22.12.14

Desnudarse en comunicación política queda de tontos mal asesorados

Algunos programas de televisión llevan a los políticos de turno a un tercer grado novedoso de complicado explicación política. Todos desean salir en los medios como sea, aunque sepan que es una encerrona, con tal de salir y dar la cara. Creen que esto es positivo, sin darse cuenta que también puede ser negativo.

La claridad y trasparencia no consiste en dejarse llevar por otros, que solo buscan titulares y un programa que resulte atractivo para sus espectadores y así aumentar las audiencias. Esto no tiene nada que ver con el trabajo cuidado de un representante de todos. La trasparencia es negativa si se nos ven los calzoncillos, incluso para los que buscan desnudarnos.

Nos vamos desde la decisión de Rajoy de dar ruedas de prensa a través de una pantalla, al admitir que hay que enfrentarse a los periodistas como si fueran leones que se te comen, o a tener que convertirte en una atracción dentro de una familia que te dejan sin defensas y te ataca a la yugular. Hay muchas personas muy válidas, que necesitan de la reflexión para responder a un problema con una solución. Y por eso no son unos imbéciles incapaces de gobernar.

Efectivamente queda muy bien el romperle las ideas y a ser posible las narices al político de turno. Mola y está de moda. Pero hacemos un flaco trabajo al sistema, a la respetabilidad del que tiene que resolver los problemas. Un político no es un tipo capaz de salir de rositas ante siete personas que le recuerdan lo que hicieron sus colegas hace 5 años; tiene que ser un tipo capaz desde la tranquilidad al que cedemos la gestión púbica de la polis, de los problemas, de los futuros. No un tipo que sepa responder en décimas de segundo a todo tipo de cuestión que le planteen en todo tipo de situaciones, unas personas que ya vienen odiadas de casa.

Los mismos médicos que nos dicen que debemos cuidarnos mucho, fuman y toman pastelitos industriales, hacer sexo sin condón y se sacan los mocos con el dedo, beber brandy y chupitos y cogen unos cabreos de aupa. ¿Debemos mostrarles a sus pacientes en estas situaciones? ¿Lograremos así que creamos más en los médicos y en sus consejos? ¿no es eso trasparencia y por consiguiente positivo? O nos volvemos más inteligentes, socialmente hablando, pues si no iremos rompiendo todas las copas de cristal del bueno, a golpe de tonterías?

De aquí a un año, todos calvos o con menos pelo

Los datos del último sondeo electoral a nivel estatal, producen una sensación de complicado mareo, de llevarse a término el resultado dentro de un año, que es cuando nos toca decidir.

Un PSOE con menos de un 20% de los votos resulta complicado de entender de cara al futuro, colocándolos en un punto que podría afectar incluso a su supervivencia como partido político. Es de tal tamaño la maquinaria que poseen que resulta complicado entender las soluciones que ellos mismos se deberían practicar. Incluidas la refundación o la disgregación en partidos socialistas federales. Han intentado cambiar de líder y han buscado a una persona joven que además está deseando acabar con los pispajos anteriores, pero la sociedad no apoya sus intentos.

El PP con un 26% parece tenerlo mejor, al aglutinar a toda la derecha, hasta que esa derecha se rompa. Y no tanto por los nuevos partidos políticos —Ciudadanos y UPyD— como por nuevas fórmulas populistas que pudieran surgir en la derecha una vez que estén en la oposición. Mientras estén en el Gobierno no saldrá nadie a conquistar el cielo.

El caso de IU puede ser de libro de estudio para una tesis complicada de montar. Han pasado de un 12% de voto sondeado hace año y medio a un 4%; de 50 diputados posibles que nunca vieron más que en sondeos, a que les digan que solo obtendrían entre 2 o 3. ¿Es posible digerir esto sin que las canillas se pongan a temblar?

Parece bajar UPyD en la misma medida en que parece subir Ciudadanos, mientras que también los nacionalistas catalanes ven tambalearse los datos, que parecen más rígidos en el país Vasco.

¿Son inamovibles estos datos que se repiten en los últimos meses en muy diversas empresas de sondeo y de medios de comunicación? Pues todos saben que no. Que esto solo es un boceto de la realidad que se dará a partir de mayo 2015. Pero nadie dice si será la realidad peor o mejor, más rupturista o menos con el actual sistema bipartidista. Puede suceder casi todo en estos próximos meses.

21.12.14

Debemos ser obedientes, para que logren mandarnos bien

Debemos ser obedientes, pues si no es imposible que logren imponerse sobre nosotros. Nadfa hay más cómodo que obedecer sin pensar, sis rechistar, sin objetar corrientes de opinión. Pensar debería estar prohibido.

¿De donde salen los muchos votos de Podemos?

Ayer se volvieron a publicar sondeos electorales como termómetros del momento mucho más que como reflejo de lo que sucederá dentro de un año, cuando efectivamente hay que acudir a votar.

Más que en los posibles resultados finales en número de diputados, algo imposible de predecir ahora, podríamos mirar la fidelidad del voto en los partidos, para saber qué está sucediendo.

El 26,6% de los votantes del PP dicen de cambiar su voto
El 45,2% de los votantes del PSOE dicen de cambiar su voto
El 51,4% de los votantes de UPyD hablan de cambiar su voto
El 65,8% de los votantes de IU aseguran que cambiarán su voto

Con estas tendencias a falta de un año para acudir a votar, aun sabiendo que se matizarán, el trabajo que deben hacer los partidos políticos es inmenso, para intentar recuperar a sus propios votantes.

Si además nos fijamos en los datos que nos informan desde donde vienen los nuevos votantes a Podemos, el trabajo para algunas formaciones es titánica.

El 56,1% de los votantes anteriores a IU dicen ahora que votarían a Podemos. En el caso del PSOE lo harían un 32,9% de sus votantes. Un 30,8% de los antiguos votantes de UPyD también cambiarían su voto hacia Podemos. Incluso un 9,6% del votante del PP se decantaría ahora por Podemos. Incluso un 26,1% de los viejos abstencionistas votarían ahora al partido de Pablo Iglesias.

Estaríamos hablando de unos 6.200.000 de votos que se moverían desde todas las demás opciones hacia Podemos, incluso en esa cifra logrando movilizar a unos 2.500.000 abstencionistas anteriores. Quedan pues 12 meses muy interesantes.