1.9.13

Consejos para dormir mejor. Trastornos de sueño


La idea más común es que todo ser humano necesitamos 8 horas de sueño reparador para funcionar bien en las restantes 16 horas. Siendo cierto y admitido, tiene sus variables pues no todas las personas son iguales.

Hay personas que con 4,5 horas tienen suficiente y nunca tienen somnolencia. Es peor dormir mal, no alcanzar los niveles óptimos de sueño por trastornos diversos.

Debemos saber que los ciclos de sueño duran unos 90 minutos, por lo que se aconseja dormir en múltiplos de estos 90 minutos. Dormir 6 horas o dormir 7,5 horas es más correcto que dormir 8,5 horas. No deberíamos interrumpir un ciclo para levantarnos más descansados y relajados.

Es importante tener unos hábitos siempre iguales para acostarse y levantarse. Los que sean, pero repetitivos aunque sin obsesionarse por ello. Es conocido que hay trabajos que imposibilitan este acto, lo que se traduce en problemas de salud, que van desde leves a moderados.

Debemos intentar acabar los problemas del día antes de entrar en el tiempo “de noche”, en el tiempo de dormir. Hay que aparcar problemas y dedicar el tiempo previo a dormir a recordar momentos interesantes, sensaciones positivas, espacios vitales que sean alegres.

Y recuerde que si sufre de apnea (o cree sufrir con paradas de la respiración mientras duerme) debe acudir al médico de familia que le aconsejará lo correcto, lo mandará a la Unidad del Sueño y se le diagnosticará su importancia. Es un trastorno para toda la vida que hay que tratar con regularidad.

¿Y sobre la siesta?, pues efectivamente la siesta es beneficiosa siempre que no supere los 30 minutos o entre 20 y 40 minutos.  Si dormimos más tiempo se reducirá el tiempo de calidad en nuestro sueño nocturno.

Algunos asuntos ahora no tocan, pero otros sí y con urgencia


Creo que fue Jordi Puyol quien puso de moda la frase “ahora no toca” que tan bien viene para templar ánimos y retrasar lo que interesa.

El “ahora no toca” sirve para casi todo, incluso para lo que no debería servir, es decir, para engañar. Encajaría bien si se dijera con sinceridad, con responsabilidad cierta de que efectivamente “ahora no toca”, pero es la excusa perfecta para dejar aparcado aquello que no queremos en política hacer por diversos motivos.

Llenar de mentiras una verdad, sirve para destruirla en todos sus usos.

En política no TODO se debe intentar SIEMPRE.

Ahora SI toca por encima de todo resolver la situación de España, crisis a todos los niveles, cambio incluso de sistema, empobrecimiento, pérdida de derechos, drama del desempleo, falta de futuro, emigración, desencuentro enorme entre instituciones y sociedad, entre políticos y ciudadanos.

Pero en ese SI toca, admitiendo que hay que dejar algunos asuntos para otro momento, asumiendo que son tantos los problemas que hay que ponerlos en una lista dentro del tiempo, deberemos entre todos exigir que algunos de ellos no queden olvidados, que otros no se pierdan en el anonimato de los muchos, que las responsabilidades políticas, legales y penales afecten a todos los que están logrando este empobrecimiento de la sociedad española.

Algunas cosas no tocan, pero otras sí y con urgencia.

Político y arquitecto, apareándose mientras se les cae la baba


Desgraciadamente para las arcas públicas (las de todos), los ayuntamientos y los arquitectos han sido pareja de hecho durante excesivo tiempo de bonanza económica. Ahora miramos los grandes edificios, muchas veces vacíos y nos entra pena cuando no dolor por tener que pagar “la nada”.

El consumo moderado de vino ayuda a no tener depresión unipolar


Un estudio de la Universidad de Navarra asegura que tomar una copa de vino al día reduce el riesgo de tener depresión, algo que contraria lo que hasta ahora se había dicho siempre, que el alcohol es perjudicial para enfermos deprimidos.

Tras un estudio entre 5.505 personas de ambos sexos, entre 55 y 80 años (media de 67 años), durante (en algunos casos) siete años se concluyó que la ingesta entre 5 y 15 cl de alcohol al día reduce drásticamente las posibilidades de caer en depresión. Esto supone entre dos y siete bebidas alcohólicas a la semana, según su grado de alcohol.

El estudio siempre está basado en depresiones de intensidad baja o moderada, en trastornos unipolares y en personas adultas, con dieta mediterránea y con consumo básico de alcohol  de vino y no de otros tipos de alcoholes más refinados o complejos.

Si bien el estudio concluye con claridad que los bebedores moderados de vino gozan de menos posibilidades de tener depresión, no queda claro el motivo de esto. Puede ser que ya su forma de comportamiento social, su dieta más mediterránea, su manera de entender la vida les predisponga a tomar un vino en las comidas en la misma dirección que les aleja de caer en la depresión o en la tristeza y ansiedad. Sin duda parece también seguro que superar el consumo moderado o bajo del alcohol predispone a la gravedad de las depresiones soportadas.