero con Europa no sirve la mentira ni la duda, la sonrisa ficticia ni los engaños en las cuentas. Para eso ya están los griegos.
No es lo mismo engañar a los desempleados españoles, a los jubilados o funcionarios que hacerlo con la madrastra Europa. Esto es muy sencillo; con Europa, dado el punto en el que nos encontramos, o nos enamoramos y acatamos o nos separamos por la iglesia o por lo civil. Esperar a que se convoquen elecciones en Alemania y las pierda Merkel no es un seguro de vida, por mucho que Rajoy esté muy acostumbrado a esperar los cadáveres a la puerta del chamizo. Yo le aconsejaría que si tiene dudas le pregunte a José María. A mi me jodería otra vuelta de tuerca, pero demostraríamos seriedad, que por cierto es lo que nos falta, tanto desde el PP como desde el PSOE. ¿Existe el PSOE? ¿Es serio Mariano para los europeos?

O defendemos la libertad y nuestro sistema de vida o nos lo robarán

El aire de esta noche mece las ideas de un verano duro, que recordaremos aunque todavía no sepamos por qué. Estamos empezando el camino del futuro, nos están moviendo los lugares para que no los reconozcamos, y no parecemos darnos cuenta de que son muchos los que atentan contra nuestra forma de vida.
Tal vez tengamos que llorar algún día por no saber defender entre todos nuestra vida futura, pero nunca podremos escondernos detrás del que no lo sabíamos, pues información y opinión hay mucha más que deseos de saber, de sufrir, de ayudar en busca de las soluciones.
La libertad se conquista y se defiende, la calidad de vida también. Y los enemigos que quieren robarla son más, muchos más, que los amigos que se esconden para no mancharse de polvo en su defensa. Algún día, tarde, nos daremos cuenta.

7.7.12

Píldoras y jarabe francés Blancard contra la debilidad


Las píldoras y el jarabe Blancard se hicieron famosas hace un siglo por atacar las anemias, vendiéndose como un reconstituyente para la sangre. En los anuncios se vendían como afectivas contra la anemia, las escrófulas (problemas linfáticos), la clorosis (falta de hierro), la leucorrea (secreción blanca vaginal), el linfatismo y todo tipo de debilidades.

Era un producto francés, nada barato, que gozó incluso de imitadores que intentaban vender productos similares y de parecidos efectos. Se vendían en farmacias o también en tiendas especializadas de productos farmacéuticos, las actuales parafarmacias. Eran productos de yoduro de hierro que efectivamente servían para las anemias, productos que hoy en día siguen usándose para similares problemas.

6.7.12

En pocas semanas todos finlandeses. Seremos pobres y finlandeses

Hoy voy de boda. Hacía una década y media que no acudía a estas fiestas carísimas y los tiempos no han pasado de manera gratuita. Hoy somos más pobres pero disimularemos con la barra libre.  Durante un rato y con la ayuda de dios, nos creeremos que una boda es el sumun de la fiesta privada y mañana para desconsolarnos compraremos al periódico para seguir con el mono del dolor económico.

Veo que en Pamplona siguen con su manía de tirar el vino por encima de las camisetas, con lo caro que es el vino con gaseosa aunque sea a granel. En pocas semanas ya no podremos comprar vino. Cuando seamos alemanes o finlandeses nos prohibirán tirar el vino por las camisetas por despilfarro. No sé si nos dejarán elegir cuando dejemos de ser españoles, yo casi preferiría ser francés, por lo de los quesos y su gastronomía, que los arenques alemanes cansan cuando te han comido más de seis y el frío de Finlandia es molesto.
Me dicen que en Pamplona, al menos, han prohibido tirarse huevos y harina, lo que es un detalle con la crisis. Son los recortes, creo, aunque más bien me parece que es la guarrada elevada al cubo, que la intentan controlar con sabiduría. Lo dicho, en pocos meses nos prohibirán los pantalones cortos, enseñar las tetas en la playa y comer con los dedos. Es lo que tiene ser finlandeses.