10.5.14

Qué hacer ante una persona con ataque de pánico o ansiedad

En España se calcula que hay casi diez millones de personas que padecen ansiedad o/y pánico, una cifra que nos resulta muy alta, comparada con la realidad de otros países como EEUU. Pero sean seis o diez millones las personas españolas que la padecen, es una cifra muy alta a la que hay que prestar una atención cuidadosa.

Cualquier situación un poco especial que para el resto nos puede parecer normal y asumible, para una persona con un ataque de ansiedad o de pánico le representa un ataque de miedo, de pensamientos negativos, de síntomas físicos muy diversos que la paralizan, la bloquean, la convierten en una persona muy distinta a lo que el resto consideramos normal.

No es fácil tampoco ayudar a las personas con un ataque de ansiedad o de pánico, pues la complicación de sus estados convierten en nulas las posibilidades que el resto de personas consideramos útiles para ayudar. Por ejemplo es contraproducente decirles que se calmen. A una persona con ataque de ansiedad o pánico, decirles que se calmen puede empeorar su estado del momento, incrementando la respuesta al miedo hasta convertirlo en pánico. Es mucho mejor entrar a comprenderlas, a preguntarles qué le está pasando y qué es lo que le provoca este estado, dejando que hablan de sus sentimientos en ese momento, para que se vacíen y lo vean como más normal. Si estas personas se pudieran calmar con solo desearlo, lo harían con suma facilidad, pero es imposible, deben superarlo con el apoyo y la comprensión de los que le rodean.

Iremos poco a poco desgranando en este blog algunas técnicas de apoyo a estas situaciones.

9.5.14

Cuando la violencia se convierte en la forma habitual de hablar


¿Quien necesita tener razones, si tiene balas? 
¿Quien necesita convencer con la palabra si solo ha aprendido a convencer con la violencia o el engaño?
¿Cuantas formas de violencia y engaño hay? ¿Las conocemos todas, valoramos que son violentas todas?

Viñeta de : Rafael Maltés de nuevatribuna.es

Trasplantes de riñón en cadena de favores, en la España más humanitaria

Cuando desde España se hace algo que trasciende fronteras y está muy bien realizado hay que aplaudirlo hasta cansarnos. La cadena de trasplantes de riñón con seis personas trasplantadas con riñones donados sin tener vínculos afectivos, pero intercambiando compatibilidades y ayudándose unos a otros, es además de una excelente idea un engranaje personal y humano digno de sentir orgulloso a toda una sociedad.

Una persona necesita un riñón y tras encontrar la magnificencia un familiar donante es muy posible que este no sea compatible con el receptor. Con esta fórmula humanitaria, se busca un riñón en donde se pueda encontrar, pero el riñón que donaría el familiar se emplea para otro enfermo en otra ciudad a quien se le solicita otro familiar que done otro riñón aunque tampoco sea para su familiar directo. Así, en cadena, hasta seis ejemplos de solidaridad. Entre Madrid, Barakaldo, Barcelona y Cádiz. Engranando personas y familiares que quieran donar órganos para salvar la vida a sus parejas o familiares, aunque sea de forma indirecta

La gastronomía une sociedades y personas, unifica culturas y modos

Tras ver a dos centenares de personas comiendo juntas durante nueve sesiones de ágapes festivos y calurosos, a uno no le cabe duda de que seguimos siendo animales gregarios. Allí estábamos personas venidas desde decenas de ciudades y países, unas trescientas personas por sesión alimenticia comiendo juntos como si aquello fuera de lo más normal. Pero resulta curioso que todos comíamos cerezas o fresas, lentejas o arroz negro de las mismas formas y maneras. Pero cada uno veníamos de una casa, de una sociedad, de una gastronomía bien distinta. Rusos, alemanes, belgas, portugueses, franceses e ingleses además de andaluces o aragoneses acompañaban a los catalanes anfitriones. Nos comíamos todos las rabanetas fileteadas o las manitas de cerdo sin hacer aspavientos. Tomábamos pastas de coco o patatas asadas con dos salsas como si todos viniéramos de la misma cuna. La gastronomía humaniza e iguala. Eso si, vi comer lentejas con chorizo utilizando un tenedor, pero eso es lo de menos.