19.10.14

Horarios comerciales y horarios laborales. No es lo mismo

Un (ayer) sábado y en una importante ciudad del Reino Unido, a las 18,25 nos han echado casi literalmente de una gran librería de cuatro plantas, pues cerraban a las 18,30. Incluso la educación de los gestos era dudosa para lo que un cliente español suele admitir, pero en esta librería inglesa el resto de clientes actuó rápido para salir del edificio. Los únicos sorprendidos fuimos los tres españoles.

Es un ejemplo de que hay muchas maneras de entender la rentabilidad de los negocios, de los servicios, del comercio, de los horarios de los trabajadores. No hay una única manera de entender las relaciones laborales ni las relaciones y servicios para/con los clientes. Son diferentes formas.

Tan personas somos los clientes como los operarios que trabajan en el comercio. Los mismos derechos y respeto tienen unos y otros. Y todos lo deberíamos comprender. En el mercado laboral español las propias empresas presionan para atender a los clientes vengan a la hora que vengan, soliciten lo que soliciten. Y si no es así, el cliente tiende a cambiar de comercio o servicio. Como clientes no buscamos tanto unos servicios buenos como unos servicios clientelares cuando no con ribetes de ligero esclavismo.

Cada día más los trabajos son puntuales y todos en un momento dado (o en mil) terminaremos sirviendo a otras personas. Y tal vez entonces entendemos mucho mejor que un buen servicio se asienta sobre todo sobre unos comerciales atentos pero contentos. No serviciales sino profesionales. Si admitimos que un médico nos de hora de atención para dentro de dos días y nos haga esperar 30 minutos, es complicado admitir que exijamos a un peluquero o a un comercial de una tienda de golosinas que nos atienda en el acto y fuera de su horario laboral.

18.10.14

El cielo no nos lo van a dar. Hay que conquistarlo, amigos

Comunicar es un ARTE
y lo saben bien los nuevos y viejos políticos que aprendieron hace mucho que los titulares…, o los fabricas tú mismo con rotunda claridad o te los crean otros a gusto del medio de comunicación o de quien lo paga, desvirtuando lo que se quiere decir. Comunicar bien o mal es una herramienta que funciona siempre y da resultados… buenos o malos.

"El cielo no se toma por consenso, sino por asalto"

Tras las primera jornada de Podemos en el año 2014 era imposible no acoger como prioritario el titular básico (que leemos arriba en rojo) ya entregado por los dirigentes políticos de esa jornada, y sin añadir ni restar una coma, repetirlo y repetirlo. 

Si acaso buscando quien lo dijo primero ante la historia y con qué motivación. 

La superior es una frase hecha que encierra mucho más de lo que parece, aunque nos remitamos a los griegos para disimular.

Simplemente nos dice: "Muchachos, nadie nos va a regalar nada aunque vayamos de guapos o de buenos, de útiles y de pacíficos pactistas. O lo cogemos o lo provocamos, pues los capitalistas nunca nos lo darán en la negociación". 

Y aquí está encerrado todo.

Los enemigos son los de arriba. Hay que provocar el asalto. El cielo es imprescindible. Queremos ganarlo.

Y esto, aunque suene a jodido, lo realmente jodido es que es verdad. Que ya no hay manera de entablar diálogos con los contrarios, pues cuanto más se disfracen de buena gente, más claro quedará que siguen queriendo engañarnos otra vez más. 

Los contrarios se han vuelto enemigos, se han pasado de cabrones y ya no queda espacio para creerles en nada. Por desgracia para las soluciones pactadas.

Invertir en universidades es muy necesario para las sociedades

Tras visitar la Universidad pública de Birmingham en el Reino Unido en su jornada de puertas abiertas, como si aquella fuera una gran Feria del Conocimiento universal, a uno le entra la necesidad de comparar y empieza por exigir con más fuerza que hay que invertir más en Universidad española si queremos invertir en futuro para nuestra sociedad.

Una universidad es sobre todo riqueza y futuro, es inversión interna como sociedad, es calidad de vida social para mejorar el país y para hacerlo más rico. No entender esto es complicado, más cuando los que deben tomar las decisiones sabemos que fueron universitarios. Aunque tal vez no de clase constante y sí de juergas nocturnas, pues si no es complicado entender estas disfunciones entre la inversión necesaria y el recorte constante.

Hoy mi visita a la universidad de Birmingham era técnica y casual, pero al coincidir con el Día de Puertas Abiertas me ha servido para observar a los miles de jóvenes que con sus familias acudían desde otras ciudades inglesas o de otros países a conocer las distintas carreras universitarias, con conferenciad en cada aulario para explicar el tipo de estudio, las salidas profesionales, los costes o dudas de alumnos, indican que aquí se toman muy en serio la universidad pública como una gran inversión para la ciudad. Acudían jóvenes en busca de postgrados, licenciados dispuestos a realizar doctorados o alumnos de bachilleres con deseos de conocer las diversas alternativas universitarias antes de tener que decidir qué estudiar. Y a todos se les explicaban las opciones en conferencias individualizadas por materias y enseñanzas, con gran profusión de material audiovisual y en papel.

No voy a comentar por comparación el tipo y número de ordenadores en las cafeterías o salas de estudio de cada facultad, tampoco las salas técnicas de cada especialidad ni los servicios privados y públicos de la universidad tanto para alumnos como para profesores o investigadores. Tampoco creo correcto opinar ahora de las bibliotecas y sus instalaciones de cada facultad, de sus campos deportivos, gimnasios o de sus miles y miles de metros cuadrados de zonas verdes naturales, que rodean el inmenso espacio universitario.

Creo que siendo Birmingham una universidad que no es de las mejores del Reino Unido, que exista esta comparativa con las de España es para hacérnoslo mirar. Este año llevo cuatro universidades españolas visitadas. Algunas con enorme tradición e historia. Diferentes entre ellas y con grandes aciertos en su trabajo. Pero hay que tomarse de muy distinta manera el servicio y la adaptación al siglo XXI que desde España debemos realizar en nuestra Universidad si queremos que nuestros jóvenes, nuestros futuro, no dependa de otros países; o lo que es peor no se tenga que ir a trabajar a otras zonas de Europa. Recuerdo que en la Zaragoza de los años 60 y 70 venían a estudiar a nuestra ciudad algunas carreras universitarias un gran números de jóvenes iberoamericanos. Todo eso se ha ido perdiendo por falta de actualización e inversión. Por cierto en este Universidad de Birmingham SI hay profesores españoles trabajando.

¿Cuantas mejoras en las universidades españolas se podrían hacer con los rescates a los bancos que en parte se gastaron sus dirigentes al anochecer en grandes cenas, hoteles y compañías complicadas de mostrar?

Menos importancia del capital y más del trabajo. El futuro del capitalismo

La reforma del capitalismo debe pasar (egoístamente incluso para su necesidad rentable) por restar poder al capital y entregárselo al trabajo. En un futuro será más complejo encontrar y hacer rentable el poder de la innovación y el trabajo que el capital, que en profundo proceso de transformación puede perder capacidad de control en el primer mundo occidental, a poco que el trabajo sepa defenderse. ¿En cuantas empresas el capital inicial de un inversor podría ponerse sin problemas por la suma de todos los trabajadores, en porcentaje asimétrico si así hiciera falta para hacerlo viable?

Es increíble que grandes empresas se cierren o realicen grandes ERE en contra del poder del trabajo, sin que este pueda defender la rentabilidad del proyecto. Se deberían cambiar las leyes para hacer fácil la conversión en Cooperativas Laborales aquellas empresas que por deslocalización o mala gestión tienen que verse hundidas hacia el fracaso, cerradas o convertidas en testimoniales cuando la fuerza del trabajo sigue intacta y con capacidad de reconvertir y gestionar. 

Si las empresas tuvieran imposible por ley el cerrar y desaparecer, excepto manifiesta inviabilidad económica, mucho capital se lo pensaría antes de retirarse y verse obligados a vender o transferir por las deudas, pues saben que se encontrarían con empresas de la competencias, con un fondo de comercio importante que les harían la competencia en sus nuevos proyectos en otros países o con mano de obra más barata.

Las empresas deberían estar por encima del dueño del capital, como elementos de bien común para los países, como elementos de bien social pues crean trabajo y por ello mueven las economías por encima de su propia producción y venta. Las empresas no deben pertenecer SOLO al propietario del capital inicial, que sin duda debe poder repartirse la rentabilidad de su inversión, sino también como cualquier edificio urbano de valor, a la sociedad que la sustenta. Y antes de tener que cerrar por la decisión del propietario, como cualquier enfermo, debe intentar ser puesto en vida por cualquiera de las partes que también intervienen en el funcionamiento de cada empresa. Incluida la administración pública si el sector fuera considerado importante además de los actuales casos estratégicos, ya contemplados por ley.